He escogido el título de este artículo emulando al gran Garcia Márquez hablando del amor en los tiempos del cólera. Una obra de arte dedicada al verdadero amor que perdura y supera las adversidades. Salvando las distancias, quiero decir que desde mi humilde perspectiva hay un símil importante.
En Zurich tenemos un histórico en cuanto a voluntariado corporativo. Nuestra fundación global, la Z Zurich Foundation, promueve premios globales de los héroes comunitarios por regiones y tenemos derecho a dedicar un mínimo de un día laboral al voluntariado. Además, la fundación iguala todas las donaciones económicas que hacen nuestros empleados y retribuye las horas dedicadas al voluntariado en forma de donaciones.
En España, desde 2012 organizamos oportunidades para nuestros empleados relacionadas con la orientación de estudiantes de ESO, Bachillerato y Formación Profesional. Recientemente hemos añadido un programa del que nos sentimos especialmente orgullosos y que está dirigido a un target de jóvenes que han decidido reengancharse a los estudios y no abandonar. Son los chicos y chicas de los Programas de Formación e Inserción (PFI) que el sistema expulsa, que no encajan y que han fracasado en la escuela, pero que a pesar de ello han decidido darse una segunda oportunidad. En pocas semanas tenemos récord de voluntarios apuntados para ayudar. Y es que la causa lo merece.
También estamos a las puertas de nuestra novena Community Week, este año la hemos ido moviendo de fecha con la esperanza de celebrarla en una normalidad que lamentablemente aún estamos lejos de disfrutar. Y como ya se acaba el año, pues la hacemos igualmente y en remoto y la verdad es que nos ha quedado un programa muy bonito, con talleres y participaciones en fiestas navideñas de centros especiales de personas con discapacidad. Nuevamente, no hay quién nos desanime.
Los empleados de Zurich llevamos trabajando desde casa desde los primeros días de marzo. Y no hemos vuelto a las oficinas, porque prima la protección de nuestras personas y nuestras familias. También nuestro negocio lo permite y el nivel de digitalización y la práctica de hace años que tenemos trabajando en un formato flexible nos lo ha facilitado mucho. Por ello hemos podido seguir atendiendo a nuestros clientes con los niveles de excelencia que merecen.
Pero no por ello hemos dejado de ayudar. Al poco tiempo de estar confinados, nos dimos cuenta de que aquello iba para largo, con lo cuál también desde RC nos tuvimos que enfrentar al reto digital. Tuvimos que adaptarnos utilizando las nuevas tecnologías a los distintos proyectos que tenemos en marcha por lo que nos pusimos a trabajar para buscar soluciones. Nos supimos reinventar y adaptamos los programas que dábamos en presencial en los institutos a un formato online, con clases en remoto, que seguimos llevando a cabo dada la situación actual. También fue un aprendizaje importante para los alumnos. En el contexto actual y de cara al futuro, saber gestionar la incertidumbre y poder adaptarse a los cambios son dos cualidades muy necesarias.
Dentro de nuestra campaña de ayuda frente al Covid #JuntosYComprometidos, que en lo que se refiere a los empleados se basó en campañas de donaciones y en el voluntariado corporativo, lanzamos distintas acciones nuevas adaptadas a las necesidades del momento. Se formó por ejemplo un grupo, los ZurichMakerZ que mediante impresoras 3D y materia prima que les facilitamos desde Zurich, dedicaban su tiempo libre a la fabricación de pantallas protectoras y salva orejas para los sanitarios cuando había falta de material. También acompañamos a mayores que vivían solos o en residencias hablando con ellos por teléfono y ayudamos a mujeres en situación de vulnerabilidad mediante sesiones de coaching en remoto.