¿Cuáles han sido los principales hitos del Instituto?
Un punto fuerte fue en 1998, recién se lanzaba el Instituto Ethos de Brasil. Nosotros miramos a Ethos a través de la ventana de amigos como la Fundación Kellogg’s y la Fundación Avina, que estaban acompañándolos a ellos en esta locura. Ellos habían logrado en un año 500 empresas miembro y a su reunión anual asistían alrededor de 1.000 personas. Había que adaptar ese modelo a un escenario diferente como es la Argentina. Para nosotros fue el impulso definitivo para creer que sí era posible crear algo similar.
Teníamos también, lógicamente, una escala diferente en expectativas. Nos asombró la capacidad de este grupo de posicionar el tema de Responsabilidad Social en la agenda del debate público, no solo entre el empresariado sino en la estrategia de Brasil como país en los próximos 50 años.
Tratamos de aprovechar esa generosidad y empezar a tomar algunas líneas de sentido común. Se creó una matriz de indicadores exhaustiva como la que tenía Ethos para autoaplicarse indicadores.
Ustedes están a favor de la autorregulación de la RSE, más que de un cuerpo legislativo.
En muchos países, como en Argentina, hay una tradición muy fuerte de intentar hacer que la RSE sea obligatoria a través de leyes. Eso termina siendo ridículo, porque la empresa acaba diciendo al Estado: ¿nosotros tenemos que comprar con Responsabilidad Social y ustedes cómo compran?
Por eso, el IARSE defiende la idea de la autorregulación y autoaplicación. La regulación sobre RSE sólo es justificable si es exigible también para el poder ejecutivo. Si éste se aplica indicadores de RSE en la gestión de lo público.
¿Cómo ve la RSE y la Sustentabilidad en Argentina?
Hay una abundancia de oferta de servicios de RSE. Hay muchas consultoras y eso es bueno porque responden a una demanda que quiere ser satisfecha. Las universidades están abordando el tema, aunque tímidamente. De todas maneras, ya no hay ninguna que no tenga un seminario, asignatura o taller al respecto.
También hay un fuerte avance de los medios tradicionales en comunicar los temas de la RSE, aunque se ha visto más como una oportunidad de negocio. Han creado en sus revistas suplementos y secciones de RSE, pero no creo que tengan ninguna creencia personal en ese sentido.
¿Cuáles son los principales retos de la RSE en Argentina para los próximos años?
Uno de los grandes desafíos sigue siendo integrar en la gestión los postulados de la Responsabilidad Social y la Sustentabilidad. El tema del diálogo con los stakeholders va cobrando cada vez más entidad, pero en Argentina el consenso es particularmente difícil.
Fundamentalmente, construir todo lo que tiene que ver con el tema del liderazgo directivo e internalizar dentro de la compañía el cambio cultural que supone la RSE. Dada la situación económica y social que hay en la actualidad, un aspecto importante también es la estabilidad de un país y profundizar en estas cuestiones que siempre van a estar presentes en Latinoamérica. Otro aspecto son las herramientas concretas para que las pymes puedan gestionar la RSE.
¿Qué obstáculos hay que salvar para poder alcanzar estos desafíos?
Diría que todavía tenemos tres problemas complejos. El primero es querer saber qué es la Responsabilidad Social. Mientras se siga confundiendo con la filantropía y acciones comunitarias es el mejor negocio para no hacer nada. Si la sociedad y las empresas creen eso, no hemos aprendido nada. Los accionistas y directivos deben querer saber qué es la RSE. Todavía se tiene que formar a muchísima gente sobre la verdadera RSE, que es una forma de gestión. El segundo pilar de los desafíos es el querer hacer. Se demandan herramientas, pero no se dan en la misma proporción las ganas y el deseo firme de aplicar la RSE. Hay algunas empresas que aplican la RSE de una manera fantástica. Falta que el resto también quiera hacerlo.
El último reto tiene que ver con la comunicación. Se tiene que comunicar lo justo, medir lo que se dice. Si comunico más de lo que hago y hago más de lo que sé, soy un demagogo. Hay un riesgo en querer comunicar más de lo que se hace.
¿Por qué IARSE se ha desvinculado del Fórum Empresa?
Fórum se creó con una idea interesante hace diez años, pero después tuvo un escenario donde la presencia física todavía no era fácilmente sustituible por la virtual. Esto tenía que ver con toda la estrategia del traslado a las reuniones, etc. Los servicios que precisaban los miembros diez años atrás no son los mismos que se necesitan ahora y, en ese sentido, para que una red tenga su propia lógica debe estar basada en la necesidad que satisface.
Había que redefinir un poco el rol de organización de segundo piso que colabore en este sentido. Además, todos tenemos una sobrecarga de trabajo excepcional para hacer la actividad en nuestros propios países. Para tener una segunda actividad hay que tener un grandísimo nivel de justificación. Nosotros no dejamos de trabajar en la RSE y mantenemos muy buenas relaciones personales con todos.