Entrevistamos a Juan Alfaro, director del Programa Ejecutivo en Responsabilidad Corporativa del IE Business School y secretario general del Club de Excelencia en Sostenibilidad
¿Qué balance hace del Programa Ejecutivo en Responsabilidad Corporativa de IE Business School durante estos años? ¿Cómo ha evolucionado hasta la actualidad?
El balance no puede ser más positivo. Empezamos hace unos 15 años con la puesta en marcha del programa, cuando los temas de responsabilidad corporativa y de sostenibilidad eran meramente técnicos. Lo bueno es que se ha convertido en una actividad sostenible en el tiempo per se. Hemos visto una gran evolución: de tratarse de una materia técnica ha pasado a ser absolutamente estratégica y de estar en algunas unidades de la empresa con baja capacidad de influencia ha pasado a posicionarse directamente en los consejos de administración. Hemos formado a más de 500 alumnos en esta materia y el balance es netamente positivo porque la actividad sigue. Estamos acostumbrados muchas veces a lanzar novedades al mercado y que desaparezcan, pero en este caso se ha producido una conjunción de factores que han convertido a este programa en una referencia internacional.
¿Qué destacaría del mismo, qué valor añadido ofrece y cuáles son sus principales ventajas y beneficios?
El principal beneficio del programa es su renovación temática y de contenidos. Nos situamos muy al hilo de todo lo que produce el mercado, de las nuevas metodologías y tecnologías en la materia, e intentamos ofrecer todo el conocimiento práctico y metodológico a los alumnos. Por lo tanto, mi labor como director de ‘la cosa’ es estar atento a todas las novedades que se producen. Si aparece una nueva metodología para la medida de las emisiones, se la explicamos al alumno; si vemos que existe una tendencia en las compañías a trabajar medidas en torno a las brechas salariales, se lo explicamos al alumno; si vemos que se aprueba una ley de informe extra financiero, le enseñamos las metodologías… Esa inquietud que tenemos en la escuela de negocios por averiguar todo lo que pasa en el mercado se la volcamos a los alumnos. Además, disponemos de un equipo de profesores que son los Best in Class a nivel internacional, lo que constituye un muy buen soporte. Nuestros docentes se sitúan en la praxis diaria, puesto que se caracterizan por tener una raíz eminentemente práctica con poco componente academicista. Y eso, en una escuela de negocios en la que el método del caso resulta absolutamente crítico para nosotros, representa una conjunción de factores que permite que el programa perviva año tras año con intensidad.
Muchas universidades y escuelas de negocios ofrecen en la actualidad cada vez más másters, cátedras y cursos especializados en RSE. ¿A qué considera que se debe tanta oferta formativa?
Me imagino que se debe al interés que despierta la materia. Sin ningún tipo de duda, las medidas de RSE están extendidas de manera transversal en todas las organizaciones, no sólo en las empresas, y tienen que llevar aparejado un aprendizaje. Nosotros fuimos pioneros en España y uno de los precursores a nivel internacional, junto con Harvard, en poner en marcha este tipo de programas. Después han ido apareciendo y desapareciendo otros. Como no podía ser de otra manera, nuestro enfoque es netamente de generación de valor y ventaja competitiva y, por lo tanto, la cuota de resultados para nosotros es un apriorismo clave a la hora de diseñar un programa. Nuestro foco se sitúa siempre en la generación de valor y en la ventaja competitiva; hablamos poco de pájaros y flores y sí del Bottom Line de la compañía.
¿Cuál es, en su opinión, la situación actual de la formación en RC en nuestro país y los principales aspectos a tener en cuenta?
Creo que es interesante no sólo la formación que se está impartiendo en centros universitarios y en escuelas de negocios, como es nuestro caso, sino también la demanda que existe de formación In Company. En mi opinión, esta formación no tiene que dirigirse exclusivamente a los prácticos de la ‘cosa’, sino que cada día más departamentos de compra, de comunicación, de marketing y de relación con inversores tienen esta necesidad. Por lo tanto, considero que se producirá un crecimiento no muy grande en materia formativa, pero sí sostenido en el tiempo. Esta evolución propiciará, con toda probabilidad, que sigan alumbrando diferentes programas especializados. Quienes estamos consolidados en el mercado seguiremos observando lo que pasa en nuestra sociedad y las demandas de la misma para intentar intervenir poniendo en marcha todos los programas de formación que hagan falta para dar respuesta a estas necesidades.
¿Qué desafíos afronta actualmente la Responsabilidad Social? ¿Qué retos tiene por delante?
Más que desafío, a mí lo que me gustaría es que en una próxima entrevista, dentro de unos años, ya no hablemos de la Responsabilidad Corporativa como algo destacado, porque se haya convertido en cultura de empresa. Desde el Club de Excelencia en Sostenibilidad, nos hemos dado cuenta de que muchas empresas ya tienen la Responsabilidad Corporativa interiorizada, sobre todo las competitivas. Nuestro interés y donde queremos influir es en el desarrollo de las pymes. Ahí es donde hay que seguir traccionando para que todas las pequeñas y medianas empresas se incorporen de forma paulatina a este movimiento.
Por otra parte, hay objetivos supranacionales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en los que están trabajando muchas compañías.
A nivel español, destacaría algunos objetivos importantes. Uno es trabajar en las estrategias de circularidad. Otro desafío importante se circunscribe al ámbito del empleo, ya que tenemos que intentar potenciar la formación profesional como la dual. También es un reto la movilidad sostenible, donde España puede convertirse en una potencia mundial. Finalmente, tenemos que prestar atención a medidas que tienen que ver con la ciberseguridad y entornos seguros.
No obstante, la sociedad está en constante movimiento y quizás dentro de tres años los desafíos sean otros y debamos adaptarnos a ellos.