Las empresas socialmente responsables son las que cumplen debidamente sus deberes fiscales. Son empresas que no buscan minimizar sus impuestos mediante la planificación fiscal agresiva o mediante regímenes offshore. Esta minimización de impuestos perjudica al Estado y supone una conducta desleal respecto al resto de los ciudadanos que deben soportar mayores impuestos por la evasión fiscal y que ven como los estados merman las partidas dedicadas a gasto social.
La utilización de paraísos fiscales conforma una práctica socialmente irresponsable y ha sido una de las principales causas que ha provocado la crisis económica actual, especialmente en el ámbito financiero. Rosembuj indica que el impuesto mínimo es aquel ajustado a las necesidades colectivas y suficientes para la financiación de los bienes públicos que reclama la comunidad, es decir ,es el punto de encuentro entre los valores del conjunto y los intereses particulares.
En este sentido, la minimización del impuesto es cualquier programa, esquema, estrategia, para eludir o evadir el cumplimiento del impuesto mínimo. Es una ruptura de los valores del conjunto por obra del exceso o desmesura del interés particular.
Con respecto a la Responsabilidad Social Corporativa, se debe cumplir con el pago del impuesto mínimo (como así también no explotar el trabajo infantil ni dañar al medioambiente), siendo éste un comportamiento correcto por parte de la empresa. Tal y como indica Sánchez Huete, la planificación socialmente responsable no implica una opción a la mayor tributación. Desde el análisis de una planificación fiscal socialmente responsable, indica que “la planificación será más responsable socialmente cuando, en el ejercicio de la opción fiscal, se escoja por aquella que reporte un mayor beneficio social en los términos en los que el ámbito de la RS rige. En definitiva, no serán los criterios estrictamente fiscales los decisivos en materia de planificación, serán otros criterios de repercusión social los determinantes”.