LeDor VaDor, institución sin fines de lucro de referencia en gerontología, inauguró una nueva Sala de Estimulación Multisensorial Snoezelen. El uso de este tipo de dispositivos para trabajar en personas con deterioro cognitivo es una tendencia cada vez más extendida por sus beneficios tanto para estimular como para promover calma y bajar los niveles de inquietud.
“El abordaje es individualizado, un trabajo artesanal, por lo general con una o a lo sumo dos personas a la vez, y donde el profesional va construyendo a través de la experiencia”, señaló Sandra Clariá, Jefa del Terapia Ocupacional de Ledor Vador.
Origen holandés
El concepto terapéutico detrás de esta sala de estimulación multisensorial Snoezelen tiene sus orígenes en la década del 70, llegando de la mano de los terapeutas Jan Hulsegge y Ad Verheul.
El nombre que recibe viene del neerlandés, siendo la fusión de “snuffelen”, que significa “oler” y “doezelen”, que significa “dormitar”, y combinadas dan lugar a la idea de “impregnarse de sensaciones relajantes”.
De hecho, las salas de estimulación multisensorial Snoezelen son un tipo de herramienta recomendada para trabajar en personas con dificultades en la percepción y cognición, como así también pueden ser usadas con finalidad lúdica.
“Se generan ambientes de intimidad lumínica, bajo una atmósfera auditiva envolvente, con proyecciones amplias sobre las paredes, con el objetivo de explorar, buscar o recuperar sensaciones básicas”, explica Clariá.
Los 5 sentidos
Con esta incorporación, LeDor VaDor agrega una experiencia rica y variada, en la que forman parte todo tipo de estimulación a través de sonidos, luces, colores, olores, texturas y sabores.
La sala está equipada con lámparas y proyectores de luz de diferentes colores, formas e intensidades; fibras luminosas; pulsadores, interruptores y paneles táctiles que activan luces y sonidos; espejos y todo tipo de superficies reflectantes; y objetos con formas, colores, materiales, texturas y dureza de diversa variedad.
Entre los elementos para lograr esa relajación, también se incluyen columnas de burbujas; objetos que producen sonidos al tocarlos; difusores de aroma, objetos aromatizados, mordedores y masticadores; colchonetas, puffs, butacas, mecedoras; reproductores e instrumentos musicales.
“El punto de partida es cada persona. Elaboramos una historia sensorial de cada paciente, con aquello que le gusta y lo que rechaza, para trazar un recorrido posible. Para esto también contamos con el apoyo de las familias, quienes brindan información que luego nos sirve como anclaje para la experiencia”, explica Clariá.
En muchos casos donde hay dificultad para relacionarse con el entorno, la sala funciona como un ambiente que brinda nuevas oportunidades de vinculación. “Es una mano para que los familiares puedan acercarse al ser amado, en un entorno facilitador”, señala Clariá.
El uso de la tecnología, el corfort, la intimidad y la mirada profesional se combinan en un trabajo uno a uno en esta propuesta para generar nuevas conexiones en un ambiente agradable y tranquilo.
Por ejemplo, un hombre con deterioro avanzado esboza una sonrisa al ver proyectada en pantalla gigante uno de los goles inolvidables de Boca. En otro momento, el peso de una manta con bolsas de arena sobre la pierna limita el temblor que aqueja a una mujer, como si fuera una mano que la tranquiliza.