Ya en 2019, algunos datos nos hacían ver que la incertidumbre se había convertido en la nueva normalidad (Approaching The Future, 2019), relacionada con la crisis de confianza en las instituciones y en los medios de comunicación. 2020, en sus inicios, nos ha permitido continuar observando una verdadera consolidación de la inestabilidad como norma, con la creciente polarización social, el incremento de las noticias falsas y la disrupción tecnológica.
Pero está claro que lo que entendíamos por ‘incertidumbre’ ni se acerca al sentimiento de lo que significa este concepto hasta que llegó el coronavirus (COVID-19). Éste, como pandemia global, no entiende ni de fronteras ni de clases sociales. Y nos obliga a priorizar cuestiones que trabajamos día a día en CANVAS: la responsabilidad individual y social.
Estamos en el corazón de un ciclo que nos mueve hacia otro orden, otra realidad. Aceptando nuestra vulnerabilidad y la interdependencia que nos une. Y para poder hacerlo, hemos de reconciliarnos con la realidad que se desprende. Este tiempo es desafiante para muchas personas. Ese sentimiento creciente de incertidumbre genera confusión y puede ser terreno fértil para el individualismo y el despropósito. Todo lo que está aconteciendo es más que una pausa, como cuando una nevada o una tormenta silencia e inmoviliza todo durante unas pocas horas o días. Es cualitativamente distinto. Nos hace preguntarnos por qué o para qué se vive una situación como ésta. Y eso te vincula con tu propósito, tanto el individual como el colectivo: ¿Qué es lo que da sentido a nuestras vidas, tanto en el presente como en el futuro?
Está claro que nuestro presente, hoy por hoy, es sumamente incierto. Pero aprovechemos esta circunstancia extraordinaria para construir entre todos un futuro más responsable, más cohesionando, más humano, más consciente del impacto que nuestra sola presencia en el planeta tiene en todo el ecosistema natural, social y económico. Entendamos finalmente que, a pesar de que hemos conseguido grandes avances tecnológicos, en medicina, en convivencia social, solo somos inquilinos de este planeta que ha vivido miles de años sin nosotros y continuará existiendo mucho más allá de nuestra existencia.
Nos sentimos. Nos apoyamos. Esta es la red de la que formamos parte. Sabernos en la quietud y en la incertidumbre es parte de este tiempo. Aprendamos de manera conjunta a vernos, a entendernos y a cuidarnos como sociedad. Reflexionemos estos días sobre las transformaciones que se están produciendo. Ampliemos esas reflexiones, llevémoslas más allá de estas semanas y convirtámoslas en nuevas formas de hacer, que nos permitan sacar conclusiones acertadas de esta crisis. Solo así seremos capaces de avanzar de manera conjunta en las soluciones necesarias para hacer de este mundo un lugar más justo para todas las personas, y sostenible para todos los seres vivos que lo habitan. ¿Por qué? Porque saldremos de ésta, seguiremos adelante.