Naciones Unidas señala que más de un tercio de la población del mundo, no tiene acceso a energías renovables. Los 30 países más desarrollados y que representan un 15% de la población, consumen alrededor del 60% de energías renovables no convencionales; pero ¿Qué pasa con Chile? Es importante poder mantener los primeros lugares en América Latina con una inversión global de US$285.900 millones, de los cuales China, India y Brasil aportaron US$156.000 millones. Esto será la base para avanzar en la agenda 2030 que Chile suscribió en forma voluntaria ante la ONU, el 2015.
Esto es tan importante y tiene tanto impacto en nuestra sociedad, que desde 1949 se instituyó el Día Mundial de la Energía, fecha en que la humanidad debe reflexionar sobre el uso indebido de aquellas fuentes de generación de energías de la biomasa. El objetivo, es incentivar el desarrollo de energías renovables no convencionales y disminuir la generación a partir de los combustibles fósiles como es el carbón y el petróleo. De hecho, el 80% de la energía se produce a partir de estos, mientras un 36% proviene del petróleo.
Hay que tener en consideración que solo un 2% de esa energía total proviene de ERNC, lo que aún sigue siendo una cifra insuficiente para apuntar a las metas que plantea el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 7: “Energías Asequibles no Convencionales”
Las industrias chilenas están cambiando su forma de producir energía. El reciente acuerdo entre el gobierno de Chile y la Asociación de Generadoras, para poner fin a nuevas plantas de carbón, es inédito. Se comprometieron además a conformar un grupo de trabajo para analizar en el contexto de la Política Energética 2050, los elementos tecnológicos, ambientales, sociales, económicos, de seguridad y del sistema eléctrico en su conjunto, que permita establecer un cronograma y las condiciones para el cese programado y gradual de la operación de centrales a carbón que no cuenten con sistemas de captura y almacenamiento de carbono u otras tecnologías equivalentes.
En Chile las plantas de carbón aún representan la principal fuente de generación eléctrica del país con cerca de un 40% de la matriz. La iniciativa del Metro de Santiago, de llegar a ser la primera empresa de su tipo en el mundo, en tener un 60% de su consumo energético respaldado a través de generación limpia, es un ejemplo notable.
El nuevo gobierno tiene un gran desafío ya que el presidente Piñera afirmó durante su campaña que su objetivo en esta materia es que Chile tenga, para el 2040, una matriz 100% limpia y renovable. Nuestros abundantes recursos energéticos renovables y a precios competitivos hoy, nos abren la oportunidad de acelerar la transición que nos permita reemplazar el consumo de combustibles fósiles ojalá, en los próximos 22 años.