El Ateneo La Maliciosa de Madrid acogió la presentación del libro “El Pacto de Cuidarnos. 2010-2021: La Protección Integral Feminista en Mesoamérica desde la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras de Derechos Humanos”. La publicación recoge la experiencia de más de diez años de esta articulación integrada por más de dos mil activistas y formada en el 2010 para generar estrategias de autodefensa ante la impunidad y la represión de los Estados y otros poderes en la región.
El evento, que fue co-organizado por la IM-Defensoras, Calala Fondo de Mujeres, Brigadas de Paz (PBI) y Frontline Defenders (FLD), contó con la participación de defensoras de derechos humanos de Honduras, Nicaragua, El Salvador y México quienes expusieron los riesgos de defender derechos humanos y, en especial, de la situación de las defensoras del territorio y las mujeres trans.
El evento contó además con la presencia de la defensora Helena Maleno, de Caminando Fronteras, quien abordó los retos y desafíos comunes que las defensoras de derechos humanos y las comunidades migrantes enfrentan también en Europa. Durante el encuentro, se abordó la responsabilidad del Estado español y la Unión Europea en el recrudecimiento de la violencia contra defensoras en Mesoamérica, una región que ha visto 20 asesinatos contra defensoras sólo en 2022.
Más de 10 años de Protección Integral Feminista
La IM-Defensoras nació hace 13 años, cuando defensoras de diversos movimientos sociales de Mesoamérica y otros países se reunieron en Oaxaca, México, para compartir la preocupación ante la violencia que tocaba sus cuerpos y vidas. Hoy, esta organización articula a más de dos mil defensoras y 300 organizaciones en redes nacionales y territoriales en El Salvador, Honduras, México y Nicaragua.
“El pacto de cuidarnos” explica como la Protección Integral Feminista es la propuesta de la IM-Defensoras para que las vidas y las luchas de las defensoras de derechos humanos se hagan sostenibles en un contexto que históricamente ha venido marcado por las violencias patriarcales, racistas y capitalistas y a la cuales se han unido la crisis climática, la sindemia por la COVID-19, el auge de la necropolítica y el autoritarismo de los Estados, desde la convicción de que las redes salvan y de que es necesario poner la vida y el cuidado en el centro de las vidas y las luchas de las defensoras de derechos humanos.
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