Después de años de espera, el Ministerio de Ambiente ha emitido un plan con medidas para controlar y erradicar a los hipopótamos en Colombia. Sin embargo, aunque el documento ha sido bien recibido por algunos académicos, también podría dificultar la caza de control y presenta lagunas en el componente social. Los científicos señalan que el verdadero desafío ahora es ponerlo en práctica.
Hace unos días, el Ministerio de Ambiente publicó la resolución 0774, que establece la hoja de ruta que deberán seguir las instituciones nacionales, departamentales, ONG y otros organismos para gestionar a los 169 hipopótamos en Colombia, según el censo más reciente de 2022.
El plan, que define cinco medidas para el manejo de esta especie, llega dos años y tres meses después de que el Minambiente, bajo la dirección de Carlos Eduardo Correa, declarara a los hipopótamos como una especie exótica invasora. “Aplaudo enormemente que se esté avanzando en este tema. Después de la declaración de especie invasora, este es el segundo paso más significativo”, comenta desde México la bióloga colombiana Nataly Castelblanco, quien ha estudiado la dispersión de estos animales, originalmente traídos en la década de los 80.
“Me parece positivo que estas iniciativas lleguen tras un análisis riguroso de la situación en los territorios afectados”, añade Sebastián Restrepo, director de la carrera de Ecología de la Universidad Javeriana, quien también ha investigado sobre la especie.
En la misma línea, la veterinaria Gina Paola Serna, que ha trabajado directamente con los hipopótamos en Antioquia (donde se encuentra la mayor concentración de estos animales en el país), destaca el trabajo del Ministerio de Ambiente. En abril de este año, la entidad convocó a una mesa de expertos interdisciplinarios, incluidos Serna y Castelblanco, para discutir los pasos a seguir con el plan ahora publicado.
Pese al reconocimiento de estos avances, algunos expertos consideran que el documento tiene vacíos que deben ser revisados antes de su implementación, fase en la que se prevé enfrentar múltiples desafíos.
A pesar de que solo cuatro hipopótamos llegaron a Puerto Triunfo (Antioquia) a principios de los años 80, traídos por el narcotraficante Pablo Escobar, hoy en día hay más de 200 distribuidos en siete grupos poblacionales que abarcan más de 40.000 kilómetros cuadrados. Incluso, se cree que han llegado a áreas tan lejanas como la Depresión Momposina, al norte de Doradal.
La expansión de los hipopótamos, según investigadores del Instituto Humboldt y el Instituto de Ciencias Naturales (ICN) de la Universidad Nacional, genera impactos significativos en la biodiversidad local y en los medios de vida de las comunidades. Entre los efectos ambientales, el documento señala que la interacción de los hipopótamos con especies nativas de flora y fauna resulta en competencia por recursos, desplazamientos, herbivoría, transmisión de enfermedades y contaminación por grandes cantidades de materia orgánica.
Si bien los científicos tienen claro el impacto ambiental de los hipopótamos, la percepción de las comunidades locales varía. El trabajo del Humboldt y el ICN encontró que las comunidades con más de tres décadas de convivencia con la especie muestran niveles de adaptación, mientras que aquellas con menos años de relación identifican riesgos y buscan mecanismos de interacción.
Considerando estos impactos, el plan del Ministerio, que recoge recomendaciones del Humboldt y el ICN de 2022, establece un grupo de medidas “para reducir el tamaño y área de extensión de la población invasora, hasta lograr su erradicación y disminuir los impactos negativos en la biodiversidad, los humanos y sus medios de subsistencia”.
Tres de estas acciones (caza de control, confinamiento y translocación) están dirigidas directamente a la población de hipopótamos, mientras que las dos restantes (alertas tempranas e intervención social) se enfocan en la población humana y sus medios de vida.
Mientras Restrepo, doctor en Estudios Ambientales y Rurales de la Universidad Javeriana, tiene dudas sobre las acciones del componente social, Castelblanco, doctora en Ecología y Desarrollo Sustentable en el Colegio de la Frontera Sur (México), expresa preocupación por las restricciones impuestas a la caza de control.
¿Contradicciones en el Plan de Manejo?
De las tres acciones dirigidas contra los hipopótamos en los siete núcleos poblacionales, solo una se repite para ser implementada a corto plazo: la caza de control. Esto se debe a que, según varios investigadores, es la medida más apropiada para controlar la población y dispersión de estos animales.
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