Sólo para dar un ejemplo, en el año 1999 y en el marco del Foro Económico Mundial, Koffi Annan, secretario general de las Naciones Unidas, hizo un llamado al sector privado para que trabaje en conjunto con la ONU, las organizaciones de trabajadores y la sociedad civil, aportando a la construcción de una economía mundial más sustentable e inclusiva. Esta iniciativa tomó forma con el lanzamiento del Pacto Global, que se traduce en una apelación a la comunidad internacional –y en particular al sector privado– para que adhiera a valores y principios universales en el área de los Derechos Humanos, derechos laborales y el medio ambiente.
El Pacto Global, en consecuencia, promueve la incorporación de un conjunto de derechos fundamentales para satisfacer las necesidades de la población mundial, y al respecto las Naciones Unidas solicitaron a las empresas que promuevan, a través de la firma de un compromiso público voluntario, políticas tendientes a mejorar en el campo de las relaciones laborales.
Este Pacto Global tiene redes en distintos países. La red Argentina del Pacto Global ha entendido esta evolución Hoy en día, la Inversión Social Privada (ISP) ha madurado adoptando una visión integral y estratégica acerca del rol que cumple en el desarrollo de la sociedad de la que forma parte.
Cada vez es más frecuente que las empresas tengan el desafío de hacerlo con la misma rigurosidad y profesionalismo con la que ejecuta cualquier otra estrategia comercial. Así, se está avanzando a una concepción de la ISP con un enfoque de gestión que crea valor a largo plazo, en el que las empresas asumen un rol activo y responsable aplicando prácticas socialmente responsables que aporten a la construcción de capital social.
El escenario actual de la ISP exige al sector privado que atienda a las cuestiones más relevantes de la agenda, no sólo acompañando las iniciativas de las organizaciones de la sociedad civil, sino que puedan capitalizar su experiencia, tiempo, ideas y capacidad de gestión adaptándose a los cambios e identificando oportunidades de crecimiento e innovación para el desarrollo sustentable y en pos de la creación de valor compartido.
A partir de este proceso, en el cual las empresas comienzan a repensar sus estrategias para que el desarrollo económico vaya acompañado de un desarrollo social y ambiental y, con esto, repensar su rol en la comunidad, es que comienza a ser indispensable la transversalidad, incordel concepto de la Responsabilidad Empresaria y de las implicaciones del impacto de las actividades de las empresas en la sociedad, particularmente en el goce efectivo de los derechos humanos, y por ello ha desarrollado una Guía de derechos humanos para empresas. Proteger, Respetar y Remediar: Todos Ganamos.
La evolución del concepto de la RSE hacia el respeto de los derechos humanos internacionalmente reconocidos, como hacen referencia los estándares mencionados, muestra que el impacto de la actividad empresaria requiere de una consistente conducta responsable, susceptible de ser analizada para evitar doble estándares e injusticias sociales con impacto negativo en las comunidades que viven en mayor situación de vulnerabilidad.
El desafío actual de las empresas reside en reconocer esos impactos, desarrollar políticas a tal efecto y demostrar cómo implementan la debida diligencia para prevenir, minimizar y remediar los impactos negativos que pudieren causar.