Este es un informe que busca arrojar luz y aglutinar en un mismo documento los datos disponibles sobre la prevalencia, causas, factores de riesgo, sistemas y recursos de atención asociados a los problemas de salud mental, así como varias recomendaciones para su evolución y mejora.
Promovido por el Consejo General de Colegios Farmacéuticos, dicho estudio es el resultado de un trabajo de investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona y de la colaboración de las 15 organizaciones que constituyen el Consejo Asesor Social de la Profesión Farmacéutica, representativas de los distintos colectivos de la sociedad civil.
La Organización Mundial de la Salud estima que en 2019, casi 1.000 millones de personas estaban afectadas por algún tipo de trastorno mental y que, para 2030, dichos trastornos será la primera causa de pérdida de vida saludable. “Estos datos ponen de manifiesto la necesidad apremiante de actuar”, manifestó el Presidente del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, Jesús Aguilar, durante la inauguración. Asimismo, señaló que “la participación de los 55.500 farmacéuticos comunitarios en la educación sanitaria, la prevención e identificación de factores de riesgo y primeros síntomas puede ser clave para afrontar el gran reto de la Salud Mental”.
Ximena Goldberg, Profesora de Investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona, presentó durante la jornada los aspectos principales del estudio. Entre las conclusiones expuestas, destacó que “existe un amplio consenso sobre el conjunto de los determinantes que afectan a la salud mental, sin embargo, no ha sido hasta hace poco que se ha reconocido su altísima prevalencia en la población española. La violencia interpersonal, el desempleo, estilos de vida poco saludables o la soledad, entre otros, son factores de riesgo muchas veces modificables y prevenibles, para lo cual es fundamental ahondar en la perspectiva comunitaria de los servicios”.
Medidas a adoptar
A preguntas de Corresponsables sobre medidas que se pueden adoptar ante factores de riesgo para la salud mental no relacionados directamente con tratamientos médicos o farmacológicos, sino con problemas socioeconómicos o ambientales, como la precariedad, la exclusión social o la polución, Goldberg respondió que, en este caso, debe actuarse desde las políticas públicas: “No podemos echarle la culpa a una persona de que esté desempleada, al igual que no podemos echarle la culpa a una persona porque esté sola. Tenemos que hacer una reflexión importante sobre el sistema económico que tenemos. Aquí hay que actuar desde políticas públicas que exceden el ámbito de la salud y que abordan ámbitos sociales, de discapacidad, educativos, etc. Son ámbitos con los que tenemos que hablar, porque tienen una incidencia muy clara y no tan indirecta sobre la salud mental”.
Tras la presentación de la Profesora del Instituto de Salud Global de Barcelona, tuvo lugar la mesa de debate titulada ‘Continuidad asistencial frente a los grandes retos en salud: abordaje integral de la Salud Mental’, moderada por Gonzalo Fanjul, Director de Análisis del Instituto de Salud Global de Barcelona, y en la que intervinieron Carina Escobar, Presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes; Carmen Quintanilla Barba, Presidenta de AFAMMER; Fátima Cabello Sanabria, Subdirectora del Área de salud de Cruz Roja Española y Virginia Carcedo, Secretaria General de Fundación ONCE. Entre los temas tratados, destacó la necesidad de impulsar nuevas propuestas y desarrollar modelos de atención adaptados a las necesidades de las personas con algún tipo de trastorno o problema mental.
Decálogo para garantizar un sistema de atención a la salud mental de calidad
Otra de las conclusiones compartidas por todos los participantes en el debate fue el papel esencial de los farmacéuticos como conocedores de la población a la que atienden, y que por tanto conforman una red de “centinelas” capaces de identificar posibles signos y síntomas de problemas de salud mental.
Asimismo, a partir del estudio desarrollado, el Consejo General ha creado un decálogo que propone mejoras para garantizar un sistema de atención a la salud mental de calidad, y que se resumen en las diez medidas siguientes: fomento de la atención comunitaria, desarrollo de modelos colaborativos, inversión en formación y capacitación, redistribución igualitaria de los recursos, reducción de la brecha entre lo rural y urbano, priorización del contacto directo, foco en los grupos vulnerables, incorporación de nuevas tecnologías, planificación anticipada y evaluación continua.
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