La violencia contra las mujeres constituye un problema actual de salud pública que, por desgracia, cada vez afecta a más personas en nuestro país. En este sentido, los expertos alertan sobre una realidad preocupante para el futuro de nuestra sociedad: este tipo de violencia también es ejercida por jóvenes, especialmente adolescentes, contra sus respectivas parejas. De hecho, la última estadística de violencia de género y doméstica del Instituto Nacional de Estadística refleja que los menores de 18 años son el grupo de edad en el que más crece la violencia machista.
Desde la Asociación GINSO se combate este problema desde la raíz, trabajando con adolescentes para evitar posibles comportamientos o conductas violentas hacia la mujer. Es precisamente durante la etapa de la adolescencia cuando se desarrollan los roles y estereotipos de género, entre otros; y, por ello, la prevención es una herramienta clave para promover la igualdad entre los más jóvenes. Para ello, han puesto en marcha un Programa de Nuevas Masculinidades dirigido tanto a los usuarios de sus centros y programas como a los profesionales que acompañan a los menores, jóvenes y familias durante el proceso.
Así, en línea con las metas definidas por la ONU para la Agenda 2030, GINSO está contribuyendo activamente a la consecución del ODS 5: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas. En su programa ‘Aplicación del enfoque de Nuevas Masculinidades en la prevención de la Violencia de Género en jóvenes’ han participado cerca de 1.000 menores y 50 profesionales desde 2018, tanto en la Comunidad de Madrid como en Andalucía.
La adolescencia, según advierten los expertos de la Asociación, es una etapa tremendamente importante en la que se determinan los roles y estereotipos que va a asumir la persona, ya que durante este periodo el adolescente debe construir su identidad. Por este motivo, con el objetivo de evitar conductas sexistas, este proceso evolutivo es el idóneo para realizar una intervención psicoeducativa que resulte eficaz y oriente a los más jóvenes positivamente a la hora de asumir relaciones de pareja sanas e igualitarias.
Entre los principales objetivos del Programa de Nuevas Masculinidades, cabe destacar la prevención de las conductas violentas hacia la mujer, la promoción de actitudes igualitarias, el cuestionamiento de los roles y la mejora de habilidades para las relaciones afectivas, entre otros. El contenido del mismo se desarrolla en cuatro fases:
- Recopilación de información relacionada con el nivel de sexismo que presentan los adolescentes que participan voluntariamente en el programa. Esta primera fase se lleva a cabo mediante la implementación de unos cuestionarios (pre y post) que miden las diferencias entre el sexismo hostil y el sexismo benévolo.
- Formación de los profesionales que desarrollarán la actividad en los centros y programas que gestiona la Asociación. El contenido de la formación se centra en la prevención de la violencia de género, en el enfoque de Nuevas Masculinidades y en la coeducación; proporcionando herramientas específicas para implementar el programa.
- Implementación del programa. Para que se lleve a cabo, se pasará un cuestionario de Escala de Detección del Sexismo en Adolescentes a los menores antes de iniciar el taller y una vez finalice. Las preguntas se dividirán en varios bloques temáticos como sexismo en adolescentes, violencia invisible, violencia visible o relaciones igualitarias. La metodología que se plantea en esta fase se basa en la participación, ya que es fundamental que los chicos y chicas puedan expresarse con libertad y encontrar un espacio donde compartir opiniones y debatirlas. Este método les permite reflexionar sobre conductas aprendidas violentas y sobre el sexismo y las relaciones no igualitarias.
- Análisis de los cuestionarios que han respondido los menores antes y después de haber iniciado el programa. Esta fase muestra la efectividad del programa, la sensibilización sobre las Nuevas Masculinidades y el cambio que se ha podido provocar en los jóvenes.
Generalmente este tipo de programas causan un rechazo inicial en los jóvenes debido a que el objetivo del mismo es modificar ciertos valores arraigados. A pesar de ello, una vez avanza el curso, los menores desarrollan una mayor capacidad de reflexión y comienzan a entender que existen diferentes formas de expresar su masculinidad. Por ello, es necesario promover iniciativas que fomenten la igualdad de género y demuestren a las generaciones más jóvenes que es fundamental paliar las conductas sexistas y los estereotipos de género infundados. Incentivar la igualdad de sexos a una temprana edad favorecerá el desarrollo social de los jóvenes y promoverá relaciones más sanas y constructivas.
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: 7º aniversario de los ODS, junto a T-Systems y Villafañe&Asociados