Cuando tenemos un bebé, son muchas las dudas, mucha la información que nos llega y mucha la preocupación. ¿Es normal que se metan todo en la boca? ¿Por qué tira todo al suelo una y otra vez? Las preguntas nos invaden, pero esta vez, Lucía, mi pediatra nos ha resuelto casi todas ellas en un IGLive que hemos hecho recientemente de la mano de Miniland.
La sonrisa social y el meterse todo en la boca
Ha contado, por ejemplo, que a los dos meses de edad llega la sonrisa social de nuestros hijos, esa que nos derrite sin parar, y que es a los cuatro meses cuando comienzan a coger objetos, lo que se denomina la prensión palmar. Eso les lleva, en muchas ocasiones, a llevarse todos esos objetos a la boca, lo cual no es síntoma de hambre o de que le estén saliendo los dientes. “Están explorando, como cuando se descubren los pies y son estos los que se llevan a la boca“, explica.
A los siete meses -todos estos tiempos son orientativos y aproximados y dependen de cada niño-, la mayoría de bebés han iniciado la sedestación y, casi paralelamente, comienza la fase de tirar cosas. “Es una prueba-error para ver las reacciones de los padres. Están experimentando y viendo cómo caen las cosas, retando, y todo eso es normal. Con cariño y firmeza hemos de ir poniendo límites pero sabiendo que los niños nunca aprenden las cosas a la primera“, nos ha contado.
La angustia por separación y los primeros pasos
Cada etapa tiene su dificultad. Porque es entre los 8 y los 10 meses cuando llega la famosa ‘ansiedad por separación’. “Esto genera mucha angustia a los padres, que lo viven como si le pasara algo a su bebé. Y la explicación es que desapareces de su campo visual, pero él no entiende que vas a aparecer después, piensa que desapareces para siempre. Es algo que las madres vivimos con mucha angustia porque suele coincidir con la incorporación al trabajo. Tenemos que gestionarlo porque somos las que más sufrimos y tenemos que tener los recursos emocionales para manejar esa situación”, nos cuenta Lucía, mi pediatra.
A partir de los 12 meses es cuando comienzan, algunos de ellos, a dar sus primeros pasos sin apoyo. También piden brazos, responden al cucú-tras, contestan por su nombre, reaccionan a sonidos fuertes, buscan a papá y a mamá, dicen adiós, hacen palmitas, establecen contacto visual y reconocen caras de algunos familiares. Son signos, todos ellos, que observan muy de cerca los pediatras a fin de poder detectar cualquier tipo de trastorno.
De hecho, la revisión de los 18 meses es una de las más importantes precisamente por eso. “Ya es cuando podemos hacer un diagnóstico más o menos fiable de los trastornos del espectro autista. Si nuestro hijo no señala con el dedo, no mira lo que señalamos, no contesta por su nombre, no tiene contacto visual cuando le hablamos, no obedece órdenes sencillas, no dice papá o mamá, no tiene interés por las cosas que hacemos o no practica juego simbólico comenzamos a preocuparnos”, nos desvela la divulgadora y escritora.
El desarrollo del lenguaje
Este es otro de los hitos más importantes que adquiere nuestro hijo a lo largo de sus primeros meses/años de vida. Hay que tener en cuenta que su adquisición engloba una horquilla de tiempo amplia, como sucede con el hecho de caminar, pero Lucía, mi pediatra nos advierte de que si a los dos años no pronuncia absolutamente ninguna palabra es momento de ocuparse. “Ha de decir algunas palabras sueltas. Y sobre todo hay que evaluar si entiende, si se relaciona con el entorno, si comprende las órdenes sencillas, si diferencia el contexto en el que se encuentra. Todo eso es importante y es la fase previa al lenguaje”, nos aclara.
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