Cada 7 de abril se celebra el Día Mundial de la Salud, una fecha que cobra especial importancia este año debido a la situación derivada de la pandemia de la COVID-19. Si en 2020 el lema de tal efeméride iba en honor al cuerpo de enfermería y de partería, este 2021 la campaña de la OMS irá centrada a construir un mundo más justo y saludable.
Ha llegado el momento en el que estados y organizaciones unan esfuerzos y colaboren en la construcción de un mundo mas justo, saludable y sostenible. En esta hazaña será fundamental la colaboración público-privada, como está demostrando todo el proceso de creación y distribución de la ansiada vacuna contra el coronavirus.
La crisis sanitaria de la Covid-19 ha demostrado la importancia de contar con un sistema de salud robusto, ágil y de calidad, algo con lo que no cuentan todos los países. Tan solo hay que fijarse en las estadísticas y observar como en función de la región geográfica la pandemia se ha sobrellevado de una manera u otra. Esto no tendría porque ser así. Recordemos que según la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia sanitaria y los servicios sociales necesarios”.
Si la humanidad ha sido capaz de llevar un smartphone a cada rincón del planeta, tiene que ser capaz de llevar también la asistencia sanitaria, por lo menos en su forma más básica. La economía sin personas saludables que consuman no sirve para nada. Por lo que la eterna discusión entre beneficio y rentabilidad queda sepultada por la salud de las personas; ya que al fin y al cabo son los consumidores de tal sistema económico.
Organizaciones comprometidas
Tal y como queda patente en el Dosier Corresponsables que lanzamos con Uno entre cien mil con motivo del Día Mundial de la Salud, durante la pandemia muchas organizaciones han sido capaces de hacer el esfuerzo de priorizar la salud de las personas y el bienestar social, en detrimento de los beneficios y la rentabilidad. Es más, aquellas que, independientemente de su tamaño, han sabido leer este reclamo impuesto por el contexto socio-económico se han posicionado en la tendencia correcta. Todos los estudios demuestran que los ciudadanos actuales exigen a las organizaciones mayor responsabilidad con el entorno. Y no solo social. Hablamos también de responsabilidad medioambiental y económica.
Con todo esto podemos proveer que las organizaciones que no sean resilientes y respondan a las necesidades de los ciudadanos terminaran desapareciendo tarde o temprano. En este nuevo paradigma, hablamos de compromisos reales con la salud, el entorno y la creación de culturas corporativas sustentadas en valores y principios éticos.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables con Unoentrecienmil sobre el Día Mundial de la Salud