No cabe a dudas que el principal responsable de estas negativas proyecciones y panorama se debe al cambio climático que ha afectado a nuestros suelos y reservas naturales de agua, como también el desarrollo de inundaciones, marejadas, heladas, olas de calor, aluviones y precipitaciones intensas y acotadas.
Según la Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales 2017 – 2025, publicado en el año 2016: el 72% de la superficie de Chile está afectada por algún grado de sequía, donde viven aproximadamente a 16 millones de habitantes lo cual equivale al 90% de la población nacional.
La gravedad de la actual situación sigue en aumento si se considera que la escasez de agua atrae resultados negativos en la agricultura, en la generación de energía hidroeléctrica, en la economía y puede dar origen a diferentes conflictos.
Apoyo suizo
La Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación, COSUDE, pone al agua en el centro del desarrollo sostenible con sus tres dimensiones: social, económica y ambiental. Es un recurso que no puede sustituirse: sin agua no hay alimentos, salud, energía, desarrollo social, económico y tampoco seguridad. La cooperación en materias de agua puede asegurar prosperidad económica, fomentar la resiliencia, generar confianza y mejorar la estabilidad.
Martin Jaggi, Director de la Agencia Suiza COSUDE en los Andes, explicó que este tipo de programa se viene desarrollando en Latinoamérica desde el 2010. Comenzó en Colombia, donde incentivaron a empresas suizas – que participan fuertemente en el mercado de dicho país – a medir sus huellas hídricas y reducirlas para poder aportar al desarrollo de cuencas.
“Esta estrategia, que resultó efectiva, decidimos expandirla en 4 países más; México, Brasil, Perú y Chile, para seguir involucrando a las principales empresas de la región como productores de soluciones ambientales “
De los países que han participado del proyecto SuizAgua, Jaggi no duda en señalar que Chile y Perú serán los más afectados en escasez hídrica, “debido al cambio climático que afectará principalmente en la cuenca del pacífico de ambos territorios”.
Estos proyectos contribuyen a los esfuerzos del Programa Global de Agua, implementando una mejor gestión de los recursos hídricos en empresas, mediante la aplicación del concepto de “huella hídrica” a nivel nacional y local, y a través del intercambio de conocimientos a nivel internacional.
Con los proyectos, se espera mejorar el uso responsable y sostenible del agua en empresas, especialmente del sector agrícola. Siendo este sector de gran importancia social, económica y ambiental, el que consume el 87% del agua en Chile.
Fundación Chile y Suiza
Una de las entidades que ha decidido realizar estudios es Fundación Chile (FCH), que ha detectado que los indicadores de riesgo hídrico, manifiestan que Chile ha venido transitando por una sequía meteorológica, la cual se ha acentuado en los últimos años, por la disminución de precipitaciones y el aumento en la sequedad del aire por incremento en la temperatura.
Además, desde la fundación advierten que para mediados del siglo XXI, las precipitaciones en nuestros país disminuirán entre un 30 a 40%, como también la reducción en reservas de aguas subterráneas y pérdida de masa glaciar en la zona norte, centro y sur.
“La complejidad del agua es multisectorial y multicuenca, es por eso que las soluciones debemos pensarlas como un portafolio de soluciones: Puede ser recarga de acuíferos, eficiencia, nuevas estructuras de embalse, etc.”, señaló Andrés Pesce, presidente de FCH.
Con los resultados de los estudios en mano, Pesce, junto a la COSUDE, buscan replicar el mismo modelo que se aplicó en Colombia, y motivar a las empresas participantes del mercado nacional, a que conozcan sus huellas hídricas y busquen las soluciones de poder reducirlas.
“Publicaremos en su totalidad los escenario hídricos de las cuencas de Chile para abril del próximo año, analizaremos y propondremos un portafolio de soluciones para mitigar la huella hídrica de las empresas y esperamos ver resultados positivos en 3 años más”, precisó Pesce.
Mediante estas estrategias, de carácter internacional, se pretende aportar con soluciones concretas hacia el 2050, para evitar un panorama más perjudicial que el actual y ver, posiblemente, mejoras en nuestra biodiversidad.