“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, afirmó Nelson Mandela. Esta declaración adquiere más relevancia que nunca en el marco del Día Mundial de la Educación Medioambiental; y es que, como bien apuntó Mandela, la educación es sin duda alguna, uno de los pilares del progreso.
Cada vez se hace más evidente que el cambio climático es una realidad. La temperatura media de la tierra y del mar ha aumentado, se ha incrementado la intensidad y frecuencia de los desastres naturales y los problemas de sequía y su impacto en la agricultura son cada vez más comunes. Sin duda alguna, la tierra está pidiendo a gritos un cambio.
Ante esta realidad, las empresas e instituciones debemos tomar medidas. No solo desarrollando e impulsando estrategias empresariales sostenibles que contribuyan a la descarbonización de Europa y a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por la Organización de las Naciones Unidas, si no fomentando otro tipo de acciones. Acciones que fomenten la concienciación en el ámbito de la sostenibilidad entre los ciudadanos.
Es aquí cuando la educación para el desarrollo sostenible se convierte en una herramienta fundamental para inocular valores que aseguren el futuro de un planeta más sostenible, responsable y verde. Sin embargo, la UNESCO arroja unos datos no muy optimistas: tan solo el 47 por ciento de los programas de enseñanza nacional de 100 países no hace ninguna referencia al cambio climático. Mientras que el 40 por ciento de los docentes se siente cómodo al enseñar sobre cambio climático, sólo el 20 por cierto confiesa que se siente capaz de explicar cómo se debe actuar.
Ante este contexto, la concienciación y la educación se consolidan como herramientas indispensables para lograr que los ciudadanos adquieran mayor consciencia y apuesten por desarrollar conductas más sostenibles. Así, educar para que las generaciones presentes y, sobre todo, las futuras sean conscientes de la necesidad de sanar el planeta, se convierte en una prioridad en la agenda de muchas entidades tanto del sector público como privado.
La apuesta de EDP por liderar la transición energética se materializa con grandes proyectos líderes en materia de renovables y nuevos vectores energéticos como el hidrógeno verde, sin embargo, este compromiso con la sostenibilidad por parte de EDP ha querido siempre ir más allá. A través de nuestra Fundación desarrollamos varios programas educativos que tienen como objetivo divulgar la sostenibilidad entre los más jóvenes en España.
Así nació el programa “Viva Nuestra Energía”, que busca familiarizar a los más pequeños en materia de sostenibilidad en los colegios. Está impartido por personal especializado y permite a los alumnos participantes adquirir conocimientos básicos sobre los diferentes tipos de energías. Nació en 2010 y desde entonces ha ayudado a más de 540 mil alumnos y alumnas a entender un poquito más acerca de la sostenibilidad y el por qué es tan relevante estar concienciados con ella.
Además de este programa educativo para los más pequeños, desde la Fundación también desarrollamos uno de los programas de becas más relevantes, conscientes de la necesidad de instruir y generar talento.
Este programa, que lleva el nombre de Martín González del Valley, dotado con casi 800 mil de euros, nació en 1983 y tiene suscritos convenios con las Universidades de las Comunidades Autónomas del Principado de Asturias, País Vasco, Cantabria, Región de Murcia y Madrid, entre otras. Desde sus comienzos, cada año, más de 100 jóvenes tienen la oportunidad de poner en práctica sus conocimientos en un contexto real
Durante los 10 meses que dura la beca, los alumnos pueden involucrarse en todas las áreas de la empresa y pueden participar en programas de innovación y mejora continua, donde aportan sus ideas y comparten experiencias, allanando el terreno para que puedan absorber todo el conocimiento posible de cara a incorporarse al mercado laboral, con unos valores sostenibles muy bien arraigados y es que EDP tiene el firme compromiso de liderar la transición energética, creando una nueva energía para el planeta, más verde e inclusiva.
Con la preocupación creciente por el deterioro del medio ambiente, es imprescindible no perder de vista que la introducción de la perspectiva ambiental, social y económica en la escuela y Universidad. Así, estos programas educativos son imprescindibles para formar a una cantera de profesionales del futuro con la sostenibilidad arraigada en su ADN.
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