Entrevista con Juanjo Azcárate, Presidente de CCC Centro de Estudios Profesionales para hablar sobre las acciones que han llevado a cabo desde su entidad para hacer frente a la crisis provocada por el COVID-19 así como sobre su política de responsabilidad social corporativa y buenas prácticas en esta materia.
CCC se ha sumado al movimiento “Yo me quedo en casa” ¿Cuáles han sido las acciones que habéis puesto en marcha para ayudar a paliar los efectos de la crisis del COVID-19?
El primer efecto ha sido el teletrabajo, todos a casa. Desde el principio ya teníamos todo avanzado para que todo el mundo pudiese estar en su casa y esto ha sido una experiencia extraordinaria en todos los sentidos. Hacemos continuamente encuentros virtuales y tiene gracia porque es la convivencia real en la vida real, de las personas que dejan un puesto de trabajo, un sitio fijo al que se tienen que trasladar todos los días, y están en casa con los niños que tienen que estudiar y se les oye por detrás, el bebé que llora, etc. Toda esa convivencia a mí me hace mucha gracia y le da sentido a la vida y a todo esto que estamos padeciendo. Parece que estamos ya saliendo de esta situación y yo creo que llegará un punto en el que habrá una cierta convivencia entre el venir a trabajar a la oficina y el quedarse en casa. Eso es algo que vamos a ir poco a poco resolviéndolo para que, una vez comprobado que esto es posible, tratar de mantenerlo dentro de lo que se pueda. Es muy importante de todas formas el vernos las caras, el estar juntos, la convivencia sigue siendo importantísima. Ese ha sido el primer reto.
Además, desde CCC nos hemos sumado al movimiento “Yo me quedo en casa”. Hemos conseguido que muchos de los profesores impartan clases gratuitas para los alumnos y para todas aquellas personas de cualquier tipo de condición que se quieran unir y así ofrecerles un entretenimiento y una formación.
La última clase a la que yo he asistido es la que impartió Carmen Posadas, que dirige una escuela que tenemos que se llama http://www.yoquieroescribir.com, donde, además de impartir la clase, estuvo contestando a todas las preguntas que se le hicieron allí y la interacción con todos los asistentes fue estupenda.
El hecho de sumarnos a este movimiento ha sido una gran experiencia en mi vida y ha contribuido a ayudar a las personas.
¿Cómo se marcan todas estas acciones de las que hablas dentro de la política de responsabilidad social de CCC?
No tenemos establecida una política concreta sobre esto. En realidad, en nuestros 81 años de historia siempre hemos tratado de ser responsables socialmente con las personas.
Tenemos una fundación, la Fundación Juan Morera, que lleva el nombre del fundador, que fue mi abuelo, y lo que hace es prestar ayuda a personas y alumnos que tienen necesidades concretas. Cada año dotamos esta ayuda con aproximadamente unos 200.000 euros. Nosotros somos un centro pequeño, aunque con un número considerable de alumnos cada año, y pensamos que a la gente hay que ayudarla cuando lo necesita.
¿Qué importancia tiene para tu entidad la comunicación de todas estas acciones de responsabilidad social?
Tiene importancia, aunque tampoco hacemos una difusión de todo. Nosotros lo que tratamos es de inspirar a las personas a través de todas las historias los que han conseguido sus retos para que se contagie y genere en otras personas el sentimiento de querer copiar ese modelo. Eso es una forma de responsabilidad también inspirar a las personas.
¿Cuáles son los retos de futuro de CCC?
A lo largo de toda la vida, de estos 81 años, ha sido transformarnos y adecuarnos a las necesidades de una sociedad que evoluciona. Yo suelo representar esto en tres círculos que se aproximan uno al lado de otro y que en el centro, digamos, forman donde está el punto de la innovación y la oferta.
Uno de los círculos es la sociedad, tenemos que observar la sociedad, ¿Qué pasa en la sociedad que evoluciona? ¿Cómo cambian? ¿Qué pasa con las familias? ¿Cuáles son las relaciones padres e hijos? Todo ese tipo de cosas.
Luego hay que mirar las tendencias ¿Qué pasa con las tendencias? ¿Cómo disminuye la natalidad? ¿Como se sucede el mundo en las relaciones de las parejas? ¿Qué ocurre con los medios? ¿Cómo se activa la vida entre lo que está ocurriendo? Y eso, claro, se mezcla mucho con el otro circulo que es la tecnología. La tecnología nos ha cambiado todo y fijaos lo que está influyendo en esta época de confinamiento. Imaginaos lo que sería si no hubiese televisión, la radio, el video, internet y todo ese tipo de cosas qué aburrimiento sería la vida. Creo que con todo esto nos estamos descubriendo a nosotros mismos también y vemos que encontramos soluciones a todo. Así somos los seres humanos.
¿Cómo será la enseñanza después del Covid-19? ¿Cómo va a cambiar?
La enseñanza es una fuerza inspiradora y necesaria en este tiempo y en todos los de la historia. Lo que estamos viendo es que lo que ya veníamos haciendo, que era la formación online, en este momento va a tener más desarrollo, va a tener más demanda. En Colombia, por ejemplo, nuestro director, que además es decano de la Universidad Sergio Arboleda, cuenta que están presenciando un fenómeno que no existía antes, que es la asistencia del 96% de los alumnos a las clases virtuales. Esto no ocurría en las clases presenciales por problemas de tiempo en desplazamientos, entre otras cosas. Entonces, en muchos casos, esta crisis también va a cambiar nuestra vida y la sociedad.
En lo demás, yo creo que todo se mueve a través de una palabra que para mí es fundamental: el optimismo. Tenemos que ser alegres, optimistas y mirar al futuro con esperanza. Yo suelo decir que el optimismo es la materia prima imprescindible para crear futuro. Si no tienes optimismo te quedas muerto.
Escucha aquí la entrevista completa con su protagonista: