¿Cómo ha evolucionado Forética en estos nueve años?
Forética trabaja en Argentina desde el 2006 y en aquel entonces ya estaban establecidas en el país organizaciones promotoras de la gestión responsable orientada a la Sustentabilidad. Encontrar el espacio fue un desafío para nosotros. Buscamos aportar una visión diferenciadora que apuntara más a la gestión que a la comunicación. Si bien nos llevó mucho tiempo encontrar empresas que percibieran el valor de trabajar con Forética, los miembros demuestran un alto grado de fidelización. Empleamos la SGE21 no tanto como certificación, que es el posicionamiento que tiene en Europa y en algunos países de América Latina, sino como una metodología de abordaje de la RSE. La SGE21 requiere de un compromiso organizacional no tan aspiracional con la gestión sustentable.
Al contrario de lo que sucede en Europa, la Responsabilidad Social en Argentina comenzó muy alineada con temas de filantropía corporativa. Era muy difícil el salto a la propuesta de Forética. Nosotros tratamos la Responsabilidad Social desde un abordaje más transversal y buscamos salir de la receta de una misma RSE para todos. Impulsamos el compromiso de cada empresa con la Sustentabilidad para identificar riesgos y oportunidades significativas para su negocio y sus grupos de interés. En Forética desarrollamos herramientas que fortalecen las capacidades de las empresas para gestionar sus riesgos y capturar las oportunidades de los desafíos globales de cara a un crecimiento económico con Sustentabilidad.
¿Cómo percibe el estado de la Responsabilidad Social en la Argentina?
Hay mucho compromiso con la comunicación. La Argentina es uno de los países donde se publican más memorias de Sustentabilidad. Todas las empresas quieren tenerla. Sin embargo, el desafío del GRI4 es que se debe explicar por qué se realiza una iniciativa y no sólo describir en qué consiste. Es una oportunidad para validar transversalmente las actuaciones de RSE tanto hacia dentro como hacia afuera de cada organización.
En muchas compañías la RSE no tienen un abordaje estratégico, excepto los temas relacionados con impactos ambientales. Sin embargo, el impacto ambiental está regulado por ley y la Responsabilidad Social busca ir más allá del cumplimiento normativo. Además, las áreas de RSE han quedado algo relegadas del círculo de las decisiones estratégicas y hay poca comunicación interna de la Responsabilidad Social y la Sustentabilidad. Integrar la RSE en el modelo de gestión requiere de la aplicación de una serie de herramientas de manera metódica y sistemática. Es necesario un salto a la profesionalización.
¿Dónde situaría la RSE de Argentina con respecto a la de otros países de la región?
En Chile y Perú hay más demanda por mejorar la gestión. Tal vez sea porque en sus economías hay mayor peso de las industrias extractivas, lo que exige una renovación continua de su licencia para operar, además de una mayor transparencia en temas de gestión de impactos ambientales. Son más cuidadosos en lo que comunican. Todos los estándares internacionales son muy bien recibidos y valorados.
En Uruguay, como las empresas más grandes tienen que ver con el Estado, se han incorporado varios mecanismos de compras públicas. En Chile, la comunicación de los proyectos comunitarios es de perfil bajo pero, en cambio, se muestran más los procesos de compra y consumo responsable de las empresas.
¿Cuál es la situación del consumo responsable en Argentina?
Es el gran desafío de la RSE en todo el mundo. El compromiso con la gestión responsable todavía no es un factor decisivo en los criterios de compra de los consumidores.
Las empresas deberían concientizar más a la población sobre el consumo responsable, sobre todo debido al impacto ambiental de los residuos, especialmente en las ciudades. Se deberían fomentar más las prácticas de consumo consciente, como apagar la luz, separar los residuos y reciclar. Todo ello debería ser un punto en la agenda común de las empresas hacia el futuro.
En el desarrollo de la RSE, ¿qué papel está asumiendo la Administración Pública?
Los municipios trabajan en la recolección de residuos, se promueve la separación en origen. Además, en la ciudad de Buenos Aires se fomentan otras prácticas verdes como el metrobus y las bicisendas. También cabe destacar que el Gobierno de la provincia de Córdoba elabora una memoria de Responsabilidad Social y las empresas de determinado tamaño que quieran optar a una licitación pública deben presentar el reporte de RSE como parte de la documentación solicitada.
¿Qué relación tienen las pymes argentinas con la Responsabilidad Social?
Es difícil hablar de RSE con las pymes en un país tan marcado por la coyuntura económica, si bien hay mucho interés y programas como el de AMIA. Hay compromiso pero es complejo que una pyme se plantee alguno de los aspectos de la Responsabilidad Social.
¿Cómo percibe el diálogo de las empresas con sus grupos de interés?
Las empresas tienen muy bien mapeados sus stakeholders y establecidas sus expectativas con respecto a cada uno de ellos. El desafío es vencer la barrera de validar sus expectativas con respecto a las de los grupos de interés. Es el reto que plantea el GRI4 y hay mucho temor a afrontar este diálogo. En la medida que esos procesos de dialogo se continúen, se abrirá paso a círculos virtuosos que abrirán al puerta a generar valor compartido y confianza, la mera base de la gestión responsable orientada a la Sustentabilidad.