Con la revolución industrial, a finales del siglo XVIII, las mujeres empezaron a incorporarse al mundo laboral, pero la igualdad de género sigue siendo uno de los retos de la sociedad actual. Han pasado siglos y la situación ha mejorado sin duda, y el cambio del rol de la mujer en la sociedad, más activo y participativo que en el pasado, ha abierto nuevas posibilidades. Las mujeres cada vez están más preparadas e involucradas en el mundo de los negocios y las empresas familiares, pero históricamente han sido relegadas a la hora de afrontar el relevo generacional.
Tradicionalmente, los roles de la mujer en la Empresa Familiar han estado supeditados a su relación con los hombres de la familia. Su visibilidad era menor como ejecutivas o como miembros de los consejos de decisión, y mayor en el ámbito familiar, como en los family offices, por ejemplo. El papel que han desempeñado las mujeres en las empresas familiares lo resumiría en cuatro tipos:
Esposa del Fundador, que acompaña en los éxitos y fracasos, muchas veces renunciando a su propia carrera profesional. Puede jugar un papel activo o pasivo o incluso resentido si llega a considerar que el negocio siempre está por encima de la familia. Entender su posicionamiento es básico; el papel de las madres de los líderes actuales y futuros. Este es un rol crucial, pues la madre es la guía de los valores y principios de la familia. El riesgo es que piense que todos los hijos deben ser tratados por igual dentro de la empresa, como sucede en la familia; digno de admirar es el papel de viuda, sobre todo en los casos en que esa circunstancia se ha vivido desde joven.
Las viudas deben enfrentarse a dos golpes, uno emocional al perder a su marido y otro al enfrentar la crisis empresarial que ha provocado la desaparición del esposo; y por último el rol de hija. Aunque los estudios determinan que la sucesión padre-hija puede ser más fructífera debido a que normalmente no entran en lucha de poder por el control de la empresa, también es una situación que genera conflicto. Muchas veces las hijas están motivadas por el ánimo de ayudar a su familia y olvidan su progreso individual.
Preparadas para liderar
Preparadas para liderar
Es importante que la mujer se prepare y adopte una actitud activa frente al negocio y a la familia para poder afrontar los retos que la empresa familiar le presente. Además, debe ser consciente de cómo el sesgo de género la condiciona y de cómo aprovechar esa capacidad de ejercer un liderazgo que fomente la unidad y la armonía familiar porque en el futuro su presencia en la empresa familiar debe ser mucho más importante y decisiva. Por ahora sólo en un 14,6% de las empresas familiares hay una mujer ocupando el cargo de directora general o de CEO, un 33,4% en puestos directivos y un 27% en los consejos asesores o de administración, según datos del Instituto de Empresa Familiar.
¿Por qué no hay más sucesoras o directivas?
La principal causa es que en los relevos generacionales se prima a los hombres de la familia y sobre todo al primogénito sin tener en cuenta la cualificación de las mujeres, que a veces entran en la empresa con un cargo de tipo operativo y por debajo de su nivel de competencia. Otro factor importante es la tendencia de la mujer a priorizar la familia sobre la empresa y preferir conservar las relaciones con sus hermanos y hermanas para evitar resentimientos futuros. Estas dos razones explican que muchas veces las mujeres renuncien a posiciones de liderazgo y pongan límites a su plan de carrera interno ya que de esa manera concilian mejor sus facetas profesional y personal.
Mi experiencia me ha permitido observar la importancia de acompañar a las mujeres y que ellas tomen conciencia del rol que ejercen y de su importancia en la continuidad de la Empresa Familiar. Es clave también que se atrevan a ocupar y visibilizar su rol de liderazgo. Porque para que una familia perdure en el tiempo, es imprescindible que se traspasen valores familiares y se mantenga una gran cohesión y foco común. El papel de la mujer en el presente y futuro de las empresas familiares está llamado a ser más reconocido y relevante, desarrollando funciones tanto ejecutivas como de gobierno.
Afortunadamente, las cosas están cambiando y un porcentaje alto de las nuevas líderes empresariales son mujeres. Ejemplos como Carmen Lence en Leche Río, Patricia Botin en Banco Santander, Veronica Fisas en Natura Bissé y muchas otras. Por todo esto, abrazo a todas estas mujeres, en especial a aquellas mujeres viudas o hijas que han tenido el coraje de afrontar el relevo generacional impuesto por las circunstancias y llevar a su organización a un siguiente nivel. Como dijo Kamala Harris, “puede que sea la primera pero seguro no seré la última”.