En este sentido, las empresas año a año reportan las distintas iniciativas en sus territorios (ciudades, comunidades, pueblos) de impacto que realizan en distintos ámbitos, como lo son: medio ambiente, desarrollo social, salud y seguridad, educación, entre otras. Por otro lado, actualmente dentro de la evaluación de cada iniciativa, proyecto y/o programa se debe evaluar su proyección y su sustento en el tiempo.
El punto de discusión es que aún no se ha logrado un equilibrio entre lo que realmente aportan las empresas, versus las necesidades de desarrollo de un territorio en particular. Esto pasa por la falta de levantamiento de las iniciativas en conjunto, con los integrantes de la comunidad y relacionamiento entre persona a persona.
No obstante, existen diversos casos exitosos en donde lo que prima es la cocreación entre las personas que representan a las empresas y las personas que pertenecen a la comunidad, teniendo como fin común el mejoramiento de la calidad de vida de todos. Y, en este punto, la Sostenibilidad tiene que ver con las personas y la declaración de la ‘intención que esto perdure en el tiempo’ (Sostenibilidad), porque le hace sentido.
Pienso y creo firmemente que el desafío para que realmente contemos con un aporte efectivo con nuestros vecinos ‘las empresas’ es que, como personas inmersas dentro de la sociedad, también apliquemos la Responsabilidad Social con nuestro entorno más inmediato (familia, compañeros de trabajo, amigos, etc), eduquemos a nuestros hijos en esa lógica, actuemos en esa lógica, para luego pensar y actuar en comunidad.