Algo que las cifras corroboran. Si en un comienzo los viajes no superaban el centenar, en la actualidad se estarían efectuando cerca de 11.000 por día, transformando a este programa en una alternativa sustentable real de movilidad para la ciudad de Santiago.
Es por lo mismo, que el impacto de Bike Santiago en los stakeholders del banco es evidente, especialmente para la comunidad en general, pero también para clientes y colaboradores, quienes consideran un orgullo que la institución participe directamente en el desarrollo de este sistema de transporte.
El programa no sólo ha sido un éxito desde el punto de vista de uso diario, sino que también en su capacidad de inclusión y diversidad de usuarios. Cuando se implementó el servicio, el perfil de los usuarios era similar al de los clientes de Itaú. Sin embargo, actualmente solo el 5% de los casi 30.000 usuarios de Bike Santiago son clientes del banco.
Sumado a ello, el 40% se hace socio a través de la llamada cuenta vista, que marca un perfil de usuario con menor ingreso y que están orientados al sector poniente de la ciudad. Aspectos que dejan claro, que las bicicletas del programa también pueden ser usadas como una vía para ahorrar dinero respecto a otros medios de transporte.
Son estas mismas razones las que hacen pensar a Itaú que es posible transformar a Santiago en una ciudad de bicicletas. Por lo mismo, su compromiso para 2025 es triplicar la cantidad de bicicletas. Según cálculos actuales, para esa fecha el programa de Bike Santiago debería contar con 6.000 y una cantidad equivalente de estaciones. Incluso no se descarta expandir el mismo sistema a otras ciudades como Valparaíso y Viña o La Serena.
MÁS QUE SÓLO BICICLETAS
Pero no sólo Bike Santiago marca el compromiso de Itaú con la sustentabilidad. Otra de las contribuciones importantes a la sociedad es el programa de Fundación Itaú, que tiene un fuerte compromiso socio-educativo, en base al trabajo con los voluntarios del banco. Un ejemplo interesante es el programa “Semana Empresa”, que considera pre prácticas laborales para alumnos de liceos técnico-profesionales y ya cuenta con una trayectoria de 12 años y con socios, tales como Fé y Alegría, Educación 2020 y una serie de empresas que se han sumado a lo largo de los años.
A través de este programa el banco recibió en 2015 a más de 100 jóvenes de 3º Medio, quienes por dos semanas vivieron una experiencia laboral guiados por tutores voluntarios. Algo que ha rendido sus frutos, ya que se han estudiado y comprobado sus efectos positivos para la autoimagen, habilidades blandas y proyección laboral de los alumnos, además de fomentar la vinculación entre liceo y empresa y tener efectos positivos para la cultura organizacional y los voluntarios participantes.