¿Qué impulso le quiere dar el nuevo gobierno al Consejo Estatal de Responsabilidad Social para el Desarrollo Sostenible, teniendo en consideración su desplazamiento desde el Ministerio de Relaciones Exteriores al Ministerio de Economía, Fomento y Turismo?
En primer lugar, debemos mencionar que lo que se había hecho en el gobierno anterior nos pareció una iniciativa muy atractiva, la cual ha servido de base para sentar el trabajo de las mesas temáticas que se han instalado en la nueva administración. Previamente se había avanzado en realizar un levantamiento de los principios generales de la responsabilidad social existentes, pero quedaban muchos aspectos pendientes sobre la construcción de una agenda concreta. Por lo tanto, el presente gobierno ha levantado Mesas de Trabajo que abordan temas sociales, económicos y ambientales, existiendo otra Mesa que tiene como finalidad realizar un diagnóstico de lo que hay actualmente en materia de Responsabilidad Social.
Lo que busca el presente gobierno es otorgar al Consejo un enfoque más ejecutivo y dinámico. Queremos mostrar resultados a tres años plazo de sus respectivos objetivos y actividades. Asimismo, existe una ambición de largo plazo: elaborar una política de Responsabilidad Social del Estado que trascienda a los próximos 20 o 30 años, la cual logre trascender a los futuros gobiernos. En vista de lo anterior, se ha estado trabajando mucho con los actores de las Mesas, elaborando documentos y propuestas que erijan una agenda de trabajo efectiva y con visión de futuro.
Por otra parte, una de las aspiraciones del Consejo es configurar un Capítulo Regional y tener un Consejo en la Octava Región del Biobío, lugar donde existe un tejido industrial bastante extenso en materia pesquera, maderera y forestal, entre otras áreas. Se ha presentado la oportunidad de trabajar con un grupo de empresarios que están muy abiertos y preocupados por los impactos que están generando, y para ello están viendo formas de reparar las externalidades negativas que sus actividades están causando en sus entornos sociales y ambientales. Hay terreno fértil para que hagamos una réplica de un Consejo Regional que podamos vincular al Consejo Nacional y hacer sinergias en terreno con ellos. El Intendente de la región está totalmente abierto y disponible para llevar a cabo un Proyecto Piloto y aplicar principios de Responsabilidad Social dentro de su propia repartición.
¿Se va a notar en algo el cambio de Relaciones Exteriores a Economía?
Yo creo que sí. Relaciones Exteriores hizo una gran labor en la materia, entendiendo que la Responsabilidad Social está influida transversalmente por las agendas internacionales. Existen múltiples instancias e instrumentos internacionales que abordan la materia y de los cuales Chile forma parte, tales como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), entre muchos otros. No obstante, ahora se ha establecido que es necesario darles una mirada local a todas los principios que enarbolan el cuerpo de la Responsabilidad Social. El desafío está en definir cómo estos principios se aplican en nuestro país, resultando necesaria la configuración de una carta de navegación propia al respecto.
Me gustaría destacar que hace poco estuve reunida con el señor Daniel Calleja, Director de la Dirección de Empresas de la Unión Europea. Uno de los temas que ellos están impulsando fuertemente es el de la Responsabilidad Social, Economía Social e Innovación Social, la misma combinación que se está asumiendo y abordando en la Subsecretaría de Economía. En la instancia me tocó exponer como principal oradora del Seminario CELAC-UE en torno a los avances que ha experimentado Chile respecto a otros países de la región, especialmente después de haber firmado el Párrafo 47 del Grupo de Amigos. Chile es el que está más avanzado con respecto a ese compromiso en comparación a otros países de la región, siendo referentes en aspectos como la constitución de un Consejo Público-Privado y la existencia de varias representaciones institucionales gremiales, involucrando la participación de la sociedad civil, el mundo académico, uniones sindicales y organismos internacionales, entre otros actores vitales para el debate en materia de Responsabilidad Social. Al mismo tiempo, el hecho de que estemos trabajando en la constitución de un Plan Nacional ya nos pone a una distancia amplia respecto a otros países de la región. Nos han pedido que seamos mentores de nuestros propios avances y hemos recibido solicitudes de apoyo de otros países, como Paraguay y Nicaragua, lo cual resulta sumamente gratificante.
¿Y cómo van a comunicar al público los avances del Consejo?
Estamos construyendo una Plataforma Web para que el Consejo tenga visibilidad en línea. Al ser la Subsecretaría la que está a cargo de la agenda digital del Ministerio de Economía, buscamos generar una vitrina efectiva al Consejo, donde cualquiera pueda ingresar, conocer sus integrantes y revisar sus avances. La idea es que en cuanto la Plataforma esté lista, se suban inmediatamente los documentos de trabajo. Esperamos que los primeros documentos sean los Planes de Trabajo de cada una de las Mesas de Trabajo, y luego, ojalá antes de diciembre, contar ya con un Plan de Política Nacional para que el Consejo sancione al respecto y podamos hacer una consulta pública mediante su digitalización.
En el mismo ámbito, cabe destacar que tenemos conversaciones con el Instituto Nacional de Normalización (INN) para subir una copia de las normas ISO 26000, que compraremos nosotros, con el fin de disponibilizar aquellos documentos a las empresas que quieran adoptarlas.
También tenemos la intención de elaborar algunos contenidos educativos sobre cómo hacer Responsabilidad Social. Tenemos presupuesto para hacer un Work Shop a fin de año, espacio donde queremos invitar a empresas para socializar el concepto de Responsabilidad Social, especialmente en aquellas que no están reportando sus actividades. Probablemente se lleve a cabo el lanzamiento de la Política Nacional en la misma instancia.
¿Qué opina usted sobre la obligatoriedad de la Responsabilidad Social en las empresas, tanto públicas como privadas?
Es muy difícil imponer la Responsabilidad Social. El marco normativo de nuestro país no está lo suficiente maduro para pedir ese tipo de exigencias, que van más allá de las exigencias legales.
¿Y en cuánto a ser obligatorio presentar Reportes de Sostenibilidad?
Yo creo que hay que avanzar con cautela, pensando en grupos de empresas determinados. Primero hay que partir por casa. Es importante que las empresas del Estado empiecen a reportar y ya hay varias que lo están haciendo. Hay ejemplos emblemáticos de reportabilidad como lo son Codelco o Metro. Lo ideal es que el 100% de las empresas reporten al cabo de 3 años iniciadas sus actividades.
En cuanto a empresas privadas, a mí me gustaría mucho ver avances en reportabilidad en las empresas que tranzan en la bolsa. Ahí hay un interés de fe pública para nada menor. Sus acciones tienen un impacto importante en la economía nacional, como las AFP, inversionistas, entre otros. Es importante tener una mirada que va más allá de los estados contables y financieros; una mirada en qué están haciendo en materia de Responsabilidad Social y presentar eso a los inversionistas. Estos últimos ya no quieren ver solo contabilidad, sino también el compromiso que se tiene con la sociedad. Hemos tenido reuniones con distintos agentes de la Bolsa, quienes están avanzando en la realización de un catastro de empresas que están empleando la Responsabilidad Social, como también en estrategias para invitar a sus asociados a constituir una alianza que consagre de forma ágil la práctica de la Responsabilidad social. Sin embargo, estamos lejos de hacerlo obligatorio.
¿Por qué es importante apostar por la Responsabilidad Social?
Porque yo creo que las empresas son el gran motor de nuestra economía. En tal condición, si los empresarios no son ciudadanos responsables con su entorno, la verdad es que nunca vamos a superar las brechas de desigualdad que tenemos en nuestro país. Estas tienen muchas dimensiones sensibles para la sociedad, como son los asuntos económicos, sociales, laborales, educativos, regionales y de género. En la medida que las empresas se miran entre sí y a sí mismas, hacen visibles cuáles son sus conductas y sus déficits, volviéndose ciudadanos más conscientes. Desde esta perspectiva, pienso que las empresas también tienen “espíritu”, tanto en sus accionistas como sus socios fundadores. Si uno les pregunta sobre acciones en materia de Responsabilidad Social, yo creo que todos los empresarios quieren hacer cosas buenas para con sus sociedades.
Por el tiempo que Corresponsables lleva en Chile y en América Latina, nos hemos dado cuenta que las grandes empresas tienen presupuesto, conocimiento y voluntad para desarrollar reportes y buenas prácticas, ¿pero cómo involucramos a las PYMES en esto, entendiendo que muchas veces no tienen tiempo, recursos o conocimiento, pero si la voluntad para ejecutar acciones en materia de Responsabilidad Social?
Yo tengo una teoría al respecto. Creo que las PYMES están mucho más cerca de sus comunidades, de su entorno, de sus proveedores, de sus clientes y de sus empleados. Tienen una relación mucho más cercana con ellos. Presentan muy buenas conductas que son socialmente responsables incluso sin saberlo, porque para ellos es natural tener una buena y estrecha relación con el proveedor, ya que de eso puede depender su propia subsistencia. Lo mismo ocurre con su comunidad o sus propios trabajadores. Con estos últimos se da una relación trascendental, ya que la subsistencia se expresa mucho más cuando son solo cuatro o cinco personas las que forman parte del staff de trabajo, en comparación a grandes corporaciones que por un tema estructural son más “deshumanizadas”. En este sentido, yo creo que las pequeñas empresas son ciudadanos bastante responsables.
Respondiendo a tu pregunta, el apoyo debería estar colocado en facilitarles la reportabilidad en sistemas simples. Hay que aspirar a que las PYMES reporten en COP o implemente ISO, lo cual es muy desafiante y costoso. Existen algunos ejemplos, pero para la gran mayoría es un tremendo esfuerzo.
Dentro de las PYMES hay todo un universo. Hay algunas que son más innovadoras y otras que operan bajo criterios más tradicionales. Por ejemplo, alguna PYME que se dedique al negocio de los taxis-colectivos pueden medir su huella de carbono y quizás hacer otra cosa más en materia de Responsabilidad Social. En cambio, con una PYME tecnológica, que puede ser una empresa B, existen muchas más posibilidades de ejercer acciones responsables debido a competencias más complejas. En el fondo, a cada uno según su “horma”.
En la medida que uno plantea que hay que ser un buen ciudadano corporativo y hay que fomentar y desarrollar las buenas conductas entre los empresarios de todo tamaño, ya sean grandes o pequeños, se va generando un efecto positivo en el medio organizacional y la sociedad.
Para terminar, ¿cómo va a ser la evolución del trabajo del Consejo, especialmente en cuanto a la colaboración con las asociaciones representativas del sector, por ejemplo Pacto Global, ProHumana, Vincular, Acción, entre otros, en la medida que no se solapen esfuerzos y se consoliden coordinaciones eficaces?
La idea central es que juntos somos más fuertes. El Consejo tiene una mirada muy colaborativa. Hay que entender que esto es un tema eminentemente social. La mayoría de las organizaciones que están en el Consejo son muy transversales, por lo tanto entienden muy bien el poder de la asociatividad. Individualmente cada empresa hará lo suyo y bajará los lineamientos según sus propios planes, pero esto es un Consejo asesor que tiene una mirada nacional. Las agendas de todas las organizaciones son totalmente complementarias y en el Consejo solamente nos potenciamos, vía el relieve de temas de interés a partir de las oportunidades y las propuestas de cada uno de los consejeros. No hay agendas divergentes al respecto.