¿Cuándo y de qué manera surgió la organización?
Nuestra fundación surge tras las necesidades originadas por la crisis económica de la década del ’30 en nuestro país, las que significaron duras condiciones para la niñez. Nacimos bajo el nombre de Consejo de Defensa del Niño y en un principio solo operábamos en Santiago, satisfaciendo las necesidades básicas en los distintos centros. En diciembre de 1934 inauguramos la Ciudad del Niño, un gran internado que llegó a albergar 1.100 niños y adolescentes, que contaba con escuela, enfermería, teatro y lo necesario para el desarrollo.
En 1935 comenzamos a llegar a otras regiones, en 1975 abrimos Centros Comunitarios en sectores vulnerables y en el año 2000 modificamos nuestras líneas de trabajo, adaptándonos a los nuevos programas y políticas de infancia, en concordancia con la Convención Internacional de los Derechos del Niño que privilegia el vínculo familiar y atenciones ambulatorias. De este modo, hoy ya estamos presentes en nueve regiones con más de un centenar de programas de Protección de Derechos y Responsabilidad Penal Adolescente, con más 16.800 niños atendidos solo el año 2016.
¿De qué forma reciben apoyo?
El apoyo en el financiamiento de nuestros programas proviene de subvenciones, aportes en dinero y donaciones. De este modo, la Fundación logra realizar una contribución fundamental en infraestructura para el funcionamiento y correcto desarrollo de los diversos programas, en favor de los niños, niñas y adolescentes que atendemos.
Por otro lado, hemos recibido un importante apoyo de los medios de comunicación en la difusión de nuestra campaña #RecuperarSuNiñez y de las diversas actividades que realizamos en el trabajo por restituir los derechos de los niños y cambiar su realidad. La responsabilidad con los niños más vulnerables es de todos y en este sentido, en conjunto podemos trabajar por ayudarles a recuperar su niñez. Todo apoyo es bienvenido.
¿Qué iniciativas vienen realizando en Chile?
Hoy nuestra iniciativa está centrada en mejorar las condiciones de vida de todos los niños, niñas y adolescente, sumando a otros en esta labor, tal como lo indica nuestra campaña. De ahí que permanentemente estamos buscando instancias de desarrollo para ellos, desarrollo deportivo, desarrollo cultural, desarrollo psicosocial y por lo mismo, generamos alianzas con distintas entidades que quieran trabajar conjuntamente con nosotros por el desarrollo integral de nuestros niños.
Nosotros aportamos una parte y ellos aportan otra, juntos podemos ayudar a que un niño descubra que tenía un talento deportivo, podemos impulsar instancias donde los niños compartan con sus familias en otros contextos y de a poco, hacerles ver que existe otra realidad a la que ellos pueden optar. Es así como tenemos niños becados en fútbol o se han destacado en otros deportes, todas ellas habilidades que antes no conocían de sí mismos y eso es fundamental para motivarlos.
De los programas que han realizado, ¿cuál ha sido el que ha logrado un mayor impacto?
Lo primero que habría que mencionar, es que en Chile las Políticas Públicas no han dado prioridad a estudios de impacto, por lo que no se han realizado estudios al respecto. Nuestra institución en diversas instancias, ha planteado la necesidad de contar con una Política de Infancia, que cuente con un Sistema de Generación de Conocimiento, que permita contar con evidencia y estudios, que evalúen el impacto de los proyectos en ejecución, de manera de realizar las mejoras y cambios necesarios, en pro de contar con propuestas interventivas tanto en prevención como en reparación, que sean pertinentes a las necesidades de los niños, niñas y adolescentes, sus familias y comunidades, y en que aseguremos contar con propuestas que tengan un verdadero impacto en el bienestar de la Infancia.
A pesar de lo anterior, nuestra Fundación el año 2011, desarrollo un Estudio para conocer la situación de niños/as egresados de nuestros proyectos. Este estudio, en relación a su pregunta, nos arrojó dos conclusiones relevantes: la necesidad de fortalecer el trabajo con las familias y las comunidades, y no solo centrar nuestra atención en el niño/a; y por otra parte, la necesidad de generar prácticas de intervención que tengan como un objetivo transversal la integración social.
Por lo cual, desde el año 2012, hemos fortalecido tanto a través de las propuestas de proyectos, como iniciativa institucional estos dos ejes, lo que ha implicado un impacto positivo en el porcentaje de egresos exitosos, como también en la disminución de Los reingresos y reincidencia de niños y jóvenes a programas similares.
En términos concretos, esto se ha visto reflejado en que durante el año 2016, el 97,38% de los Planes de intervención en los Programas de Protección tuvieron un logro parcial o total al término del proceso, y en la Línea de Responsabilidad Adolescente fue de 92,95%. Según últimas cifras entregadas por Sename el año 2014, el porcentaje de niños/as atendidos en Programas de Protección en nuestra institución que NO reingresaron al Sistema fue de 90,51% y por último el porcentaje de jóvenes atendidos por nuestra Fundación en la Línea de Responsabilidad Penal Adolescente, en el período 2009-2013, que NO reincidió durante los 12 meses posterior a su egreso de nuestros programas, fue de 63%.
¿Cómo evalúa el desarrollo de Fundación Ciudad del Niño en los últimos años?
Un desarrollo que ha intentado ser coherente con la misión institucional, a saber, contribuir de manera significativa para cambiar la realidad de la Infancia en situación de vulnerabilidad.
Dicho desarrollo, ha implicado concentrar nuestra atención en territorios que tengan altos índices de vulnerabilidad, con prácticas institucionales focalizadas en un trabajo intersectorial y de red planificada y sistemática.
Por otra parte, la responsabilidad que implica desarrollar programas de alta complejidad, tiene un correlato fundamental en las capacidades y competencias de los equipos que intervienen, por lo que hemos desarrollado un plan anual de capacitaciones, que asegure que nuestros profesionales cuenten con la suficiente especialización para dar una atención de calidad.
Por último este desarrollo, ha conllevado el desafío de estandarizar ciertos procesos claves en la gestión técnica, que nos ha significado dar cumplimiento a los compromisos establecidos tanto con Sename como con el Sistema Judicial, con propuestas de intervención institucionales, pero que siempre toman en consideración las particularidades territoriales en los cuales se desarrollan nuestros programas.
¿Cuáles son los desafíos para Chile en relación a los derechos de la infancia?
Hoy, el desafío es establecer una normativa clara en relación a los niños y sus derechos. Estamos en pleno proceso legislativo, ya se aprobó el primer trámite constitucional que crea una ley que crea un sistema de garantías y derechos para la niñez, una deuda pendiente en el ámbito de protección y estamos a la espera de que pase al Senado para convertirse, finalmente en ley. De este modo, uno de los desafíos es definir una nueva institucionalidad para la niñez en Chile, donde se les reconozca como sujetos de derecho y no objetos de cuidado, como el paradigma actual.
Como desafío, también tenemos el reconocer la dignidad y valor de la niñez. Como sociedad asumir la responsabilidad que nos cabe con los niños, niñas y adolescentes en relación a su cuidado y protección, solo de ese modo podremos disminuir el número de niños a quienes se les vulneran sus derechos y sufren en una etapa que su única preocupación debiera ser jugar. Ojalá llegue ese día, un día en que no tengamos niños que atender porque sus derechos son reconocidos y respetados, un día en que como Fundación tal vez tengamos que reinventarnos.