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El pasado miércoles 19 de febrero la agencia iMADES Communication, con la colaboración de Corresponsables, Freeda Media y Relevo como media partners, celebró la IV edición de LIDEResA. En el Ateneo de Madrid se reunieron mujeres profesionales del ámbito de la comunicación y representantes de sectores en los que la violencia mediática tiene una mayor virulencia como el deporte, la política y la abogacía, para debatir el trabajo como periodistas y medios, con el objetivo de abordar las dinámicas sexistas en el tratamiento de la información y sobre los estereotipos que todavía siguen ocupando titulares.
La Delegada del Gobierno contra la violencia de género Carmen Martínez Perza, cuestionó en la apertura institucional la falta de responsabilidad periodística en la cobertura mediática de la violencia de género: «Sigue existiendo una falta de cuidado en la información sobre esta violencia contra las mujeres. Sigue faltando un análisis, un contexto. Los medios no solo deben limitarse a relatar el suceso”.
Además, enfocó su discurso en cómo el Pacto de Estado contra la violencia de género busca poner el foco en las nuevas formas de violencia, como la digital: «Las redes sociales han traído visibilización, pero también nuevos discursos. La tecnología no es un campo neutral, más allá de ser simples herramientas, estas herramientas se han convertido en un campo de disputa narrativa, con discursos negacionistas o que promueven la misoginia. Con esto han aparecido las nuevas violencias digitales, un gran reto en este momento en el que se producen nuevas formas de acoso o difamación, y que afecta a la vida pública y privada de las mujeres”, explicó, haciendo hincapié en la necesidad de abordar estas agresiones en el entorno digital.
En palabras de Carolina Pecharromán, Directora del programa Objetivo Igualdad y Editora de Igualdad de RTVE: “Las mujeres nunca hemos sido el argumento de autoridad porque son los hombres quienes ocupaban los puestos de poder. Esto hace que a la mujer se le cuestione, la mujer mienta o no tenga nada que decir en los medios de comunicación”.
Ésta es solo una de las razones que explican una mala praxis informativa que se analizó en una primera mesa de debate moderada por la periodista y corresponsal internacional Rosa María Calaf y en la que también participaron María Ángeles Samperio, Presidenta del Consejo de Género de la Federación Internacional de Periodistas (FIP); y Clara Amechazurra, Head of Content de Freeda Media, quien declaró que “la objetividad es el nombre que se da en la sociedad patriarcal a la subjetividad masculina, como dice Adrienne Reich, escritora estadounidense”.
Todas ellas trajeron a colación la responsabilidad que tienen los medios de comunicación en la construcción de la identidad de las mujeres como creadores del imaginario colectivo.
No en vano, el lenguaje sexista, sensacionalismo en titulares, cosificación y revictimización son solo algunos de los patrones que se pueden encontrar en una cobertura informativa que distorsiona la realidad y refuerza estereotipos y prejuicios contra las mujeres. Por ello, consideran que la formación es la única vía para lograr un cambio.
Impacto en la imagen y reputación de las mujeres
El problema añadido es que el tratamiento hacia las mujeres en los medios de comunicación puede llegar a ejercer “una condena”, incluso en algunos casos premeditada, hacia ellas.
Esto lastra en muchas ocasiones su trayectoria profesional y genera consecuencias devastadoras en el plano personal, dado el perjuicio que se genera sobre su imagen y reputación.
Uno de los casos más recientes es el de la futbolista Jenni Hermoso, del cual hablaron Alba Adá, Doctora en Ciencias de la Comunicación especializada en Deporte y Género; y Natalia Torrente, Redactora en el medio Relevo.
Titulares como “Jenni deja caer a Rubiales” o “Ana Peleteiro rompe con Iván Pedroso y será entrenada por su marido» son solo un ejemplo de unas narrativas que afectan y determinan negativamente la imagen de las mujeres. Así lo señaló Natalia Torrente, quien destacó una serie de prácticas que deben erradicarse en la cobertura mediática deportiva.
Entre ellas, el uso del nombre de pila para referirse a las deportistas mientras que a los hombres se les menciona por el apellido, la identificación de las jugadoras por sus relaciones amorosas o la normalización del masculino genérico, como cuando Luis Rubiales afirmó que “no eran campeonas, sino campeones”.
Torrente alertó sobre la mirada androcentrista que invisibiliza los logros femeninos al compararlos siempre con los de los hombres e hizo hincapié en las diferencias con las que se trata a hombres y mujeres en el ámbito deportivo, como “Las chicas de Jorge Vilda”, utilizar “la árbitra” en lugar de “el árbitro” y la cosificación y la atención a cualidades estéticas en lugar de logros deportivos, recordando el caso de Fátima Diame, cuyos vídeos fueron eliminados de YouTube tras un uso inapropiado de su imagen.
Los perjuicios que genera la mala praxis periodística, especialmente en contextos de crisis, también se pueden observar en otros sectores como la política que llevan aparejados una elevada exposición mediática de las mujeres que la ejercen. Es el caso de Isabel García, Asesora en políticas de Igualdad y Diversidad, explicó cómo las mujeres tienen más posibilidades de acceder a puestos de liderazgo en contextos de crisis, ya que se busca una persona que funcione a la que hacer “responsable” en esta situación. Esta dinámica, conocida como “acantilado de cristal”, explica el mayor riesgo de fracaso posterior que ellas sufren.
De la misma manera, Paqui Granados, Asesora Jurídica del Centro Municipal de la Mujer de Macarena y que trabaja en coordinación con el equipo legal de Juana Rivas, se refirió a ésta como víctima de una violencia de género extrema “en una connivencia perfecta entre violencia vicaria, violencia institucional y violencia mediática”. En este caso, además, Paqui ha sufrido en primera persona violencia de género de segundo orden, fenómeno que alude a la violencia mediática e institucional que pueden sufrir las profesionales que atienden a víctimas de violencia de género, llegando incluso a ser imputadas como posibles autoras/es de delitos.
Comunicar con perspectiva de género, una asignatura pendiente
Incluir la perspectiva de género en el lenguaje y prepararse para prevenir crisis comunicacionales es clave para preservar la imagen y reputación de las mujeres. María Garzón Molina, Socia Fundadora de iMADES Communication, impartió un taller de buenas prácticas en el que hizo hincapié en la importancia de que las mujeres tomen conciencia acerca de la necesidad de prepararse para tomar el espacio publico desde el punto de vista mediático y sean acompañadas en el proceso por profesionales de la comunicación que conozcan esta realidad y sepan cómo manejarla.
Estas fueron algunas de las principales conclusiones que se escucharon entre quienes participaron en la iniciativa LIDEResA, llevada a cabo gracias a las agrupaciones ateneístas Ágora y Juan Negrín.
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