Es bien sabido que nos encontramos en el siglo de las ciudades, en la era urbana, siendo esta una tendencia que se mantendrá en las próximas décadas. Esto, a su vez, implica que más personas con discapacidad vivirán en las ciudades. Tal situación ofrece múltiples desafíos y oportunidades para las personas, las empresas y los gobiernos en términos de garantizar acceso a servicios y a un entorno saludable y que promueva la sostenibilidad social, económica y medioambiental para todos los colectivos.
Según la Encuesta de Discapacidad, Autonomía personal y situaciones de Dependencia 2020 elaborada por el INE, en España, 4,38 millones de personas declaran tener alguna discapacidad. El 58,6% son mujeres, lo cual a su vez insta a aplicar la perspectiva de género en las políticas y soluciones que se desarrollen para garantizar la plena inclusión y disfrute de la ciudad por personas con discapacidad.
La cuestión es que sin un diagnóstico adecuado, oportuno y consistente sobre el estado de la accesibilidad y la inclusión en ciudades y territorios ¿cómo llevar a cabo procesos de decisión informados, adecuados y coherentes con la realidad específica de un territorio? ¿cómo poner en marcha iniciativas que transformen y generen impacto? y ¿cómo evaluarlas sin instrumentos de medición y análisis que puedan ser aplicados de forma eficiente y asequible para todos los municipios?
En este artículo, el análisis se centrará en la hostelería y el comercio, entendidos como sectores que pueden aportar en la garantía del uso y disfrute de la ciudad. Para ello, se utilizarán los resultados que arroja el Índice de Accesibilidad e Inclusión, elaborado por la consultora IdenCity y la Fundación ONCE, como una herramienta que permite medir el avance de las ciudades de España para garantizar la inclusión y accesibilidad de los colectivos con discapacidad.
De acuerdo con el Índice, la hostelería y el comercio en Madrid, Barcelona, Zaragoza, Málaga y Ávila aprueban en accesibilidad e inclusión, con un grado de cumplimiento medio del 62,5 sobre 100. Concretamente, la hostelería obtiene un rendimiento medio del 63,1%, y el comercio una calificación media del 61,9%. Sin duda, se tratan de unos datos que reflejan de forma positiva el avance que han hecho estos sectores para ser más accesibles e inclusivos.
En este sentido, la hostelería, junto al turismo, destacan por la accesibilidad de las estaciones de autobús, teniendo en cuenta tanto el equipamiento en sí como la accesibilidad de un itinerario peatonal y las opciones de transporte que lo conectan con el resto de la ciudad. En lo que respecta al comercio, los ejes comerciales son los que están mejor preparados para las personas con discapacidad, puesto que tanto el itinerario peatonal por el que transcurre el eje como las opciones de transporte público son accesibles. Según el índice de IdenCity, Málaga es la ciudad analizada con mejor puntuación en la accesibilidad de los ejes comerciales, con un 93,9%. Estos datos demuestran que las ciudades, aunque todavía tienen mucho trabajo por hacer, están trabajando por impulsar la accesibilidad en el espacio público y los servicios de transporte.
No obstante, a pesar de estos avances, el Índice de Accesibilidad e Inclusión pone en evidencia que aún hay retos por resolver. En el ámbito del comercio, los centros comerciales suspenden en el grado de utilidad de la información proporcionada sobre la accesibilidad de sus establecimientos con una media del 21%. Unos datos que manifiestan que las grandes superficies comerciales pueden implementar mejoras en sus canales de comunicación, con el fin de dar a conocer la accesibilidad de sus servicios. Por su parte, los hoteles también suspenden con una media del 17% en materia de inclusión y accesibilidad, y es que muchos de estos recintos no disponen de áreas comunes ni habitaciones accesibles para personas con movilidad reducida.
Para eliminar estas barreras, es necesario situar a las personas en el centro de la planificación y de la vida de las ciudades, incluyendo a las personas con discapacidad, pero no sólo desde la acción pública, sino también se requiere el compromiso del sector privado para reducir las barreras físicas y garantizar la igualdad de derechos en el acceso a la información, las comunicaciones, la tecnología, los procedimientos, los productos y los servicios.
Así, resulta necesario seguir midiendo y desarrollando políticas y soluciones que permitan consolidar ciudades verdaderamente inclusivas, entendidas como un lugar en el que todas las personas, independientemente de sus condiciones físicas o cognitivas, tienen la posibilidad de vivir de forma independiente y satisfactoria, lo cual incluye, por supuesto, el acceso al ocio, el comercio y el turismo.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Expo+Accesible 2023.