Alrededor de un 15% de la población mundial, es decir, unos mil millones de personas, viven con algún tipo de discapacidad. Este 3 de diciembre se celebra una vez más el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, con el fin de fomentar su integración en la sociedad y promover la igualdad de oportunidades, así como eliminar barreras para crear una sociedad inclusiva y accesible para todos.
El lema de este año se centra en el “empoderamiento de las personas con discapacidades para asegurar un desarrollo sostenible, inclusivo e igualitario”, apelando así a cumplir con la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, que se compromete a “no dejar a nadie atrás”. Para que esto ocurra es necesario que los gobiernos, las instituciones académicas y el sector privado trabajen contando con las personas con discapacidades y las organizaciones que las representan. No obstante, son muchas las organizaciones que ya lo están haciendo.
Desde la ONU defienden que las personas con discapacidades, como beneficiarios y como agentes de cambio, pueden acelerar el avance hacia un desarrollo inclusivo y sostenible, así como promover unas sociedades resilientes para todos, incluidos los ámbitos de la reducción del riesgo de desastres y la acción humanitaria, además del desarrollo urbano.
Este año, el secretario general de la ONU, António Guterres, lanza en este Día el “Informe fundamental de la ONU sobre Discapacidad y Desarrollo, 2018. Realización de los ODS por, para y con personas con discapacidad”. Una serie de actos en la Sede de la ONU en Nueva York reunirán a Estados Miembros, entidades de las Naciones Unidas, alcaldes, responsables de políticas nacionales y locales, organizaciones de la sociedad civil, institutos académicos y organizaciones de personas con discapacidades para tratar el tema de cuál es el camino hacia el desarrollo inclusivo, equitativo y sostenible.
La proclamación de esta fecha tuvo su origen en la culminación del Decenio de las Naciones Unidas para las Personas con Discapacidad (1983-1992), cuyo propósito fue cumplir con el Programa de Acción Mundial para las Personas con Discapacidad, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 3 de diciembre de 1982.
¿Cuál es la situación de las personas con discapacidad?
Las personas con discapacidad, la “minoría más amplia del mundo”, suelen tener menos oportunidades económicas, peor acceso a la educación y tasas de pobreza más altas, tal y como apuntan desde la ONU. Eso se debe principalmente a la falta de servicios que les puedan facilitar la vida (como acceso a la información o al transporte) y porque tienen menos recursos para defender sus derechos. A estos obstáculos cotidianos, además de la discriminación social, se le suma la falta de legislación adecuada que garantice su protección, puesto que la LGD (Ley Gereal de la Discapacidad), que establece que toda empresa pública o privada con 50 o más trabajadores tiene que reservar el 2% de su plantilla para la contratación de personas con discapacidad, es insuficiente.
Asimismo, las personas con discapacidad son más a menudo víctimas de la violencia: los niños discapacitados tienen cuatro veces más posibilidades de ser víctimas de actos violentos, la misma proporción que los adultos con problemas mentales.
La plena inclusión de las personas con discapacidad se ha convertido en todo un desafío para las sociedades contemporáneas. Si bien los datos de empleo han experimentado una notable mejoría durante las últimas décadas, aún estamos lejos de alcanzar las cotas deseables de participación de las personas con discapacidad en todas las esferas sociales, y muy especialmente en el ámbito laboral.
La Fundación Adecco ha realizado un pronóstico futurista con objeto de vaticinar el año en el que, por fin, podremos hablar de plena inclusión. Teniendo en cuenta que el año pasado las personas con discapacidad firmaron 110.068 contratos (SEPE, contratos a colectivos especiales 2018) y constatando que éstos crecen a un ritmo de 47.465 contratos por década –tomando como media aproximativa la diferencia entre 2017-2007 y 2016-2006-, se augura que esa plena inclusión tardará en llegar entre 171 y 231 años.
Una sociedad incluyente
Está ampliamente demostrado que, una vez eliminados los obstáculos a la integración de las personas discapacitadas, estas pueden participar activa y productivamente a la vida social y económica de sus comunidades. Por ello es necesario eliminar las barreras de la asimilación de los discapacitados a la sociedad.
La accesibilidad y la inclusión de las personas con discapacidad son derechos fundamentales reconocidos por la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en la cual se pide que las personas con discapacidad puedan llevar una vida independiente y participar de forma activa en el desarrollo de la sociedad y se solicita a los Estados Miembros de las Naciones Unidas que tomen las medidas apropiadas para darles pleno acceso a la actividad cotidiana. A día de hoy son 160 los países firmantes.