A modo de introducción a este artículo, me gustaría compartir que, desde hace una década, me dedico a ofrecer el conocimiento, la experiencia, las reflexiones y las conclusiones que he ido acumulando y actualizando tras más de treinta años trabajando en gestión y liderazgo de organizaciones humanas. Y todo esto con el propósito de contribuir a que se cree una nueva generación de líderes transformadores que construyan un futuro mejor y diferente, inclusivo y sostenible.
Las décadas de dedicación, estudio, investigación y praxis internacional me han proporcionado una visión sobre el liderazgo, la organización y la manera de trabajar de los equipos que acompañan a las personas en sus procesos oncológicos a través del entramado de la Sanidad Española. Analicemos el trabajo asistencial de estos equipos multidisciplinares de profesionales sanitarios que acompañan a estas personas.
En primer lugar, pensemos en el punto de partida de los destinatarios de la prestación de este servicio sanitario en concreto. Son personas a las que se les ha diagnosticado un cáncer. Ya la palabra “cáncer” requiere un análisis. Según la edad que tengan las personas que lean estas líneas, esta palabra tendrá, a priori, significados diferentes. Por ejemplo, cuando yo era joven las personas mayores bajaban la voz y arqueaban las cejas al comentar que a un conocido se le había diagnosticado un “cáncer”. Parecía una sentencia, un callejón sin salida, una calamidad inmerecida… Hoy en día, con la misma palabra, se engloban también aquellas antiguas calamidades inmerecidas junto con patologías cronificadas (cuya progresión y efectos pueden ralentizarse o mitigarse) e incluso con patologías que simplemente se pueden curar.
No obstante, tanto las características y tipificaciones del diagnóstico en sí mismo como la precocidad de la detección continúan siendo variables que tienen una influencia enorme en el paciente y en su evolución. Pues bien, estos profesionales sanitarios con conocimientos diversos y complementarios, con distintas formaciones, habilidades y capacidades, pueden curar, cuidar y/o acompañar en su viaje a personas asustadas, preocupadas y sufrientes, durante meses y años de manera extraordinaria, singular y ejemplarizante.
Veamos cómo lo hacen. Tienen que imaginarse a ese equipo centrado en el paciente y en sus necesidades. Existe la gestora de casos, que atiende al paciente y coordina las actividades de todo el complejo equipo médico entorno al viaje del paciente. Un equipo médico que suele empezar por los miembros de atención primaria que, escuchando al paciente y/o realizando pruebas complementarias, diagnostican y derivan a pacientes al ámbito hospitalario. Luego están los expertos en diagnóstico por imágenes, las personas que realizan las biopsias que sean necesarias, el equipo de anatomía patológica, las oncólogas, las radioterapeutas, las distintas especialidades de cirugía, rehabilitación, psicología, psiquiatría, farmacia hospitalaria, profesionales del Hospital de día, del ámbito socio sanitario y domiciliario, y todo el personal auxiliar y de soporte que engrana todo el proceso. Y finalmente, tenemos que añadir a casi todas las especialidades hospitalarias en función de la tipología de cáncer en la que nos detuviésemos. Es decir, un variado y numeroso conjunto de expertos/as que, de manera consensuada y coordinada, acompañan a cada persona en su viaje y deciden e implementan el mejor curso de acción con tecnologías y tratamientos extraordinariamente avanzados, atendiendo a las necesidades específicas de la patología, de su estadio y de cada persona en concreto y de su entorno.
Es simplemente extraordinario, fuera de lo común…
Esas personas presentan un nivel de compromiso y de entrega fuera de lo normal, coordinan sus esfuerzos con un propósito común, confían en las habilidades y conocimientos de sus compañeros, dirimen sus posibles diferencias de criterio de manera eficiente y profesional y, entre los distintos cursos de acción, eligen e implementan aquel que consideran más adecuado para cada caso… y muestran empatía con los pacientes y su entorno…
Es cierto que todo es mejorable y que es posible que ustedes hayan oído (o conozcan) eventos o historias en las que las cosas hubiesen podido hacerse mejor… cómo no… pero, desde luego, estas críticas (en ocasiones descarnadas y, lo que es peor, en ocasiones injustificadas o falsas…) no describen el grueso de la realidad. Son más la excepción que la norma. Me temo que responden más a esa inclinación, que parece que los humanos tengamos, a no valorar debidamente lo que se hace bien y a magnificar y destacar lo que pudiera ser mejorable. Comprendo bien, en primera persona, que un error en estos entornos genera una enorme frustración y sufrimiento… aun así, creo que es justo reconocer y ensalzar el trabajo que estos excelentes equipos multidisciplinares realizan cada día en la Sanidad española.
Creo que se merecen un reconocimiento sincero y constante que sea algo más que una declaración de intenciones. Creo que se merecen que, en cada interacción con nosotros, los ciudadanos a los que atienden (cuidan, curan y/o acompañan) les expresemos un profundo agradecimiento por la excelente labor que desempeñan.
Y, para lo que pudiese servir, aprovecho estas líneas para darles las gracias y para animarles a que se cuiden mucho… les necesitamos…
Este artículo forma parte del Dosier Corresponsables: Día Mundial contra el Cáncer, promovido pro CRIS contra el cáncer.