World Vision publica un nuevo informe en el que revela que tres de las mayores crisis de desplazamiento del mundo – Ucrania, Siria y Afganistán- tienen un denominador común a medida que se acerca el invierno: la lucha de las familias desplazadas encabezados por mujeres para hacer frente a las duras condiciones invernales que a veces las obliga a tomar medidas desesperadas. El estrés que les produce esta situación les está conduciendo al deterioro de su salud mental.
El informe de World Vision, “Out in the Cold”, examina cómo las familias desplazadas encabezadas por mujeres procedentes o residentes en Ucrania, Siria y Afganistán se enfrentan a las duras condiciones climáticas del invierno y cómo el género del cabeza de familia puede agravar significativamente la vulnerabilidad del hogar durante el invierno.
El estudio concluye que el aumento del coste de los productos básicos y de los artículos de primera necesidad para el invierno pone a los hogares encabezados por mujeres desplazadas en una situación de mayor riesgo que el que sufren otros grupos vulnerables. Esto es debido al estigma social al que se enfrentan y a que la ayuda suele estar fuera de su alcance.
“El acceso a los ingresos plantea varios problemas específicos para las mujeres de los campos de desplazados. El principal es las normas culturales y de género que aumentan el estigma en torno a la actividad económica de las mujeres”, explica Eleanor Monbiot, responsable regional de World Vision para Oriente Medio y Europa del Este. “Las mujeres desplazadas que son cabeza de familia llevan una doble vida, en la que deben cumplir tanto con las tareas domésticas como generar ingresos fuera del hogar, pero esto se hace muy difícil ya que los campos de desplazados y las comunidades cerradas en las que viven ofrecen mercados limitados para su trabajo remunerado y para los servicios que pueden prestar”, añade Eleanor Monbiot.
Otros problemas
La investigación realizada descubrió además que los hogares encabezados por mujeres están reduciendo el consumo de alimentos, asumiendo deudas peligrosas, enviando a sus hijos menores de edad a trabajar y vendiendo a sus hijas menores de edad para casarlas o se para que se dediquen al trabajo sexual.
A medida que las temperaturas alcanzan mínimos mortales, también están poniendo en riesgo su salud y la de su familia al utilizar métodos de calefacción de último recurso para no tener que elegir entre comer o calentar sus hogares. “Las familias desplazadas en Ucrania se enfrentan ahora a su primer invierno duro, pero para las mujeres desplazadas sirias y afganas, van a soportar otro año más de su vida a temperaturas bajo cero por no poder tener combustible, leña, electricidad o gas para calentar sus refugios. Como resultado, recurren a métodos inseguros de calefacción y cocina que son además insalubres”, dice Monbiot. “Queman bolsas de plástico y ropa vieja para mantenerse calientes. Estas prácticas están teniendo un impacto crónico en su salud y en la de sus familias, en el medio ambiente, y aumentando significativamente el riesgo de incendios en sus comunidades”.
Según los nuevos datos, muchos hogares encabezados por mujeres también se enfrentan a dificultades para acceder a los centros de salud durante todo el año y especialmente en invierno, debido a la falta de transporte, las inundaciones y la distancia. Cuando hay centros sanitarios disponibles, la falta de medicamentos y los elevados costes les impiden acceder a los servicios sanitarios que necesitan.
La imposibilidad de mantener a los niños calientes y bien alimentados en viviendas inadecuadas afecta a la salud mental de las mujeres cabeza de familia. El estrés que provoca esta situación desemboca en ocasiones en violencia física y emocional, negligencia y problemas de comportamiento entre los niños y niñas.
El informe de World Vision, “Out in the Cold”, recomienda dar prioridad a los hogares desplazados encabezados por mujeres y proporcionarles ayuda económica que les permita mantener a sus familias. Además de la ayuda en efectivo, hay que dar prioridad a las medidas inmediatas de preparación para el invierno, como la distribución de combustible sólido ecológico y aparatos de calefacción, la distribución de ropa de invierno y mantas, y el aislamiento de los refugios. Y lo más importante de todo, el acceso temprano a servicios de apoyo a la salud mental, ya que las mujeres luchan contra esta estación en todos los frentes.
“Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que intensifique y priorice la ayuda en efectivo para el invierno a los hogares desplazados encabezados por mujeres en Ucrania, Siria y Afganistán. Estas mujeres se han visto obligadas a huir de sus hogares, muchas de ellas solas con sus hijos. Ahora luchan por sobrevivir a las duras condiciones invernales y es comprensible que su salud mental se resienta. El mundo no debe olvidar a estas mujeres que ya han pasado por traumas inimaginables”, concluye Monbiot.
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