¿Cuál es el norte de la organización que ustedes dirigen en torno la sostenibilidad?
Somos expertos en los sistemas de producción y consumos sostenibles. Nos hemos ido identificando y diferenciando en el mercado cada vez más por entender los hábitos de consumo y los estilos de vida de las personas. Todo para que esto sirva como motor para que las organizaciones públicas, privadas o de la misma sociedad civil tomen decisiones en torno a volverse más sostenibles o más responsables en este caso, y el consumidor o el ciudadano como el principal motor.
¿Qué líneas de acción tienen?
La Academia de Sostenibilidad es un centro de pensamiento y acción, enfocado a la producción en consumo sostenible. Dentro de ese marco hemos ido enfocando básicamente en consultoría y formación. En consultoría ya vamos por el tercer proyecto de influencia aquí en el país con política publica, también hemos tenido consultorías más concretas para oportunidades puntuales, por ejemplo desde manejo de residuos, pasando por el aumento de la sensibilización en los colaboradores de la organización, frente a temas puntuales de la sostenibilidad. También consultoría dirigida netamente a ámbitos empresariales en el marco de la responsabilidad social empresarial como fortalecer alguna línea de acción de la organización, no solo en el concepto tradicional de la responsabilidad, si no como una estrategia completa de sostenibilidad.
La otra línea fuerte es de formación. Nosotros ofrecemos cursos virtuales, cursos pequeños y también tenemos diplomados en desarrollo empresarial sostenible. Llevamos el conocimiento que es uno de nuestros grandes principios democratizar el conocimiento de sostenibilidad a través de conferencias, talleres, capacitaciones, en organizaciones que nos contraten, entre otros.
¿Tienen algún programa que hayan desarrollado para una organización, del cual ustedes estén orgullosos o haya tenido especial relevancia en el país?
Desde el año pasado estamos ya finalizando un proyecto en el marco del Plan Nacional de Desarrollo 2014 – 2018 en nuestro país, apoyado por la formulación del Crecimiento Verde para Colombia. En nuestro plan de desarrollo, Crecimiento Verde es un pilar fundamental para asegurar la continuación de nuestro desarrollo sostenible. Por un lado, eso fue un trabajo bastante interesante, el sector público, privado y civil.
También estamos ya terminando, en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Naciones Unidas, desde la producción y consumo sostenible, “las compras”, pues son un frente de trabajo clave. Junto con el Ministerio de Ambiente de Desarrollo Sostenible en apoyo con la Agencia de Cooperación internacional alemana GIZ, estamos finalizando un manual de compras públicas sostenibles para el ministerio, que complementa lo que ya se ha adelantado.
Estamos muy felices porque nos encontramos a punto de arrancar de nuevo con el Ministerio de Ambiente y las Naciones Unidas un proyecto para primero analizar y luego reportar con mejores prácticas que eviten tener el desperdicio de alimentos aquí en Bogotá, en el sector de restaurantes. Primero estamos muy felices porque nos encanta el tema de alimentos, ya antes habíamos apoyado un trabajo de varios actores involucrado con el Instituto Mundial de Recursos, para un protocolo de medición de perdidas de desperdicio de alimentos. Y ahorita vamos a llevar a la práctica esto, con un caso muy puntual lo cual podría suceder durante todo este año.
¿Este programa está en piloto?
El último no ha arrancado, estamos en la fase de formulación aunque ya hemos tenido un diálogo con distintos actores del sector y estamos a la espera de la luz verde para iniciar. El primer paso sería un diagnóstico y luego proponer mejores prácticas, pero el diferencial ahí es entender los sistemas de consumo. Hay muchos sistemas de consumo para que un restaurante no desperdicie alimentos o no los pierda en el proceso de transformación, no hay tanto todavía para que el consumidor trabaje con el restaurante para reducir el desperdicio.
¿A qué nivel crees que se encuentre la sostenibilidad en el país?
El sentir general es que estamos bastante bien, en el sentido de un marco legal bastante amplio. En nuestro Ministerio de Ambiente hemos tenido un avance en distintos frentes. Por ejemplo, en el campo en que nosotros somos expertos de producción y consumo sostenible, el país está bastante bien en la región y en este caso hemos hecho avances, nuestra política de producción y consumo sostenible la tenemos desde el 2010.
Hemos avanzado significativamente, somos optimistas en que el país va bastante bien, de todos modos no desconocemos que si bien tenemos un fuerte marco legal todavía hay que fortalecer las instituciones y el diálogo. Nos hemos posicionado bastante bien siendo articuladores para poner el diálogo en distintas organizaciones, para que el conocimiento que crea una entidad pública pueda ser trasladado fácilmente a una organización privada, y sobre todo al ciudadano. En eso todavía hay muchos retos, como aterrizar y llevar al “ciudadano común” todo lo que ya está institucionalizado y ahí todavía considero que estamos en camino.
¿Qué recomendación le darías a las organizaciones para que puedan desarrollar buenas políticas y buenos programas y estrategias de sostenibilidad?
Básicamente hay dos iniciativas. Una es que trasciendan el concepto de responsabilidad social que se entiende hoy en día. La RSE se ha vuelto un requisito para entrar a un mercado y por eso debo cumplir una cantidad de parámetros para decir que soy “socialmente responsable”. Esta visión debe ser el resultado, no puede ser el objetivo de una organización si realmente se quiere trascender en el concepto de RSE.
En segundo lugar, hay que incluir todavía más a dos grupos de interés clave, primero los colaboradores internos y los clientes.