Y cuando hablamos de capital aocial, hablamos de tres niveles de colaboración. El capital social de tipo bonding, constituido por el conjunto de relaciones que se establecen entre personas de un mismo grupo social, con fuerte homogeneidad de valores e intereses: por ejemplo, la familia, una asociación, un barrio. Este tipo de capital social crea confianza de base. Luego está el capital social de tipo bridging, que se crea cuando personas que pertenecen a distintos grupos sociales o sectores productivos, llegan a tejer formas estables de relación, expande la confianza fortaleciendo el progreso económico y civil de un país. Por último tenemos el capital social de tipo linking que consiste en el entramado de la red de organizaciones de la sociedad civil (asociaciones, ONG, iglesias), las instituciones político-administrativas, y las empresas de capital para generar cambios que ni la sociedad civil ni la sociedad política ni las empresas, por sí solas, podrían lograr.
La responsabilidad social de los distintos actores coincide con la actividad específica de cada uno de ello. No es necesario agregar actividades nuevas a las empresas (aunque socialmente valoradas) que terminan siendo aisladas y de bajo impacto. El interés particular coincide con el interés común y los mayores impactos se observan al generar redes colaborativas entre las empresas, las organizaciones civiles y los gobiernos, en torno a un propósito común partiendo de que cada uno tome en serio su propósito particular.
Sin embargo, en la actualidad, las iniciativas de RSE de las empresas suelen ser aisladas, la mayoría de las veces en asociación con alguna institución u organización civil (cuando no, directa a los beneficiarios), muy poco articuladas con las acciones RSE de otras empresas (aun cuando abordan las mismas temáticas) y con casi nula integración con la política pública.
Responsabilidad Social Empresaria: es hora de generar impacto. Y para esto es necesario un nuevo modelo, es necesario crear redes de capital social entre integrantes de la sociedad política, económica y civil.
Un ejemplo es el que se lleva adelante en la región del Gran Chaco, región vulnerable tanto en los aspectos sociales como ambientales, cuyo desarrollo esta ralentizado – entre otros factores – por el aislamiento de las comunidades rurales. El territorio extenso y semiárido del Gran Chaco, así como procesos socio-económicos históricos han llevado a una escases de la conectividad, tanto por falta de carreteras, de servicios de comunicación (postal, telefónicos, etc.), de servicios de transporte, etc., condujo a un aislamiento tanto de las familias como de las comunidades, que se ubican muchas veces a varios quilómetros una de otras, y de estas con los diferentes actores de su cadena de valor y de los centros de consumo. El aislamiento de un territorio tanto geográfico, como político, cultural y económico, condiciona sus propias posibilidades de desarrollo.
Samsung Argentina (Ciudadanía Corporativa), ACDI (organización civil) y el Gobierno del Chaco (Ministerio de Desarrollo Social), junto con una diversidad amplia de organizaciones civiles, administraciones públicas y otras empresas que orientaron su estrategia RSE hacia esta problemática, se encuentran trabajando juntos en un verdadero partnership público-social-privado abordando de forma articulada, – con el rol y misión de cada actor-, el desafío de resolver el aislamiento de las comunidades rurales de esta región.