Durante las últimas semanas, nuestra sociedad ha visto cómo se transformaban sus rutinas debido a la pandemia por el coronavirus COVID-19. Una de las primeras medidas adoptadas al inicio de esta emergencia sanitaria fue el cierre de los centros educativos, generando un impacto directo en la salud y bienestar de los más pequeños, y en su educación.
El contexto actual ha provocado en algunas familias situaciones de ansiedad o un aumento de la obesidad, debido al sedentarismo obligado por las restricciones de movilidad. Esta realidad ha evidenciado que la educación para el cuidado integral de la salud de los niños es una asignatura pendiente en los planes docentes de nuestro sistema educativo. Prácticas de alimentación e hidratación positivas, así como el cuidado del bienestar emocional y mental de los más pequeños, son clave para su desarrollo físico e intelectual.
Por este motivo, en este momento es más importante que nunca el cuidado de la salud integral, entendido como un compendio del bienestar físico, mental y emocional. Ese es el objetivo de “FLUYE”, un proyecto integrado en el movimiento “Alimentando el Cambio”, y que hemos impulsado bajo el programa de acción social “Alimentar por Amor”.
“FLUYE” es un programa educativo dirigido a niños y niñas de 2 a 12 años que contempla la definición de una nueva competencia educativa basada en un concepto integral de salud. Algunos países de nuestro entorno como Reino Unido o Suecia ya contemplan en sus programas curriculares esta formación. En nuestro país, y de la mano de la Fundación Trilema, el programa “FLUYE” comenzó a implantarse justo antes de la crisis sanitaria en 23 centros educativos de 8 comunidades autónomas, llegando a 9.900 alumnos.
Tanto la FAO como la OMS reconocen la importancia de la educación nutricional en la escuela. Por este motivo, debemos proveer a los colegios con las herramientas necesarias para educar a los niños/as en unos hábitos saludables y fomentar una mejor relación con el entorno y la naturaleza. Y es que como defendemos a través de nuestra visión One Planet.One Health, la salud de las personas y la del planeta están interconectadas.
Creemos firmemente en el rol de la escuela como espacio de aprendizaje sobre alimentación y salud. Cuando se trata de potenciar los buenos hábitos alimentarios, tanto los centros educativos como las familias desempeñan un papel clave y es imprescindible contar con su colaboración. Y es que las escuelas son una gran incubadora de transformación y aceleración del cambio social. Así, es vital implicar a todos los agentes que forman parte del proceso educativo: equipo directivo, profesorado, monitores de comedor, personal de administración y servicios, así como las familias.
Este el propósito del movimiento “Alimentando el cambio”, una iniciativa que quiere empoderar a niñas y niños a tomar decisiones conscientes sobre su salud, poniendo a su alcance la información que necesitan para poder escoger entre las opciones de alimentación e hidratación más saludables y sostenibles, haciéndoles conscientes de la importancia de mantenerse sanos e hidratados.
Nuestra ambición es convertir a las nuevas generaciones en agentes de cambio, impulsando así un cambio sistémico desde la base para impulsar una transformación a gran escala. En la normalización de estos principios y en la temprana adquisición de buenos hábitos reside la clave del éxito para que estos niños se conviertan en adultos saludables y responsables con el planeta.