Orientada a promover la creación de reportes más cortos pero también más estratégicos y creíbles, la nueva guía reemplaza los niveles de aplicación tradicionales (A, B y C) por dos nuevas categorías: ‘esencial’ y ‘exhaustiva’. El primero implica la comunicación de información básica para lograr estar ‘en concordancia’ con GRI y el segundo compromete un grado mayor de profundidad a partir de más indicadores.
En tal sentido, algunas de las novedades más importantes pueden resumirse de la siguiente manera:
- El análisis de la cadena de valor se vuelve central y se encuentra incluido de manera transversal a fin de contribuir a la identificación de impactos indirectos.
- Se incorpora el concepto de mecanismos de remediación a fin de que las empresas puedan dar cuenta de las políticas y prácticas con las cuales hacen frente a los impactos negativos de sus operaciones y de los procedimientos para mitigarlos, compensarlos o remediarlos.
- La verificación representada con el signo + es eliminada. La nueva guía propone un espacio en el mismo índice para que cada indicador pueda incluir información acerca de si ha contado con asesoramiento y/o verificación de un tercero.
Los reportes de Sostenibilidad y, en especial aquellos que utilizan la metodología propuesta por GRI, se presentan entonces como una contundente herramienta de comunicación, capaz de aportar transparencia, credibilidad y posibilidad de comparación en el tiempo y con otras organizaciones.
Actualmente, en todo el mundo cerca de 5.000 organizaciones utilizan lineamientos GRI para realizar sus reportes de Sostenibilidad. En América Latina, reportar con GRI es una tendencia consolidada: del 2008 a hoy se ha duplicado el número de empresas que utilizan esta herramienta. En Argentina, más del 80% de las empresas que reportan toman los lineamientos del GRI como referencia, aunque menos del 10% solicita a la organización su verificación.