En España, la insuficiencia cardíaca afecta a 800.000 personas, lo que equivale a la población de Valencia, la tercera ciudad más poblada del país, por detrás de Madrid (3,3 millones de habitantes) y Barcelona (1,6 millones). En el marco del Día Mundial de la insuficiencia cardiaca, que se celebra mañana, éste es uno de los numerosos datos que demuestran el creciente impacto socioeconómico de la enfermedad, convertida en uno de los principales retos que afronta el ecosistema de salud en la actualidad.
De entre los pacientes que conviven con ella, aproximadamente la mitad tienen insuficiencia cardiaca con fracción de eyección reducida, lo que quiere decir que el porcentaje de sangre que bombea el corazón es menor al 40%. Por edad, la enfermedad tiene una mayor prevalencia en personas adultas y mayores. Así, afecta al 2,7% de la población mayor de 45 años y al 8,8% de los mayores de 74 años.
Esta significativa incidencia se traduce en unos elevados costes socioeconómicos para el Sistema Nacional de Salud. Se estima que la insuficiencia cardiaca representa un 3,8% del gasto sanitario⁴. De hecho, se trata de la primera causa de hospitalización entre los mayores de 65 años⁵.
Empeoramiento y hospitalización
Precisamente, el empeoramiento de la enfermedad y la hospitalización de los pacientes tienen una estrecha relación en el impacto en su calidad de vida y en la sostenibilidad del sistema. Por 1 de cada 4 personas que padecen insuficiencia cardíaca, podrían reingresar en el hospital en los primeros 6 meses desde el alta.
Además, se calcula que aproximadamente un 30% de los pacientes con ICFEr crónica tendrán al menos un episodio de empeoramiento durante el primer año tras el diagnóstico. Y con cada rehospitalización, el riesgo de muerte se duplica⁸.
“El envejecimiento de la población asociado al incremento de los factores de riesgo cardiovascular, junto a la mejora en el diagnóstico y tratamiento de los eventos cardiovasculares agudos, provocan que la insuficiencia cardiaca tenga cada vez una mayor incidencia. Esto supone una gran carga para los pacientes y el sistema sanitario. La optimización del proceso asistencial, con un mayor foco en el episodio de empeoramiento, ayudarían a dar una mejor respuesta a este reto sanitario”, apunta Guido Senatore, director médico de Bayer España.
Precisamente, y con el objetivo definir un proceso asistencial organizado cuyo objetivo sea evitar hospitalizaciones y ralentizar la progresión de la enfermedad, Bayer colabora como socio estratégico con la Sociedad Española de Cardiología (SEC) en el Proyecto codICe (Concienciación de la Descompensación de Insuficiencia Cardiaca en España). Esta iniciativa impulsa un abordaje holístico de la descompensación de la insuficiencia cardiaca.
La insuficiencia cardiaca tiene otras consecuencias en los pacientes y su entorno. De hecho, el 80% de las personas que conviven con esta enfermedad declaran que la hospitalización les ha impactado emocionalmente, mientras que el 45% manifiesta tener miedo a volver a empeorar y reingresar en el centro hospitalario, según un estudio de Cardioalianza.
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