En 2016 se cumplieron seis años de pertenencia de Chile a la OCDE, ¿qué ha supuesto para el país formar parte de esta organización de la que todavía es el único miembro sudamericano?
Han transcurrido seis años desde que Chile se convirtiera en el primer país de Sudamérica en formar parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), compuesta actualmente por 35 miembros. Seis años después de iniciada la membresía a esta organización, tal y como lo señaló el Ministro de Relaciones Exteriores el pasado 25 de abril, en un comunicado de prensa con el Secretario General de la OCDE, Ángel Gurría, se puede afirmar que la importancia de formar parte de este foro tienes distintas dimensiones, una política, y otro técnica y de gran proyección internacional, ya que este organismo es un fuerte catalizador para el fortalecimiento del avance de Chile hacia la implementación de políticas públicas coherentes con las buenas prácticas internacionales.
Cabe destacar que la participación de Chile en la OCDE comprende una amplia gama de materias, las que son desarrolladas con dedicación permanente por representantes en los Comités de la OCDE, lo que ha permitido dar importantes pasos en sectores clave para un país en desarrollo como Chile. Los resultados de estos esfuerzos han permitido avanzar en forma decidida hacia los estándares de la OCDE, que se caracterizan por la calidad de las políticas públicas y las mejores prácticas de los países que la integran. Además, Chile ha mantenido su participación en instancias asociadas a la organización, entre ellas el Centro para el Desarrollo, que agrupa además a países no miembros de la OCDE, y el Foro para la Transparencia y el Intercambio de Información con Fines Tributarios, central en el trabajo multilateral contra la evasión fiscal.
En el plano económico regional, la participación de Chile en la OCDE ha sido un elemento articulador con el resto de los países de América Latina. Chile ha promovido la integración regional, a través, entre otras, de su participació en la Alianza del Pacífico estableciendo puentes con los países Mercosur; y apoyando a los países latinoamericanos en sus procesos de acceso por acercamiento a la OCDE. En este sentido, Chile ha sido un firme convencido de la importancia de ampliar la Organización, generando un mayor balance regional, especialmente en cuanto al ingreso de países latinoamericanos, observación que fue manifestada durante las discusiones al interior de la organización. En ese contexto, Chile ha colaborado firmemente con Colombia y Costa Rica compartiendo experiencias en el proceso de acceso a la OCDE, y ha manifestado su total disposición para hacer lo mismo con aquellos países de la región que lo requieran.
¿Cómo ha cambiado el país desde entonces? ¿Cuáles son los principales avances que mencionaría?
Como señalé, la OCDE es un fuerte catalizador para el fortalecimiento del avance de Chile hacia la implementación de políticas públicas coherentes con las buenas prácticas internacionales, en materias de políticas fiscal, educacional, social y laboral, económica, ambiental, entre otras. En ese sentido, durante estos seis años como miembro pleno, la OCDE ha sido un actor relevante en nuestro fortalecimiento institucional prestando apoyo técnico con estudios sectoriales en áreas específicas; estableciendo mecanismos de comparación y pasando procesos de evaluación entre pares, que dan cuenta de un avance importante de apertura en la estrategia de desarrollo internacional. De esta manera, pertenecer a la OCDE constituye un reconocimiento concreto en términos de solidez institucional, que permite ofrecer credibilidad ante los principales actores del desarrollo económico internacional, fomentando de esa forma la inversión y facilitando el propósito de transformar a Chile en una plataforma de servicios y capitales.
Por otra parte, la OCDE ha desarrollado a nivel global importantes instrumentos para el progreso económico y social de los países miembros, entre las que destacan las referidas a las prácticas de buen gobierno. En ese marco, adoptar dichos instrumentos es cimentar una ruta hacia la consolidación de avances en el ámbito económico, contribuyendo con ello a la modernización del Estado.
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