La transición energética, uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo, podría encontrar un aliado estratégico en la inteligencia artificial generativa (IA), según un reciente informe del World Economic Forum (WEF) y Accenture. Esta tecnología tiene el potencial de transformar profundamente la industria energética, ayudándola a abordar retos como la reducción de emisiones, la modernización de su infraestructura y la atracción de inversiones multimillonarias. Mariana de Pablo, directora ejecutiva de Accenture Chile, destaca: “La industria de la energía enfrenta desafíos cruciales, como reducir los altos costos de las soluciones de bajas emisiones, escalar tecnologías, capacitar a su fuerza laboral y movilizar hasta $4 billones anuales. En este contexto, la IA generativa puede ser una herramienta clave para mejorar la productividad y acelerar los avances necesarios”.
De acuerdo con el estudio, la IA generativa ya está generando valor en áreas clave como la exploración, el desarrollo y la producción, y tiene el potencial de reinventar flujos de trabajo críticos. En particular, se identificaron tres formas principales en las que esta tecnología puede impulsar la transición energética. Primero, en proyectos de capital, la IA permite prever cronogramas con mayor precisión, reducir retrasos y sobrecostos, y comprimir hasta en un 50% las fases de diseño y revisión. Segundo, en la mejora de la eficiencia operativa, la IA puede optimizar el mantenimiento y operación de activos clave, como ajustar en tiempo real los ángulos de paneles solares o aerogeneradores para maximizar la captura de energía según las condiciones climáticas. Tercero, en la gestión de la cadena de suministro, la IA puede analizar grandes volúmenes de datos para anticipar demandas energéticas, reduciendo inversiones en infraestructura física y mejorando la eficiencia global.
Sin embargo, De Pablo enfatiza que el éxito no depende solo de la tecnología, sino también de las estrategias para implementarla de manera responsable. “La mayoría de las empresas aún necesita acceso a datos adecuados y un núcleo digital sólido. Además, es fundamental establecer programas sólidos de IA responsable y adoptar prácticas sostenibles que vayan más allá de la tecnología”, explica.
Para 2030, se espera que la inversión en IA generativa en la industria energética alcance los $140 mil millones, triplicando los niveles actuales. De Pablo concluye que, si las empresas logran integrar estas herramientas de manera sostenible, “la industria podrá reinventar su núcleo, acelerar la transición energética y, al mismo tiempo, mitigar los riesgos asociados”. Este enfoque podría marcar un antes y un después en el esfuerzo global por alcanzar un sistema energético más limpio, eficiente y resiliente.