En entrevista para Corresponsables, Lucía Martínez, gerente de Asuntos Públicos y Sustentabilidad de Natura Chile, habló sobre el proyecto “Comunidades de Aprendizaje” impulsado por la empresa. La iniciativa representa un innovador proceso de transformación de las escuelas que permite cambios significativos en el aprendizaje y desempeño educacional de los alumnos con la ayuda de toda la comunidad escolar.
¿Cuál es el origen del programa Comunidades de Aprendizaje?
Para entender el origen del programa, es importante considerar el modelo de negocios de Natura. Nuestros principales grupos de interés son las consultoras Natura. En Chile, hay alrededor de 75 mil personas que venden productos Natura como inversionistas independientes. Desde hace unos 10 años atrás, a partir de todo un levantamiento de temas importantes para nuestras consultoras, surge como preocupación de ellas la educación.
Un altísimo porcentaje de nuestras consultoras son mamás, abuelas o tías que tienen a sus niños o sobrinos en la educación pública. Esta situación despertó nuestra inquietud por contribuir al desarrollo de la educación pública en todos los países donde tenemos presencia.
¿Cuáles son los principales objetivos y actividades de Comunidades de Aprendizaje?
Comunidades de Aprendizaje es un proceso de transformación social que busca mejorar la calidad de la educación con una mayor equidad y cohesión social. El programa es diseñado por el Instituto CREA de la Universidad de Barcelona. El Instituto Natura, cuya sede se encuentra en Brasil, hizo un convenio formal con CREA para implementar el proyecto en todos los países donde Natura tiene operaciones.
El proceso de transformación social que impulsa el programa está basado en el aprendizaje dialógico. Este método procura que las personas aprendan conjuntamente a través de las interacciones y reconoce el concepto de la inteligencia cultura como una fuente valiosa de conocimientos. No necesariamente la persona con más estudios es la más inteligente. Día a día la gente va generando un saber, una inteligencia cultural. Lo ideal es que los aprendizajes mutuos puedan mejorar independiente del contexto en el cual se encuentren los niños. No porque un niño sea parte de una escuela pública o vulnerable es un niño que mañana no pueda ser cientista político, abogado, ingeniero o médico.
A veces de hecho los niños dicen “no, si yo soy de acá no más, por lo tanto, voy a trabajar en lo que sea o en lo que me dé”. El programa busca cambiar esta mentalidad y abrirles el mundo.
¿Cómo funciona Comunidades de Aprendizaje?
En general, a todas las escuelas se les presenta el modelo de aprendizaje del programa y se les hace un acompañamiento con profesionales para generar capacidades dentro de la escuela. Sin embargo, los protagonistas son las escuelas. Nosotros solo acompañamos el proceso de aprendizaje junto con otros aliados estratégicos. La comunidad escolar y los apoderados son quienes diseñan sus procesos de transformación a través de tertulias dialógicas, grupos interactivos, formación de profesores y bibliotecas tutorizadas, entre otros métodos. Cada escuela trabaja según sus propios tiempos y agendas educacionales.
¿Cómo financian Comunidades de Aprendizaje?
Natura financia el programa a través de la venta de productos no cosméticos “Creer para Ver”. Estos productos generalmente son tazones, loncheras, cuadernos, lápices y mochilas. El objetivo de “Creer para Ver” es invertir el cien por ciento de las ventas de estos productos en los proyectos educativos que Natura asiste en los países donde tiene operaciones.
Esto también demuestra que las consultoras Natura son inversionistas sociales porque cuando vende un tazón o lonchera de Creer para Ver no obtiene comisión. Todo lo que se gana a través de la venta de productos no cosméticos se va para Comunidades de Aprendizaje.
El programa se ha implementado en 7 regiones a lo largo del país. ¿En qué tipo de centros se ha implementado?
Natura tiene un foco en la educación pública. Nosotros partimos el 2015 con seis escuelas y ahora ya contamos con 37 escuelas. Pretendemos llegar a 65 escuelas a finales de 2018. También participamos en jardines infantiles y hace poco comenzamos a trabajar con un liceo de adultos.
¿Cuál ha sido el impacto del programa en los estudiantes y en su entorno hasta la fecha?
El impacto del programa en la educación de los estudiantes no se observa de manera inmediata. Hay escuelas que han estado participando de Comunidades de Aprendizaje desde hace años y ya muestran mejoras sustantivas en la calidad del aprendizaje.
Por ejemplo, si lo vemos desde la calidad de educación, los estudiantes del Liceo de Yobillo de Coronel que ya participaron en las tertulias dialógicas y otras actuaciones educativas de éxito del programa, subieron el año pasado su puntaje PSU de Lenguaje en 74 puntos. Este es un Liceo en el que sus alumnos te dicen que eran vistos como el “potrero” de la localidad. Sin embargo, hoy en día, con mucho orgullo y trabajo de por medio, los estudiantes pueden decir que son parte de uno de los Liceos más competitivos de la zona.
La Escuela República Argentina, en Padre Hurtado, también tiene un liderazgo en estos temas al demostrar que sus puntajes SIMCE han subido considerablemente. Una escuela que partió este año no necesariamente va a dar un gran salto en la PSU o en el SIMCE. Comunidad de Aprendizajes supone procesos de mediano y largo plazo.
También hay impactos positivos en materia de cohesión social. Comunidad de Aprendizajes ha contribuido a bajar los niveles de bullying y de hostilidad en varios colegios. Muchos de los establecimientos educacionales en los que trabajábamos se encuentran en contextos de vulnerabilidad y con niveles de agresividad de base muy altos. No obstante, gracias al programa, la violencia y los actos discriminatorios han ido bajando considerablemente según los reportes de los directores de escuela.
¿Cómo logramos esto? Por ejemplo, en los grupos interactivos, la comunidad escolar y nuestros voluntarios ayudan a los niños a que aprendan a sumar entre ellos. Cada grupo está compuesto de seis niños y se busca que la composición sea heterogénea. Asimismo, los grupos tienen un voluntario de la
comunidad que puede ser un profesor, la señora del quiosco, la señora del aseo, una mamá, papá, abuela, hermano mayor, quien sea.
El voluntario no es el que hace las clases, sino que facilita las interacciones entre los niños. Ellos, aprovechando su inteligencia cultural, se enseñan entre sí con códigos de niños, lo cual les resulta más fácil y divertido. En este tipo de situaciones, muchos niños se dan cuenta que a la persona que le hacen bullying es quizás quien mejor les explicó matemáticas. Después de eso no es tan fácil molestar a ese compañero o compañera. De esta manera, el programa facilita la interacción entre los niños y el conocimiento mutuo.
A nivel educacional, ¿cuáles considera que son los principales desafíos del país?
Son muchos. Escuchamos lo mismo que los profesores nos dicen. Muchos de ellos nos hablan de agobio. Sin embargo, algunos profesores nos han comentado que Comunidades de Aprendizaje les ha permitido reencantarse con la educación pública. Cuando tenemos profesores agobiados, eso se transmite al aula. Cuando tenemos una
cultura escolar del “hasta aquí no más” o que todo me lo dan, cuesta avanzar en el aprendizaje y el desarrollo educacional de los niños. Si yo creo que nunca voy a lograr nada en la vida, para que me esfuerzo tanto. En cambio, cuando se me abre un mundo de oportunidades y tengo herramientas para aprovecharlas, la actitud es distinta.
Tenemos estudiantes de la Escuela República Argentina de Padre Hurtado que se sumaron a los grupos de debate de Penta UC. ¿Tú crees que esos niños pensaban que podrían llegar a un grupo de debates antes de ser parte del programa? Los niños ahora dicen “siento que me escuchan y que puedo argumentar”. Esto da cuenta que la educación pública en nuestro país requiere de enfoques multidisciplinarios que transformen la mentalidad y la cultura en las escuelas.
En materia de sostenibilidad, ¿cuáles son los desafíos de Natura para este año?
Se conoce mucho a Natura con respecto a lo de la Amazonia y en materia ambiental, pero últimamente también hemos trabajado mucho el ámbito social. Nuestro principal desafío es generar un movimiento que genera un impacto positivo al medio ambiente y a la educación para, movilizar junto a otros para generar un impacto positivo.
En particular, nosotros como Natura queremos que nuestras consultoras logren las tres “P”. En primer lugar, la Prosperidad, es decir, que logren generar ingreso adicionales que para ellas puede hacer la diferencia entre pagarse la universidad o pagar la leche de los niños. En segundo lugar, la Pertenencia, lo cual tiene relación con la manera en que las consultoras se vinculan con nuestros proyectos sociales. En tercer y último lugar, el Propósito, porque hay gente que quiere ayudar pero no sabe cómo. Siendo voluntario o vendiendo un tazón de “Creer para Ver” son algunas de las formas en que nuestras consultoras pueden cambiar el mundo a través de pequeñas acciones.