En efecto, por más que se tengan depurados códigos de ética, políticas medioambientales, programas de beneficios, etc., la cultura organizacional estará marcada por aquello que se practica día a día. Mucho más que por lo que se predica. En este sentido, los empresarios, ejecutivos y jefes de equipos de trabajo deben ejercer un liderazgo inclusivo, participativo, coherente y consistente. El testimonio del ejemplo cotidiano es lo que marca la pauta a seguir. Por eso se dice acertadamente que “las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra”.
Por otra parte, no sirve tener excelentes políticas con colaboradores y ganar el ‘Great Place to Work’, si no nos hacemos cargo también de las prácticas y políticas que mantenemos con nuestros distintos stakeholders. Por ejemplo, cuando atentamos contra el voto de confianza de nuestros clientes con cobros indebidos o un mal servicio de postventa, entre otros. O con proveedores, cuando tenemos procesos de licitación poco transparentes, con tiempos de entrega incumplibles y dilatamos los plazos de pago comprometidos.
La Responsabilidad Social debe ser parte de la esencia de cualquier modelo de negocios. Ahora bien, ¿qué ocurre con la responsabilidad que le cabe a otros estamentos de la empresa, que son fundamentales y que identificamos con los trabajadores y con los sindicatos?
En Chile está en curso un proceso de Reforma Laboral, que pone el acento en un mayor ‘empoderamiento’ de los sindicatos, producto de una serie de medidas que en conjunto, permiten a sus dirigencias ejercer mayor presión a la empresa, sin opción de censura por parte de los mismos sindicalizados al no poder por ejemplo, ‘descolgarse’ de una huelga si no se sienten representados.
El concepto de titularidad sindical sitúa a sus dirigentes como el único ente negociador válido dentro de una empresa, lo que presenta una incertidumbre respecto de si representarán verdaderamente los intereses de todos los colaboradores. A lo anterior, se suma el hecho que será prerrogativa de dicha dirigencia sindical, decidir si extender o no los beneficios de la negociación colectiva a los no sindicalizados.
El proyecto de Reforma Laboral incluye también que los sindicatos podrán disponer de toda la información financiera de la empresa; e iniciar un nuevo proceso de negociación colectiva con el piso de aquello conseguido la última vez. La actual reforma laboral no será un problema para empresas con una dirigencia sindical conformada por personas con sentido social, desideologizadas de tendencias políticas y que genuinamente buscan representar los intereses de sus asociados. En este sentido, la tendencia que se aprecia en países desarrollados es un cada vez mayor interés de los sindicatos por asumir una Responsabilidad Social sindical en un sentido amplio. Han sabido extender su preocupación más allá de sus condiciones laborales, para dirigirla a la innovación de los productos y servicios que ofrecen al mercado, el impacto medioambiental, las condiciones laborales de proveedores, distribuidores, etc.
Surgen entonces, otras preguntas: ¿Cómo son los sindicatos chilenos? ¿Tienen ellos la preparación y formación adecuada para hacerse cargo de la gran responsabilidad que les será depositada? ¿Arrastran quizás, sesgos ideológicos que harán que sirvan mejor los intereses de un partido que el de todos los trabajadores y los demás stakeholders que serán impactados por sus decisiones? ¿Exigen a la empresa, una Responsabilidad Social que ellos mismos no ejercen?
Los sindicatos debiesen hacer una sana autocrítica y reflexión respecto del rol social que les cabe, detectando posibles puntos ciegos que los insten a privilegiar a unos por sobre otros. En este sentido, si el desafío de la empresa es ampliar su rol social más allá de sus fronteras y sector; los sindicatos, deben ejercer una Responsabilidad Social sindical más allá de sus afiliados, con una mirada de largo plazo que garantice la Sostenibilidad de la empresa.
Por eso la importancia que la Responsabilidad Social se ejerza tanto a nivel empresarial como sindical, como condición fundamental de empresas sostenibles, competitivas, innovadoras, socialmente sensibles, que privilegien el desarrollo integral de las personas y una mirada de bien común.