El primer punto es la pobreza estructural, que encuentra sus territorios más críticos especialmente en el noroeste y noreste argentino, y el conurbano bonaerense. En segundo lugar, se debe avanzar en políticas que combatan la informalidad y la precariedad laboral, que afecta a casi cuatro de cada diez argentinos. Tercero, las brechas de la desigualdad, que son particularmente profundas en los grandes centros urbanos. Otro punto clave es la inserción de los jóvenes de 16 a 24 años que ni estudian ni trabajan y que, más allá de las cifras, son un sector que sufre no sólo la ausencia de oportunidades laborales y educativas sino también la falta de un horizonte que les permita proyectar sus vidas en el futuro.
Muchas veces, las situaciones de pobreza tienen que ver con la imposibilidad de acceder al capital. En el caso de los pequeños emprendedores y los cuentapropistas, hay que repensar un sistema de crédito flexible y masivo de manera que permita la renovación de sus maquinarias y herramientas. También es necesario masificar el acceso al crédito a la vivienda para aquellos sectores que, aún trabajando, tienen ingresos insuficientes para lograr la financiación que requieren. El sexto punto radica en la extensión de los planes de infraestructura
social y vivienda, que mejoren la calidad de vida en centros urbanos.
Por otra parte, hacen falta estrategias de fortalecimiento de los niveles de atención primaria de la salud que eviten la sobrecarga en los hospitales. También se debe mejorar la calidad educativa, achicando las diferencias crecientes que se están observando entre escuelas privadas y las escuelas públicas. El noveno eje pasa por la descentralización de recursos a los gobiernos locales. Y, finalmente, el fortalecimiento de las organizaciones de la sociedad civil, transfiriéndoles recursos para que puedan encarar sus propias acciones.
Ante este escenario, se abren nuevos desafíos para la RSE, con el objetivo de lograr Sustentabilidad en las acciones encaradas, el apoyo a las organizaciones que tienen legitimidad y la experiencia de trabajo en las comunidades. En la Argentina hay 80.000 organizaciones sociales y uno de los desafíos del sector empresario es apoyarlas con financiamiento y capacitación, para empoderar y fortalecer a la sociedad civil.
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