¿Qué está suponiendo para Europa y España el cambio de modelo energético y productivo que estamos viviendo? ¿Qué papel juega la Responsabilidad Social Empresarial en esta transformación?
La transformación del modelo productivo como consecuencia de las transiciones digitales y energética (descarbonización de la economía) significa un cambio radical en la forma de producir, distribuir y consumir bienes y servicios; es decir, un cambio de lo que los economistas llaman la función de producción. No es un cambio cosmético. En muchos casos se trata de producir lo que estamos produciendo, pero de una mayor eficiencia productiva, con un impacto cero en las emisiones de gases contaminantes y con la preservación del capital natural-medioambiental. La principal responsabilidad social de las empresas es llevar el capitalismo a tecnologías sostenibles medioambientalmente y a utilizar esas tecnologías no para sustituir trabajadores sino para capacitarlos para mejorar su productividad y creatividad.
¿Cómo están resistiendo las economías occidentales a los periodos de crisis y recesión que se han producido este año (conflictos bélicos, inflación, paro, etc.)?
La resistencia de las economías occidentales, en general, y la española, en particular, está siendo mucho mayor que lo pronosticado. De hecho, la reiteradamente anunciada recesión no está ni se la espera. Y el empleo en vez de caer ha aumentado de forma importante. Esto no es un milagro. Sus causas son reconocibles. A diferencia de lo ocurrido con la crisis financiera y económica de 2008, en la cual la austeridad hundió a las economías en una recesión y paro profundo, ahora con las crisis pandémica y de la guerra en Ucrania los gobiernos han actuado de manera totalmente diferente. Y los resultados en términos de resistencia de las economías han sido también diferentes. Las ayudas al mantenimiento de ingresos de las familias y del empleo de las empresas han mantenido el consumo y la confianza. Esta es una lección que no debería olvidarse a medida que las economías vayan recobrando su normalidad.
En reiteradas ocasiones, usted ha abogado por un “contrato social basado en la productividad y la creación de buenos empleos”. ¿Podría detallarnos en qué consiste este contrato y cómo lograr su impulso?
Toda sociedad, para funcionar de forma armoniosa, necesita un pegamento que mantenga a todos los actores unidos en un propósito común de país. Ese pegamento es lo que llamo contrato social. El contrato social define quién se responsabiliza de qué en la organización de la sociedad. A la salida de la Segunda Guerra Mundial, en los años cuarenta del siglo pasado, las sociedades europeas decidieron que de la sanidad, la educación, el seguro de paro y de las pensiones de jubilación se responsabilizaría el Estado. Por su parte, los ciudadanos y las empresas se comprometieron a pagar impuestos para financiar esos nuevos servicios públicos. Ese contrato funcionó muy bien durante los “Treinta Gloriosos” siguientes.
Todo mejoró. Se crearon las grandes clases medias y con ellas se fortaleció la democracia. Pero algo comenzó a ir mal en los años 80 y 90 cuando los salarios reales empezaron a reducirse de forma sistemática y los buenos empleos comenzaron a desaparecer con la desindustrialización y la globalización. Finalmente, la política de austeridad aplicada por los gobiernos en la crisis de 2008, al recortar las inversiones en sanidad, educación, paro y pensiones rompió el contrato social de postguerra. Hoy necesitamos construir un nuevo contrato social que vuelva a traer prosperidad compartida. Un contrato social para el siglo XXI focalizado no tanto en la redistribución como en la creación de buenos empleos, para más personas y en más lugares del país.
Durante su participación en el reciente Foro de la Alianza para la FP Dual, ha destacado la importancia y los beneficios de la FP Dual. ¿Cuáles son estos beneficios y cómo se podrían incentivar este tipo de formación?
La formación dual, en la que la escuela y la empresa van juntas a lo largo de todo el ciclo formativo, es la celestina con capacidad de emparejar el deseo de las personas de tener buenos empleos con la necesidad de las empresas de tener buenos empleados. A mi juicio, la formación dual es una celestina válida tanto para la formación profesional, como para la universitaria y también para la formación para el empleo dirigidas tanto a los trabajadores en paro como a los que trabajan (las llamadas políticas activas de empleo). El reciente informe del Consejo Económico y Social de España sobre la “Formación dual. Situación y Perspectivas” ofrece datos muy reveladores de los beneficios que este modelo educativo dual ofrece tanto para las personas como para las empresas.
¿Por qué hay tan pocas empresas españolas que se implican en la FP Dual en la actualidad?
Es verdad, como señala el informe del CES, que sobre el total de empresas existentes, el porcentaje de empresas españolas comprometidas en algún programa de formación dual es muy bajo, pero lo alentador es el crecimiento exponencial que está experimentando el número de empresas que año a año se vinculan a programas de formación dual tanto profesional como universitaria. Hay una nueva conciencia de las ventajas que ofrece este tipo de formación para formar y retener el talento que necesitan en las nuevas circunstancias de cambio tecnológico y de competitividad. Estoy muy esperanzado porque creo que este número irá en aumento.
¿Cuáles son los retos de futuro del CES?
La ley de creación del CES, del año 1991, atribuye a la institución dos grandes funciones. La primera es contribuir a mejorar la calidad del proceso de toma de decisiones públicas mediante la emisión de dictámenes preceptivos no vinculantes sobre la actividad prelegislativa del gobierno en materia económica, laboral y social, antes de ser enviada al Parlamento. Pienso que los dictámenes del CES a lo largo de los años han sido muy positivos en cuanto a incorporar un mayor número de intereses y opiniones en el proceso legislativo. La segunda función del CES es contribuir a mejorar la calidad del debate público y político sobre los grandes retos que enfrentamos en cada etapa mediante la emisión de informes sobre esas cuestiones prioritarias -informes que pueden ser a petición del gobierno o a iniciativa propia- y también mediante la Memoria Socioeconómica y Laboral anual. Uno de esos informes es el que acabo de mencionar sobre la formación dual. De cara a los próximos años, pienso que uno de los retos del CES es hacer un seguimiento de los impactos productivos, laborales y territoriales de los grandes proyectos de inversión financiados con fondos europeos para lograr que la transformación productiva de la economía vaya acompañada de una paralela transformación de las capacidades laborales y de los buenos empleos.
Accede a más información responsable en nuestra biblioteca digital de publicaciones Corresponsables