En mayo de 2024, Chile se convirtió en el primer país de Latinoamérica en alcanzar el “sobregiro ecológico”, agotando en menos de cinco meses los recursos naturales asignados para todo el año. Este hito alarmante refleja la urgencia de un cambio, especialmente en el contexto del Día Mundial Contra el Cambio Climático, y plantea interrogantes sobre el impacto de las industrias en el medio ambiente.
La industria cosmética, una gran consumidora de recursos y generadora de residuos, enfrenta un reto decisivo: adoptar prácticas sostenibles no solo es deseable, sino esencial. Desde ingredientes ecológicos hasta envases reutilizables y fórmulas biodegradables, los consumidores exigen productos que se alineen con la sostenibilidad. Esto implica abordar el ciclo de vida completo de cada producto, innovando para minimizar la huella ambiental desde su fabricación hasta su desecho.
Más allá de adaptar productos, el verdadero desafío está en redefinir los modelos de negocio hacia una ética sustentable. El futuro de la cosmética debe vincular belleza y responsabilidad ambiental, demostrando que es posible ofrecer bienestar sin comprometer el planeta.
El papel de los consumidores es también fundamental: optar por marcas responsables promueve un cambio en toda la industria. En este Día Mundial Contra el Cambio Climático, queda claro que la cosmética tiene una oportunidad única de contribuir a la preservación ambiental, priorizando prácticas que hagan compatibles la belleza y la protección del planeta.
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