La gran visión de CEAFA es conseguir un mundo sin Alzheimer; y su misión es que el binomio paciente /persona cuidadora tenga la mejor calidad de vida posible.
Para ello, entrevistamos a Rosa Mª Cantabrana, presidenta de CEAFA que nos explica que la entidad trabaja en una red muy amplia en la que participan más de 300 asociaciones de familiares dando prestaciones y servicio a las familias. CEAFA está formada por 19 federaciones que coinciden con cada una de las Comunidades Autónomas, Ceuta y Melilla; y finalmente la Confederación como elemento integrador y herramienta de futuro que trabaja desde una perspectiva global y estatal para conseguir una mejor calidad de vida de las personas que conviven con la enfermedad.
La presidenta de CEAFA asegura que los principales ejes de la entidad son: Conocimiento, formación, buena gestión, y sobre todo calidad. Las grandes líneas de acción son, por un lado trabajar para que la red tenga las mejores condiciones de calidad, y por otro, las mejores posibilidades de acceso a la información sobre Alzheimer y demencias para cumplir con su misión.
CEAFA no da servicio directo a las personas, si no a las entidades para que estas tengan garantizadas todas sus necesidades en materia de gestión y formación. La Confederación trabaja por la cohesión, en línea con las sinergias con otros agentes clave o de interés, y una labor de reivindicación para llevar a los centros de interés, las demandas y necesidade de las personas que padecen esta enfermedad. La entidad cumple con una amplia malla de relaciones tanto de tipo administrativo como corporativo con otras entidades y plataformas.
CEAFA entiende que la comunicación es estratégica tanto dentro de la propia red como estructura, y pretenden mejorar los canales de comunicación para dar la mejor visión de lo que afecta a las personas. La comunicación es un flujo bidreccional con las entidades.
Desde la Confederación Española de Alzheimer CEAFA pusieron en conocimiento de la sociedad que desde la entrada en vigor del estado de alarma provocado por la crisis del COVID-19 alrededor de 200.000 personas afectadas por Alzheimer u otro tipo de demencia dejaron de recibir los servicios y atenciones especializados que ofrecen las Asociaciones de Familiares de Personas afectadas por estas enfermedades.
Las más de 315 Asociaciones confederadas, haciendo un ejercicio de responsabilidad y compromiso social, y siguiendo las directrices tanto de las Comunidades Autónomas como del propio Gobierno central cesaron su actividad, lo que conllevó el cierre de los centros y recursos, el confinamiento domiciliario de los usuarios y la adopción de expedientes de regulación temporales de empleo para más del 80% de los 4.664 profesionales que integran las plantillas de estas entidades sin fines lucrativos.
El confinamiento ha supuesto la ruptura instantánea de una rutina perfectamente asumida y asimilada por el paciente con demencia, y aunque ha podido servir de barrera al contagio, por el contrario, ha acelerado la evolución de la demencia, con lo que se han perdido años de calidad de vida en tan solo dos meses. Este confinamiento ha provocado un profundo deterioro en la salud física y psicológica de la persona que, conviviendo con el paciente con demencia, asume la responsabilidad de su cuidado y atención.
En este sentido, no se descarta que entre los problemas de salud a los que tengan que hacer frente, la demencia haga su aparición, incrementando la ya de por sí amplia incidencia de personas afectadas, y haciendo realidad lo que ya se venía advirtiendo desde muchos ámbitos y sectores: la demencia es la pandemia del Siglo XXI.
En definitiva, los efectos que el confinamiento está provocando tanto en la persona enferma como en la que la cuida son argumentos más que suficientes para que los centros de día gestionados por las Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias no tengan la categorización de “centros de mayores”, sino recursos terapéuticos.
Escucha aquí la entrevista completa a Rosa Mª Cantabrana, presidenta de CEAFA