Culpar de esto a las autoridades, a algunos grupos que se mueven al interior de la comunidad, o a otras externalidades sería un grave error. En primer lugar, son las propias empresas que deben hacerse cargo de sus impactos. La animadversión que hoy viven y el cuestionamiento permanente a su accionar, incluso al lucro, han sido alimentados por las malas prácticas que se han descubierto en diferentes rubros.
Colusión, coimas, corrupción, … son palabras que aparecen frecuentemente en los medios de comunicación y que han ido minando la imagen del empresariado, a veces por sus propios errores y malas prácticas, englobando a todos, incluso a quienes desarrollan sus negocios en forma adecuada y con grandes logros para el país. Este escenario no solo hace necesario que las empresas se vuelquen hacia una gestión sostenible de sus negocios, sino que se trata de un asunto urgente que está estrechamente relacionado con la posibilidad de mantener ciertos niveles de rentabilidad y con la continuidad de la empresa.
Los tiempos de creer que con dar empleo es suficiente ya quedaron atrás. Hoy las empresas deben ir mucho más allá, haciéndose cargo de los impactos que sus decisiones tienen en su entorno, anticipándose a los riesgos que pudieran afectar sus operaciones y buscando compatibilizar sus intereses económicos, sociales y ambientales. Los cuestionamientos hacia la actividad empresarial no podrán se revertidos con medidas superficiales o artificiales.
Esta situación solo podrá ser enfrentada con un convencimiento real al interior de las organizaciones respecto a la necesidad de gestionar el negocio de una forma diferente, actualizada y que asuma que “al otro lado del mesón” ya no hay solo un cliente sino toda una sociedad más informada y empoderada que sabe sus derechos y exige un comportamiento empresarial acorde con los nuevos tiempos.
Por ello, desde la Cámara Chilena de la Construcción estamos promoviendo que las empresas socias concreten acciones pertinentes para lograr un avance constante hacia una gestión sostenible que incluya:
- Principios orientadores basados en prácticas transparentes, éticas y leales, estableciendo procedimientos para que se apliquen en toda su gestión (Gobernanza).
- Políticas y procedimientos orientados al desarrollo y mejora en la calidad de vida de todos los colaboradores de la empresa, propiciando un mejor clima interno que necesariamente alimentará el compromiso de los empleados hacia la organización (Calidad de Vida Laboral).
- Políticas y procedimientos que le entreguen estabilidad y posibilidades de desarrollo a los proveedores en el largo lazo (Cadena de Valor).
- Políticas y procedimientos para asegurar el respeto y la transparencia hacia los clientes (Satisfacción del Cliente).
- Políticas y procedimientos que fomenten la vinculación con los públicos de interés y promuevan el cumplimiento del rol social de la empresa, minimizando las resistencias que pudieran generar sus operaciones (Aporte a la Comunidad).
- Las prácticas, políticas y el diseño e implementación de sistemas de gestión ambiental que aseguren el desempeño sustentable (Medio Ambiente).
En la Cámara Chilena de la Construcción estamos convencidos de que este es el camino que deben seguir las empresas y por eso estamos liderando una iniciativa muy ambiciosa que, estamos seguros, permitirá a las empresas socias de la CChC situarse como un referente a nivel nacional en el establecimiento de una gestión responsable de los negocios.