La igualdad de la mujer en el entorno laboral es uno de los grandes retos de la sociedad actual.
El pasado Día Internacional de la Mujer vivimos una movilización histórica en este sentido, que inyectó energía renovada en la lucha por temas tan importantes como la brecha salarial y los techos de cristal, entre otras muchas reivindicaciones. Ahora bien, en un día tan señalado como el 1 de mayo, Día Internacional del Trabajo, no podemos olvidar que todavía existen colectivos que se encuentran en un estadio previo: el acceso al mercado laboral. Una situación que les hace extremadamente vulnerables.
Aunque el derecho al trabajo es un derecho fundamental universal, lo cierto es que según los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), la población inactiva es mayoritariamente femenina (58,2% frente al 41,8%). Asimismo, las mujeres tienen una tasa de actividad más baja que los hombres (53,3% frente al 65,4%) y una tasa de desempleo mayor que ellos (51,7% frente al 48,3%). En la misma línea, el informe de la Fundación Adeco ‘#EMPLEOPARATODAS: Mujer en riesgo de exclusión social en el mercado laboral’, apunta una cifra de lo más preocupante: tres de cada diez mujeres en edad laboral se encuentran en riesgo de exclusión o pobreza.
Si bien es cierto que estos datos dibujan una situación preocupante para las mujeres, tampoco podemos olvidar que cualquier persona es susceptible de quedarse sin empleo y tener que hacer frente a las consecuencias que esta situación, tanto económicas como emocionales.
El camino para salir de este contexto y lograr acceder a un trabajo no es fácil. Son muchas las entidades y fundaciones que trabajamos conjuntamente para que estas personas se preparen para lograr un empleo que les permita ser independientes económicamente e ir recuperando la confianza y la autoestima poco a poco.
Contar con las herramientas adecuadas para volver a creer en uno mismo puede marcar la diferencia en un proceso de selección. Y en los casos de colectivos vulnerables, aún más. El trabajo de la autoestima y de las habilidades de comunicación verbal y no verbal permite hallar la fuerza necesaria para afrontar una entrevista con mayores garantías de éxito. Y es que, tal como decía Oscar Wilde, sólo tenemos una oportunidad para causar una primera buena primera impresión.