Entrevistamos a Javier Nadal, presidente de la Asociación Española de Fundaciones que nos detalla cómo se ha coordinado la cadena de solidaridad de fundaciones que ha contado con más de 100 participantes y la situación en la que se encuentra la sociedad civil española tras la crisis del COVID-19 así como los ámbitos que requieren más ayuda y apoyo.
La Asociación Española de Fundaciones ha coordinado una cadena de solidaridad de fundaciones con más de 100 participantes ¿Qué os ha llevado a impulsar esta iniciativa?
En las circunstancias actuales es muy importante poner en común la fuerza de todas las fundaciones. Muchas de ellas son pequeñas, algunas incluso podríamos decir que son microfundaciones, y cada una tiene su campo de acción. Sin embargo, todas ellas se han puesto en marcha desde le minuto uno. La realidad y lo más importante, es que aunque estas fundaciones sean pequeñas y abarquen muchos campos, es la colaboración. Esto ha sido siempre una de nuestras divisas. Nos ha parecido fundamental generar esta iniciativa. Una iniciativa que ha comenzado siendo modesta, solo con el simple de hecho de comenzar a colaborar, de poner en común, de apoyarnos los unos a los otros… Primero pensando hacia adentro; poniendo el foco en las debilidades de cada fundación. Pensar en qué ofrecer para que otra fundación se pueda apoyar en mis capacidades. Cada uno ha ido generando esas iniciativas, definiendo bien cuál es la oferta y la propuesta de valor para que otros la puedan atender.
Poco a poco, se ha ido generando una madeja fantástica. En este momento ya son más de 150 fundaciones colaboradoras, y más de 230 iniciativas concretas que han ido creciendo en calidad, y que han generado un entorno de apoyo mutuo en las dificultades. Con el tiempo, se han ido generando también hacia fuera y pensando en los beneficiarios del ámbito de la salud, y por supuesto también de los beneficiarios habituales. Estamos muy satisfechos con esta iniciativa ya que siempre hemos asegurado que todas las fundaciones tenemos que empujar en una dirección, y de hecho esta es una de las líneas de trabajo de la asociación. La colaboración se está materializando de manera espectacular. Ese es el origen y el resultado, pues está bien visible y cada día van aumentando las propuestas y estamos muy satisfechos.
Desde vuestra visión transversal como asociación ¿En qué situación se encuentra la sociedad civil española tras la crisis del Covid-19?
La crisis ha sido una sorpresa para todos, y nuestra atalaya, que son las fundaciones, hemos visto desde el primer momento, la necesidad de conocer muy bien lo que está pasando. El hecho de encontrarnos todos encerrados en casa, confinados; afortunadamente con unos buenos sistemas de comunicación y con unos planes de digitalización que llevábamos ya más de un año acelerando, la verdad tengo que decir y que sirva de paréntesis desde el minuto uno, salimos de nuestra oficina física y nos quedamos en casa, y al día siguiente nos pusimos a trabajar y nos dimos cuenta que teníamos una capacidad de conectar y de encontrarnos con las fundaciones de una manera más fuerte de lo que pensábamos. De hecho, creíamos y pensábamos que estábamos lejos y efectivamente estamos en nuestra casa, pero la realidad es que todas las fundaciones están a la distancia de un clic y nos encontramos con una facilidad impresionante.
Cuando fuimos conscientes de la nuea circunstancia, pensamos en activar todas las comisiones, todos los grupos de trabajo y hacer reuniones específicas para tratar de llegar a todas las fundaciones. Escucharlas, saber cómo están, qué le sucede, también en qué podemos ayudar y ser útiles. Esto nos ha permitido ponernos en contacto con más de 500 fundaciones, y nos da una idea de cómo está el mundo de las fundaciones que es una buena parte de la sociedad civil. De todos estos contactos, hemos obtenido una serie de resultados en plan encuesta. Aproximadamente, hay un 10 por ciento de fundaciones que están paradas porque su actividad es básicamente presencial, y esto les ha creado una dificultad enorme. Hay otro 20 por ciento de fundaciones que están al ralentí. Tienen dificultad para hacer las actividades porque son también de tipo presencial, pero están en marcha con labores administrativas, actualizando cuestiones que se tuvieran que hacer y tratando de reinventar actividades que les pueda ayudar a salir a la luz de nuevo. Dos colectivos que nos preocupan mucho, pero luego está el resto, que es todo lo contrario, están súper activas, que las herramientas disponibles y la movilización y los problemas a los que hay que enfrentarse les han puesto a tope y que están haciendo una transformación digital impresionante. Este es el grupo con el que tratamos de levantar la actividad, no sólo para levantarla o transformarla, sino porque la nueva normalidad será diferente. Todas estas herramientas han venido para quedarse, no de la misma manera, pero ahora en esta situación dramática están siendo de una utilidad extraordinaria. Y todavía queda un 10 por ciento que diríamos que son las que están en la primera línea de la problemática. Algunas están fabricando Epis o material sanitario, y todos han transformado su comisión y han buscado en su misión la posibilidad de dirigirse a las nuevas necesidades, sobre todo a la crisis sanitaria. Sin dejar de atender a los colectivos de siempre, lo cual crea una dificultad. Por una parte hay una amplia mayoría de fundaciones que está actuando en sus campos de siempre, y ampliando el esfuerzo con la crisis sanitaria. Luego existe un 30 por ciento de fundaciones que están con escasa actividad. Esta nueva situación ha creado un problema muy serio.
¿Que ámbitos de nuestra sociedad necesitan y necesitarán más apoyo tras la pandemia?
La pandemia va a crear un nuevo escenario con ámbitos que antes no estaban, y que van a ganar protagonismo inevitablemente. El impacto económico, a pesar de las medidas públicas que se han tomado y que son fundamentales, como el concepto de los ERTES para mantener el empleo, la renta básica, que va a ser una medida muy importante; la realidad es que cuando ya empezemos a normalizarnos se van a acelerar colectivos nuevos. Creo que con la crisis de empleo que vamos a tener, va a aflorar una cantidad de problemas que no pensábamos. Y me preocupa mucho que colectivos que actualmente están o antes de la crisis eran visibles y preocupaban su situación; ahora se puedan volver invisibles ante la magnitud de las nuevas necesidades. Me refiero, por ejemplo, a emigrantes, a refugiados que estaban viviendo con dificultad y con esfuerzo antes de la pandemia, y que ahora tenemos que tratar de que no se invisibilicen. También ha surgido otro tema que es crucial como las herramientas digitales. Creo que esto nos ha descubierto un mundo de realidades que nos están ayudando mucho a mantener la vida, la actividad social e incluso el encierro. Pero también ha puesto en evidencia que existe una brecha digital. Aunque es cierto que tenemos unas herramientas digitales extraordinarias y seguramente de las mejores de Europa, con las que se ha podido mantener la actividad, también es verdad que ha surgido una brecha que está más allá de la mera infraestructura: la brecha de la educación. Estamos viendo que hay entre un 10 por ciento y 15 por ciento de niños y niñas que no tienen acceso a internet, ya sea porque no tienen aparatos de suficiente calidad en su casa, o porque la demanda interna de la familia dificulta que todos puedan acceder a lo que tienen. Por distintos motivos, estamos teniendo un problema en que aquellos hogares que tienen las conexiones adecuadas están saliendo a flote en su actividad dentro de esta pandemia, y en cambio un porcentaje alto no. Por ejemplo, en la educación y creo que esa cuestión en la educación y en las zonas despobladas que tanto hemos hablado de la España vaciada resulta dramático que esté vaciada. Pero también es dramático que no esté llena de conectividad. Ese es un tema que creo que también va a ser muy importante. Hay fundaciones que están paradas. Muchas de ellas pertencen al ámbito cultural, pues estamos viendo que la crisis está afectando a la cultura básicamente porque su actividad es presencial en muchas cuestiones, y eso hay que renovarlo y cambiarlo. También hay una sorpresa negativa de esta situación y del uso de las nuevas tecnologías, y es que el ámbito institucional y oficial de la Administración ha demostrado que no estaba a la altura de lo que se necesitaba. Desde el momento inicial de la pandemia, la sociedad civil se ha notado mucho más activa, flexible y capaz de usar las tecnologías, mientras que la administración pública está bastante desaparecida. Yo no sé si están haciendo teletrabajo o están simplemente en muchos casos con la actividad parada. No puedo entender que se hayan suspendido plazos de muchas actividades, que no llegue el cobro del dinero de los ERTES a las personas que lo necesitan, llevando ya casi tres meses encerrados. Creo que la administración debe solucionarlo, y que no están a la altura de las circunstancias. No nos corresponde a nosotros resolverlo. En fin, creo que el tsunami es tan fuerte, que no nos podemos imaginar todavía qué es lo que nos encontraremos a la salida del túnel cuando ya la situación se normalice. Pero creo que va a ser un tsunami fuerte y doloroso.
¿Cómo animáis a vuestras organizaciones asociadas a impulsar alianzas estratégicas entre los diferentes Stakeholders en línea con el ODS17?
Esta es una de nuestras preocupaciones. Creo que ahí lo fundamental es generar un espíritu de cooperación y de innovación. Nosotros llevábamos ya tiempo trabajando en poner en marcha actividades que incentiven la cooperación con el tercer sector, con el mundo empresarial, con el mundo del RSC, con todos los stakeholders y la preocupación por los ODS. Parece que ahora no hablamos de ellos, pero están ahí y por cierto, están ahí y en algunos casos con sorpresas positivas, como todo lo que tenga que ver con el cuidado del medio ambiente. Ahora se demuestra como algunas actividades como la movilidad, que ahora están suspendidas, cuando volvamos no tiene por qué generarse la misma movilidad de antes. Deberíamos entender los beneficios que se generan. Con respecto a la cuestión digital, por ejemplo, nos ayuda a preservar sobre algunas de las ventajas que están surgiendo. En cuanto al impacto, estamos aprendiendo de lo que nos está pasando para que la vuelta no sea el punto de partida, sino un punto de llegada y eso requiere cooperación, conversación y contacto con todos los otros stakeholders. Lo que estamos haciendo es que a través de mantener las iniciativas, contactos y actividades que teníamos antes definidas, las reconfiguremos, y que nuestra actividad principal, de innovación, de conocimiento mutuo, de actividad, de colaboración ahora se pueda convertir, a través de nuevas formas de hacerlo, en algo que se profundice más, que nos permita conectar con los stakeholders de manera constante, que vayamos activando propuestas, ejemplos y experimentos. Es fundamental, y creo que esto también sale a la luz fruto del convencimiento de que tenemos que cooperar más unos con otros. Yo creo que de esta crisis sanitaria, sacaremos enseñanzas.
Y en cuanto a la comunicación de la labor fundacional, ¿qué importancia le dais a la difusión de sus programas y cómo la lleváis a cabo?
Nosotros decimos siempre que el principal activo que tenemos es la confianza. Tenemos que tener la confianza de la sociedad. Pero antes, nosotros debemos ser muy transparentes en qué hacemos, cómo lo hacemos, cómo nos financiamos, qué resultados tenemos y por lo tanto, tener una buena gobernanza y una muy buena transparencia como base de partida. A partir de ahí, si no lo comunicamos, si no llegamos a la sociedad, difícilmente vamos a aumentar la confianza. Es decir, es absolutamente vital. También es cierto que, como siempre, somos entidades que trabajan con unos recursos limitado. La financiación, y los recursos, van prioritariamente a programas y no siempre adecuadamente a la comunicación. Es ahí donde necesitamos una mayor empatía con los medios como vosotros. Es muy importante que los medios que están dedicados y tienen un foco especial en el mundo social y en el tercer sector, nos comprendan y que estos medios tengan cada vez más, una mayor presencia pública. Es decir, tenemos que hacer un esfuerzo. Los recursos son escasos y necesitamos la empatía, la colaboración y la confianza de los medios. Es una labor que hay que hacerla paso a paso, pero sin dar un paso atrás.
¿Qué planes de contingencia y medidas de seguridad habéis adoptado la entidad para hacer frente a esta pandemia?
Cuando empezó la pandemia, nos encontramos frente una nueva situación. Lo primero fue pensar en los socios, y en el sector, sobre todo si se estaban llevando a cabo muchas iniciativas nuevas. Desde el Gobierno, por ejemplo, se han iniciado actividades de apoyo, y de garantizar la liquidez de las organizaciones en general, sobre todo de pequeñas empresas. Nosotros hemos estado trabajando intensamente para asegurarmos de que estas organizaciones sociales pudieran acceder a esos recursos, a esos créditos, a esas actividades, es decir, a los aportes a todo tipo de iniciativas. Estamos muy activos y pendientes también de que las fundaciones tengan vías de comunicación y que no se queden encerradas en su problema, sino que afloren a la nueva realidad en la que estamos.
Hay un buen número de fundaciones que están trabajando, incluso más allá de sus posibilidades, y que han reinventado la actividad para ser útiles en la pandemia y en la crisis sanitaria. Ahora estamos empezando a ver de manera continua y con seguimiento, que hemos sido muy activos, pero podíamos haber sido más eficientes si hubiésemos estado organizados. Nadie pensaba que eso podía ocurrir, pero ahora si nos damos cuenta de que cosas así pueden pasar. Ahora el objetivo que tenemos es protocolizar las actuaciones para el campo de la salud o para otras que puedan ocurrir, de manera que de todo esto aprendamos para que ante una nueva crisis sanitaria o de otro tipo, conozcamos bien nuestras necesidades, la potencialidad y las complementariedades deunos con otros. Protocolizar y tener planes de contingencia preparados en cómo actuar en el caso de la crisis.
Hemos comprendido mejor el valor de la solidaridad interna como grupo y lo tenemos que realizar y esto está muy bien, el voluntarismo, hemos hecho lo que hemos podido y creo que razonablemente bien, pero podría haber sido más eficaz si lo hubiésemos tenido previsto, y eso es un compromiso que tenemos para el futuro.
¿Cuáles van a ser los próximos retos y desafíos de la asociación española de fundaciones postcovid?
El primer reto, es el de conservar el tejido fundacional y la sostenibilidad. Ya tenemos la experiencia de la crisis de 2008 y aquí tenemos una preocupación de que pueda ocurrir algo parecido. Ahora existe un 10 por ciento de fundaciones paradas y de un 20 por ciento que están al ralentí. Ahí tenemos un riesgo de desaparición de parte del tejido, y esto no lo podemos permitir. Si pensamos en que el mundo fundacional se financia fundamentalmente por varias vías, en buena parte por los recursos que se obtienen de rendimiento patrimonial, de los recursos que se obtienen por donaciones de empresas, de donaciones de personas o de productos, de los ingresos por la actividad propia, por lo que se cobra a veces por las actividades o los rendimientos patrimoniales en los que estamos viendo los impactos que están teniendo las bolsas y la mayoría de los activos.
Este año los presupuestos están garantizados porque se habla del ejercicio del año pasado, pero hay que ver cuándo se aprobará el presupuesto para el año próximo. La pérdida de ingresos por rendimientos patrimoniales o por donaciones de empresa que ya se están anunciando, van a tener problemas económicos y genera un entorno oscuro de financiación. Es fundamental, mantener el tejido y conseguir por la vía de la mejora del mecenazgo, cambiar de actividades o de modos de vivir para garantizar la sostenibilidad. En la crisis anterior nos pasó que se perdió un 25 por ciento de los ingresos provocado también por todos los problemas de las cajas de ahorros. Se perdieron ingresos y se mantuvo el gasto porque la crisis fue muy dura. Y esa ecuación se cuadró porque se redujeron de manera sustancial las reservas y los activos de la nación, con lo cual hubo que comenzar de cero para mantener la actividad otra vez y no para seguir haciendo lo mismo.
Necesitamos recrear el tejido y ese es el reto más importante. También el reto es saber que la situación de la que venimos y de la que saldremos, es diferente. Tenemos que adaptarnos todavía mejor a las nuevas herramientas. La necesidad de innovar y de reconvertir todos los servicios que podamos dar utilizando las herramientas digitales de la mejor manera posible es fundamental.
La tecnología es absolutamente necesaria. Manejarla bien es un instrumento primordial, y a esa adaptación que ya era urgente estábamos preparados. Es primordial conservar el tejido y la sostenibilidad del conjunto.
¿Qué iniciativas solidarias habéis puesto en marcha desde la asociación para combatir la COVID-19?
A través de la idea de la cadena solidaria se ha ido generando muchas iniciativas hacia adentro de la organización, y luego iniciativas volcadas en lo que estaba pasando. Hay muchas iniciativas que han ido creciendo en el ámbito de la salud, y al final han sufrido la brecha digital. Hemos conseguido llevar a cabo una de las iniciativas más potentes, y ha sido el apoyo a las fundaciones que se dedican a las familias, niños y niñas vulnerables.
Hay 28 fundaciones del ámbito educativo o de inclusión que conocen perfectamente dónde están los problemas, dónde están sus alumnos que no tienen acceso a internet, y que se estan descolgando de la escuela. Hemos conseguido hacer una aportación de más de 5.000 tablets que ha donado la empresa Indra y de 3.000 conexiones en la conectividad para 3.000 tarjetas de las tres principales operadoras de telecomunicaciones. También hemos creado un conjunto de voluntarios tecnológicos para ayudar a las familias que tenían dificultad en poner en marcha los equipamientos y las 28 fundaciones, trabajando directamente con los alumnos para ayudarles a hablar de capacitación en el colegio. Creo que ha sido una un ejemplo extraordinario de cooperación y de solidaridad que nos ha permitido, llegar por lo menos a más de 5.000 estudiantes.
Escucha aquí la entrevista completa con Javier Nadal, presidente de AEF