Aprovechando el décimo aniversario del ranking celebrado el año 2014, ¿qué balance hace de estos 10 años?
PROhumana ha sido parte activa de la corriente sustentable que se instaló en el mundo hace ya varias décadas. En 2015 cumplimos nuestro 18 aniversario promoviendo la construcción de una sociedad responsable, sustentable, equitativa, justa y con desarrollo humano sustentable integral; y sumaremos 11 años apoyando la gestión sustentable de las empresas en Chile a través del desarrollo de metodologías orientadas a la implementación de estrategias de gestión sustentable, las que se expresan principalmente en el Ranking de Sustentabilidad Empresarial PROhumana (antes Ranking Nacional de RSE PROhumana).
¿Qué cree que ha aportado a la RSE en Chile y cómo va a encarar estos próximos años?
Llevamos más de una década construyendo un modelo de gestión y evaluación que ha permitido a muchas empresas y organizaciones en el país avanzar en su gestión responsable, pero por sobre todo, establecer objetivos estratégicos en sus negocios en el marco de la sustentabilidad y el desarrollo humano. Eso, sin duda, es una gran contribución al desarrollo de la Sustentabilidad empresarial en Chile de la cual nos sentimos muy orgullosos como organización. Y claramente el balance es positivo, dado que el ranking sigue estando plenamente vigente y constantemente evolucionando como instrumento de medición y mejoramiento continuo, contando con la tendencia global de punta en Sustentabilidad Integral. En esta década, la metodología del ranking se ha consolidado y cada vez más un número importante de empresas internaliza la Sustentabilidad en el corazón de su gestión, comprendiendo que ésta requiere coherencia, innovación, integralidad y sobre todo un sustrato ético para tener sentido ante todos sus públicos de interés.
¿Cómo cree que ha evolucionado la RSE en esta última década en Chile? ¿Cómo lo ha vivido personal y profesionalmente desde su punto de vista privilegiado en PROhumana?
A lo largo de nuestra trayectoria hemos sido testigos de un cambio en como las empresas entienden la Sustentabilidad. En sus inicios, en general, la RSE o Sustentabilidad Empresarial (SE) se asociaba a prácticas únicamente de filantropía o en términos de compensación de su impacto ambiental.
Luego las empresas empezaron a comprender que la gestión de la RSE es más integral, comenzaron a desarrollar prácticas de inversión social, entraron en juego aspectos relacionados con sus trabajadores, buscando generar una mejor calidad de vida para ellos, se empezó a comprender la importancia que tienen el desarrollo de sus proveedores, y la relación con los consumidores y/o clientes se volvió estratégica. En este mismo escenario, las acciones desarrolladas hacia el medio ambiente tuvieron un cambio en la estrategia, ya no solo se hablaba de compensar, sino que los esfuerzos se enfocaban también en reducir los impactos, para lo cual se requiere planificación.
Hoy en día también vemos empresas que han dado un paso más allá, que aunque aún no son la mayoría, son un número creciente. Estas empresas toman la Sostenibilidad como algo central, y por lo tanto es parte de su estrategia de negocio y se entiende como una materia intrínseca de toda actividad empresarial, algo vital y sustantivo que se inserta transversalmente en las estrategias de negocio de las compañías.
Hace un par de años nos comentaba en una entrevista que Chile necesita una política integrada de RSE, es decir, una mejor articulación de iniciativas y reflexiones que se daban de manera parcelada, ¿se ha avanzado algo en este aspecto últimamente?
Se ha ido avanzando en comprender que la RSE no es sólo disponer de algunos programas o iniciativas aisladas. Una muestra de ello es la puesta en vigencia de la normativa de Gobierno Corporativo (Norma de Carácter General N° 385), que mejora la información que reportan las sociedades anónimas abiertas del mercado local en materias de gobierno corporativo, e incorpora la difusión de prácticas relacionadas con Responsabilidad Social y desarrollo sostenible.
Pese a ello, en Chile aún falta asumir un auténtico compromiso por la sustentabilidad, de manera que efectivamente se inserte en el ADN de las compañías. Por ejemplo, si bien las empresas han mejorado en relación a su gestión de transparencia, sigue habiendo una necesidad de que se profundice en la conducción ética de las organizaciones.
¿Cómo le gustaría que estuviera la RSE dentro de diez años? ¿Qué escenario le gustaría contemplar?
Creo que el reto que tenemos es trabajar porque más empresas transiten de entender la RSE como solo una política, a desarrollar una estrategia integral de negocio sustentable. Esto conlleva a un cambio cultural, en dónde se producen una serie de transformaciones en las relaciones sociales internas, marcadas por entender a las personas como talentos sustentables y por el fomento de liderazgos sustentables; ya que –y como lo hemos promovido desde nuestros inicios- la persona es el centro y eje de toda transformación, por lo que es un actor relevante en la promoción de una cultura de Sustentabilidad y equidad social. Y es por lo mismo, que es importante señalar que generar una sociedad con desarrollo sustentable no depende sólo de las empresas. Todos tenemos un rol importante que asumir: como ciudadanos, como consumidores. Debemos asumir un rol de mayor empoderamiento y ser más proactivos.
¿Qué otros desafíos tenemos por delante?
Otro aspecto que resulta un desafío básico es potenciar la innovación al interior de las empresas. El mundo actual nos demanda pensar en términos de mejorar constantemente, reducir costos, ser más eficientes… Y todo eso es consecuencia de procesos innovadores que van de la mano de una visión sustentable del negocio.
Sin duda hemos avanzado estos 10 años, pero aún nos queda por evolucionar en muchos aspectos que tienen que ver con la sustentabilidad, como la promoción de alianzas público-privadas colaborativas y con miradas de largo plazo; generar un diálogo cooperativo, respetuoso y empoderado con las personas de cada comunidad; contar con líderes empresariales éticos, refl exivos y con pensamiento sistémico y conscientes; respetar y valorar al consumidor para así construir un ciclo sustentable virtuoso de producción y consumo; generar una rentabilidad de cuatro aristas con ganancias en lo económico, social, ambiental y humano; fortalecer la alianza con la cadena de proveedores, potenciando el comercio justo global; alinearse con un sistema financiero que sostenga el desarrollo sustentable, expresado en banca e inversión responsables; alinear la sustentabilidad con la tecnología e internet; entre muchos otros. Es decir, me imagino un escenario con equidad social inclusiva, con logros positivos en el combate al cambio climático, y por sobre todo un mundo con real Desarrollo Humano Sustentable.