La accesibilidad universal como concepto se refiere a la capacidad de cualquier persona, independientemente de sus capacidades o discapacidades, de acceder y utilizar todos los productos, servicios y espacios de una sociedad de manera autónoma y segura. Esta es una condición necesaria para una sociedad más inclusiva, donde todas las personas tengan la oportunidad de participar plenamente en la vida social, cultural, económica y política. Que todas las personas disfruten de una buena vida y ciudadanía en igualdad de oportunidades.
La accesibilidad universal no solo es un imperativo ético y social, sino que también es un factor clave para el desarrollo sostenible y la prosperidad económica de los países. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoce en su Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que la accesibilidad es un elemento esencial para lograr la inclusión social y económica, la igualdad de oportunidades y la participación activa de todas las personas en la sociedad. Lo deja claro, abriendo un camino hacia ese objetivo clave.
En este contexto, el tercer sector juega un papel fundamental en la promoción de la accesibilidad universal y la inclusión social. Las organizaciones sin ánimo de lucro, las asociaciones, las fundaciones y otras entidades del tercer sector están comprometidas con la defensa de los derechos humanos, la igualdad, la justicia social y la sostenibilidad, y tienen una gran capacidad para movilizar recursos y acciones que contribuyan al bienestar de la sociedad.
Es por esto que, para lograr una mayor efectividad y eficiencia en su labor, las entidades del tercer sector deben contar con perfiles tecnológicos que les permitan aprovechar las oportunidades que brinda la tecnología como herramienta de apoyo para la accesibilidad y la inclusión.
La tecnología puede ser, y en muchos casos ya lo es, una gran aliada para la accesibilidad universal, ya que ofrece soluciones innovadoras y eficaces para superar las barreras que limitan la participación plena y activa de las personas en la sociedad.
Por ejemplo, existen aplicaciones móviles que ofrecen información sobre la accesibilidad de los edificios, los medios de transporte o los servicios públicos para las personas con discapacidad visual o física; plataformas de aprendizaje en línea que pueden adaptarse a las necesidades educativas de cada persona; o sistemas de teleasistencia que permiten la atención y el cuidado de personas mayores o con discapacidad desde sus hogares.
Pero para que estas soluciones sean efectivas, es necesario que las entidades del tercer sector cuenten con profesionales especializados en tecnología y accesibilidad, capaces de diseñar, implementar y evaluar proyectos que respondan a las necesidades reales de la población. Estos perfiles tecnológicos pueden tener formación en ingeniería, informática, diseño, accesibilidad, usabilidad, entre otros campos relacionados, y deben trabajar en colaboración con otros profesionales del tercer sector, como psicólogos, trabajadores sociales, educadores, etc.
La inclusión de perfiles tecnológicos en las entidades del tercer sector también implica un cambio cultural y organizativo, que promueva una cultura de innovación, colaboración y adaptación a los cambios tecnológicos. Para ello, es necesario que las organizaciones del tercer sector tomen en cuenta la importancia de la tecnología en su labor social. Esto implica la contratación de perfiles tecnológicos, la implementación de soluciones digitales y la promoción de la inclusión digital en la sociedad en general. La tecnología no solo puede mejorar la accesibilidad universal, sino que también puede ser una herramienta para el cambio social y el desarrollo sostenible.
Es importante tener en cuenta que la tecnología debe ser un apoyo y nunca una limitación. Aunque la inclusión de tecnología en las organizaciones del tercer sector puede mejorar la accesibilidad universal, también puede crear una brecha digital entre aquellos que tienen acceso a la tecnología y aquellos que no. O incluso que los propios procesos al sufrir una digitalización generen brecha en las personas con más necesidades de apoyo. Es por eso que es esencial que las organizaciones del tercer sector trabajen en conjunto con perfiles tecnológicos para garantizar que la tecnología se utilice de manera inclusiva y equitativa.
En este sentido, es necesario que las administraciones, organizaciones y entidades públicas y privadas tomen medidas para garantizar que la tecnología sea accesible para todos, incluyendo a las personas con discapacidad. Esto implica la implementación de soluciones digitales accesibles y la promoción de la inclusión digital en la sociedad en general. Solo de esta manera podemos asegurarnos de que la tecnología se convierta en una herramienta para el cambio social y la inclusión en lugar de crear barreras y limitaciones para aquellos que más lo necesitan.
Resumiendo, la tecnología debe ser vista como una herramienta para apoyar la labor social del tercer sector y no como una limitación. Al trabajar juntos para garantizar que la tecnología se utilice de manera inclusiva y equitativa, podemos lograr una sociedad más accesible e inclusiva para todos.
Esta tribuna forma parte del Dosier Corresponsables: Expo+Accesible 2023.