Han pasado 10 millones de años desde que el perfil de la humanidad estaba compuesto por seres prehistóricos y, durante todo ese tiempo, el hombre ha asumido el rol de proveedor de las necesidades del grupo, la tribu, la familia, y la mujer ha actuado como cuidadora y gestora de lo que el hombre aportaba. Pero solo ha llevado 100 años para que la mujer asuma roles históricamente reservados al hombre. Y no es por casualidad que sea ahora cuando se culmine la inclusión de la mujer en todos los sectores de actividad humana más allá de los roles que siempre ha asumido y gestionado. Estos son algunos hitos en este dinámico recorrido.
En Nueva York, el 25 de marzo de 1911, se produjo un incendio en la fábrica de confección de camisas Triangle Shirtwaist Co., lo que impulsó el proceso. Del mismo modo, durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), las mujeres sustituyeron a los hombres que fueron al frente en fábricas y actividad profesional de todo tipo. En 1995 ya había más mujeres universitarias que hombres en los países desarrollados, y se puso en evidencia el talento de la mujer. En 2020, la presidenta de la Unión Europea ya era una mujer, Ursula von der Leyen.
De los 193 países en el mundo solo 10 están dirigidos por mujeres, como describe David Icke en un vídeo que se hizo viral. Y son ellas quienes han tenido el comportamiento más efectivo en la lucha contra la pandemia, con el menor número de muertes. Estas mujeres han demostrado rasgos de comportamiento diferentes a los de los hombres en lo que respecta a la toma de decisiones ante el virus, como la rapidez de acción en enero de 2020 ante lo que luego se convirtió en pandemia. Y esto ha favorecido a quienes dependen de ellas, gracias a su altísimo nivel de empatía. Pero sobre todo actuaron con la convicción de que había que abordar mejor el futuro.
La OCDE identifica los beneficios del empoderamiento de la mujer en un magnífico estudio realizado entre 1970 y 2009. Cuando el número de mujeres ocupadas aumenta, las economías crecen. Y se puede medir el desarrollo del país por el número de mujeres en el mundo laboral. Se estima que las compañías donde tres o más mujeres ejercen funciones ejecutivas superiores registran un desempeño más alto en todos los aspectos de la eficacia organizacional y cuentan con mayor nivel educativo, responsable de aproximadamente el 50 % del crecimiento económico en los países de la OCDE.
La mujer lidera el tercer sector, clave para el desarrollo sostenible social y económico presente y hacia el futuro. Según datos del informe «El tercer sector de acción social en 2015: impacto de la crisis», elaborado por la Plataforma de ONG de Acción Social (POAS) y la Plataforma Tercer Sector, el 78.4 % de quienes trabajan en el sector son mujeres. Esto se traduce en que casi ocho de cada diez trabajadores de las entidades del sector son mujeres. Y, además, el 51.4 % de los órganos directivos de las ONG está formado por mujeres.
Las nuevas formas de trabajo contribuirán de forma decisiva a esta integración. La mujer necesita gestionar sus tiempos con flexibilidad y ya ha demostrado ampliamente que no descuida la calidad de sus responsabilidades profesionales. Este es un proceso natural. Llevará tiempo que los padres eduquen en igualdad de derechos y oportunidades a hijos e hijas. En ese momento, no habrá discriminación hacia la mujer, ni hacia el hombre, porque se habrán superado los estereotipos que han prevalecido y condicionado la conducta humana durante 10 millones de años.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial de la Mujer 2022.