Esta definición, en países con cierto desarrollo económico y social, se quedó estrecha, ya que la seguridad social se ha ampliado desde las prestaciones básicas hacia el amplio campo de los servicios sociales.
De este modo, los sistemas de seguridad social han comenzado a cubrir el bienestar social y el mejoramiento de la calidad de vida. Por un lado, la vida en las grandes urbes exige apoyar a los trabajadores y sus familias en aspectos de recreación y vacaciones. Por otro lado, el aumento en las expectativas de vida hace pensar en iniciativas que mejoren la calidad de vida de los adultos mayores cuando dejan su ámbito laboral y surgen problemas de soledad o iniciativas que se hagan cargo de su situación.
En Chile, conforme lo prevé la Constitución, las prestaciones de seguridad social pueden ser otorgadas por entidades del Estado o por entidades privadas, es decir, es un sistema mixto, estructurado sobre la base de entidades especializadas en determinada prestación. De este modo, existen instituciones públicas como Fonasa (salud); el IPS, Instituto de Previsión Social (pensiones y pensión básica solidaria), y el Instituto de Seguridad Laboral (accidentes del trabajo), entre otras. En las privadas están las mutuales de seguridad (accidentes y enfermedades del trabajo); las AFP, administradoras de fondos de pensiones (pensiones); las cajas de compensación de asignación familiar (prestaciones adicionales, servicios sociales, prestaciones complementarias, crédito social); las isapres, instituciones de salud previsional (salud privada) y la Administradora de Fondos de Cesantía (desempleo), entre otras.
¿Pero qué requiere Chile para enfrentarse a un futuro exitoso en seguridad social? En primer lugar, comprender la importancia y prioridad de las políticas relacionadas con la seguridad social; en segundo lugar, avanzar hacia prestaciones bajo el principio de universalidad y financiamiento sostenido de los beneficios; tercero, aumentar el nivel de cobertura y, cuarto, trabajo conjunto entre el sector público y privado que garantice la entrega eficiente de estos servicios.
Todos debemos actuar en consecuencia, pero no necesariamente se ha reconocido la importancia y trascendencia de contar con buenas políticas en materia de seguridad social. En el mundo, apenas 27% de las personas goza de un acceso comprensivo y efectivo a la seguridad social, superar ese porcentaje es parte del rol de un país en desarrollo.
Debemos formar conciencia, entonces, acerca de la necesidad de proveer seguridad social universal a más grupos de nuestra población, a través de un sistema mixto, eficiente y sustentable. Estos criterios nos permitirán lograr que más chilenos que requieren ayuda social, la reciban en forma justa, eficiente y con altos estándares de servicio.