El reciente terremoto en Siria y Turquía es una doble tragedia para los niños y niñas sirios. Siria ya es uno de los 10 países del mundo con mayor inseguridad alimentaria, con 2,5 millones de personas que no saben de dónde vendrá su próxima comida. El desastre del terremoto no sólo ha creado una crisis de supervivencia, sino que amenaza con llevar la inseguridad alimentaria a mayores niveles.
Es difícil imaginar que las cosas puedan ir peor para los niños y niñas sirios que han pasado hambre, frío y traumas a causa del reciente terremoto. Estos niños desplazados, separados y huérfanos ya carecían de alimentos y dependían de la ayuda humanitaria. Antes del seísmo, 14,6 millones de personas, entre ellas 6,5 millones de niños y niñas necesitaban ayuda humanitaria, pero sólo 4,7 millones recibían asistencia de media cada mes en 2022.
“Ahora, los pocos alimentos que tenían están enterrados bajo los escombros, las tiendas y almacenes locales están destruidos y el transporte de alimentos en camiones se ve gravemente obstaculizado por los daños en las carreteras y la infraestructura” explica Mary Njeri, directora de Respuesta al Hambre Mundial de World Vision.
“Tras encuestar a cientos de familias inmediatamente después de la catástrofe, sabemos que conseguir alimentos es absolutamente prioritario. Más del 80% de los supervivientes entrevistados en el noroeste de Siria nos dijeron que necesitaban paquetes de alimentos o comidas preparadas. Casi el 70% de las personas nos dijeron que necesitaban alimentos para lactantes y sabemos que más del 40% de los mercados están destruidos. Además, la gente sigue teniendo que lidiar con los problemas cotidianos a los que se enfrenta por vivir en uno de los peores contextos humanitarios y de conflicto del mundo”.
“Los niños y niñas atrapados en el conflicto sirio ya se encontraban entre los más hambrientos del mundo debido al enorme déficit de financiación internacional: sólo se ha financiado un tercio del plan de respuesta humanitaria de Siria en materia de nutrición. Pero tras los terremotos, me preocupa mucho que los niños y niñas sirios se enfrenten ahora a una crisis de hambre cada vez mayor, a menos que consigamos un suministro de alimentos suficiente y sostenido. Se trata de una tarea ingente, ya que las carreteras, los almacenes y las instalaciones logísticas han sufrido graves daños”, añade Mary Njeri.
Los niveles de hambre en Siria eran los más altos de los últimos 12 años, incluso antes de que se produjeran los terremotos. En noviembre, 5,7 millones de personas recibieron ayuda alimentaria y nutricional del PMA. Si entonces las cosas iban mal para los niños y niñas, ahora van fatal. Agencias de ayuda humanitaria como World Vision están sobre el terreno aumentando la ayuda pero toda la comunidad internacional debe movilizarse para garantizar que los niños no caigan en niveles de hambre aún más extremos.
World Vision está colaborando con sus socios para proporcionar alimentos listos para comer a más de 11.000 personas y trabajando en la entrega de dinero en efectivo a 12.000 personas para que lo gasten en las cosas que más necesitan en los mercados que han sobrevivido al terremoto.
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