Este momento de crisis representa una ocasión única para fortalecer nuestra resilencia como comunidad, comprometiéndonos y cuidándonos unos a otros.
En las últimas dos décadas, autores como N. Suárez Ojeda, M. Munist, A. Melillo o A.Kotliarenco han dedicado interesantes páginas al concepto de resiliencia comunitaria, haciendo hincapié en pilares como la autoestima colectiva, la honestidad y la identidad cultural.
Desde que el COVID-19 se convirtió en noticia, los medios comenzaron a utilizar la expresión “resiliencia” casi como un conjuro para ahuyentar los efectos negativos del virus en la salud mental o la estabilidad económica.
Sin embargo, esta capacidad para afrontar las presiones no brota por arte de magia, necesita ser construida. Para ello, es fundamental el “sostén recíproco”, algo tan simple como ayudar y aceptar que nos ayuden, comprendiendo que nadie puede solo (ODS 17: Alianzas).
En estos días, dicho sostén se manifiesta a través de buenas prácticas como la donación de insumos para fabricar equipos de protección sanitaria o de horas de trabajo para elaborarlos y distribuirlos a quienes brindan servicios esenciales. Cada uno coordinando movimientos con otros para aportar lo que sabe, tiene o puede, tejiendo una valiosa cadena de valor.
Un rápido recorrido por las redes nos muestran jóvenes voluntarios que confeccionan máscaras en 3D, organizan colectas de alimentos o hacen compras para sus vecinos mayores; diseñadores que crean y donan barbijos adaptados para personas con discapacidad auditiva; artistas que ofrecen conciertos virtuales solidarios, etc.
Desde la Cátedra de RS UdeMM participamos, entre otras iniciativas, en la campaña “Para ti aunque no te conozco” promovida por la Asociación Cinco Palabras (España), escribiendo o enviando audios con poemas y mensajes de apoyo a pacientes hospitalizados. Ya habíamos comprobado la eficacia de estos “abrazos escritos” en dos proyectos solidarios previos: “Palabras con sentido: cartas personalizadas para adultos mayores” ( 2017) y “De corazón y palabra”: intercambio interdisciplinario e intercultural (2019). Porque cuando la distancia física impide el abrazo, suelen ser las palabras -acompañando acciones- las que hacen posible el “sosten recíproco” del que hablábamos.
Entiendo la resiliencia comunitaria como una actitud lo suficientemente flexible, creativa y solidaria que nos permite sobreponernos juntos a inesperadas situaciones de incertidumbre.
Hoy todos formamos parte de esa coreografía universal conmovedora: la del compromiso y la empatía.